"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

El papa vuelve a cargar contra el matrimonio igualitario tachándolo de “amenaza a la familia”

El papa Francisco ha vuelto a mostrar su rostro más intransigente con la igualdad LGTB, aunque sin mencionarla expresamente. Ocurrió durante su visita a Filipinas la semana pasada, en el transcurso de la cual Bergoglio alertó de la “amenaza a la familia que según él supone la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo.

En la última etapa del viaje que también lo ha llevado a Sri Lanka, el pontífice ha visitado Filipinas, uno de los dos únicos países de mayoría católica de Asia (junto con Timor Oriental). En un encuentro con más de mil familias en Manila, el líder de la iglesia católica defendía que “la familia está amenazada por los crecientes esfuerzos por parte de algunos de redefinir la institución del matrimonio, por el relativismo, por la cultura de lo efímero, por una ausencia de apertura a la vida”.

Cada amenaza a la familia es una amenaza a la propia sociedad”, insistía Bergoglio, que achacaba estos supuestos peligros a “fuerzas poderosas que amenazan con desfigurar el plan de Dios para la creación”. Por si no quedaba suficientemente claro, un portavoz del Vaticano ha confirmado que el papa se refería con estas declaraciones al matrimonio entre personas del mismo sexo y al uso de métodos anticonceptivos, que volvió a condenar.

Filipinas, como la inmensa mayoría de los países de Asia, no reconoce ninguna unión entre personas del mismo sexo. Pero ello no impide que estas parejas  expresen su compromiso mutuo a través de emotivas ceremonias, como la que recogimos hace dos años. Tampoco impide a aquellas confesiones que sí incluyen en su liturgia el matrimonio entre personas del mismo sexo celebrar estas ceremonias, obviamente sin validez legal.

La actitud social hacia las personas LGTB es bastante positiva, si atendemos a los resultados de una encuesta que cifraba en un 73% el porcentaje de personas que consideraban la homosexualidad “aceptable”, un porcentaje similar al de Italia o Argentina. No obstante, según otro sondeo, tan solo el 14% de los católicos del país estarían a favor del matrimonio igualitario.

“No se puede tomar a broma la religión de los demás”

Volviendo al papa, más repercusión mediática han tenido sus palabras acerca del atentado cometido hace unos días en París contra la revista satírica Charlie Hebdo, en el que fueron brutalmente asesinadas doce personas. Después de tachar de “aberración” que se mate en nombre de una religión y manifestar su apoyo a la libertad religiosa y de expresión, Bergoglio añadía sin embargo que estos derechos deben ejercerse “sin ofender”.

En unas declaraciones que se podrían interpretar como comprensivas con las motivaciones de los terroristas, el pontífice afirmaba que si uno de sus colaboradores (que se encontraba junto a él en ese momento) “dijera un insulto contra mi madre, puede esperar un puñetazo”. “Es normal”, añadía el papa, “no se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás, no se puede tomar a broma la religión de los demás”.

Cambio en las formas, pervivencia del fondo

Por lo que respecta a la realidad LGTB, se trata de la segunda vez en menos de dos meses que el papa decepciona a mucha gente, especialmente a los que esperaban un cambio en profundidad y no solo en las formas a la hora de abordar la homosexualidad. Como ocurriera tras unas declaraciones similares contra el matrimonio igualitario en noviembre del año pasado, vuelve a quedar de manifiesto la debilidad del tan proclamado proceso de flexibilización del rigorismo moral católico encabezado por Francisco.

Así, convive en la comunicación del papa un doble discurso, que depende de la audiencia a la que se dirija: pero frente a declaraciones inclusivas como mencionar la homoparentalidad al referirse a la necesidad de abrirse a nuevas realidades o mostrarse abierto a aceptar las uniones civiles, a la hora de la verdad parece que la ortodoxia en materia de homosexualidad se impone. Así quedó también de manifiesto en el documento final del reciente Sínodo de la Familia, que había generado unas expectativas que se tornaron finalmente en decepción (y que los trabajos preparatorios de la que será su segunda parte tampoco parecen confirmar).

Comentarios
  1. Oscar
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