La Cámara de Diputados de Chile aprueba el proyecto de ley de uniones civiles abierto a parejas del mismo sexo
La Cámara de Diputados de Chile ha aprobado, por 86 votos a favor, 23 en contra y 2 abstenciones, el proyecto de ley de uniones civiles, abierto a parejas del mismo y de distinto sexo, que reconoce a estas una parte importante de los derechos de los que disfrutan las parejas casadas (en materia patrimonial, de seguridad social, de herencia o de reconocimiento del estado civil) y que contempla también la posibilidad de mantener la custodia de los hijos biológicos de la pareja en caso de fallecimiento. El Pacto de Unión Civil -nombre que definitivamente recibirá la institución, en sustitución del que hasta ahora se había manejado, Acuerdo de Vida en Pareja- queda ya solo pendiente de un último trámite en el Senado, cuya superación se da por segura, y quedará listo para ser promulgado.
De hecho, la comunidad LGTB chilena celebra ya la aprobación del proyecto: el visto bueno de la Cámara de Diputados era en realidad el último escollo que quedaba por superar. El pleno del Senado de Chile ya le dio su visto bueno en octubre. Se trata de un proyecto, recordemos, cuya tramitación se viene arrastrando desde la legislatura anterior (fue una promesa del expresidente Sebastián Piñera) y sobre el que después de las elecciones de noviembre de 2013, que renovaron tanto la Presidencia como el Congreso, existía el compromiso de finalizar con carácter de urgencia. Aún así el proceso ha sufrido considerables retrasos, pero finalmente Senado y Cámara de Diputados han acabado por aprobarlo tras un trámite parlamentario especialmente laborioso, en el que no han faltado bochornosas escenas de violencia protagonizadas por el homófobo pastor evangélico Javier Soto.
El texto ha recibido finalmente numerosas mejoras respecto al proyecto inicial. La unión deberá contraerse en el Registro Civil, no en una notaría privada, como se planteaba inicialmente. La pareja tendrá un nuevo estado civil (el de «conviviente civil») y se establece un parentesco por afinidad con los parientes de la pareja que contraiga la unión. En caso de fallecimiento de una de las personas, el monto de la herencia será igual al que actualmente reciben los cónyuges de un matrimonio. Por lo que se refiere a la custodia de los hijos, se igualan las oportunidades de uno de los convivientes y de los parientes consanguíneos para conservarla en caso de fallecimiento de los progenitores biológicos (la decisión la deberá tomar un juez en función de criterios como el vínculo afectivo, la opinión de los hijos y la contribución a la crianza).
«Chile ha dado un salto de crecimiento moral y ético, pues está afirmando que no puede haber familias de primera y segunda categoría. Nuestro estado está reconociendo la gran diversidad de familias y parejas existentes en el país que no quieren o no pueden contraer matrimonio, pero que si confían en el Pacto de Unión Civil», ha expresado el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual de Chile (MOVILH). “Este día, este momento, lo dedicamos a las familias homoparentales que han sufrido el peso histórico de la incomprensión y los prejuicios. Poco tiempo atrás fueran consideradas enfermas por las ciencias y delincuentes por nuestro Estado, mientras las religiones las sigue considerando antinaturales. Pese a esto, estas familias nunca dejaron de entregarse amor. Un amor que las fortaleció. Hoy será el turno del Estado de fortalecerlas y protegerlas en igualdad de condiciones”, ha añadido.
El portavoz del gobierno chileno, Álvaro Elizalde, se ha mostrado por su parte muy satisfecho por lo que considera expresión de «una mayoría categórica y transversal que ha aprobado esta iniciativa que da protección y reconocimiento jurídico a las familias que conviven sin estar casadas”. “Es una buena señal del Chile de todos, un país donde no se discrimina y se reconoce los distintos tipos de familia, a través de esta regulación que da reconocimiento y protección jurídica a las distintas formas de convivencia que existen, sean o no del mismo sexo”, añadía.
La lucha por el matrimonio igualitario continuará
La aprobación del Pacto de Unión Civil no supone que los activistas LGTB chilenos abandonen la lucha por el matrimonio igualitario, que la presidenta Michelle Bachelet prometió promover en campaña (“Matrimonio igualitario: convocaremos a un debate abierto, con participación amplia para la elaboración y posterior envío de un proyecto de ley en esta materia”, decía literalmente su programa).
Ya en diciembre daba sus primeros pasos una iniciativa parlamentaria coordinada por diputados de la Nueva Mayoría (la amplia coalición de fuerzas políticas que sustenta al gobierno de Michelle Bachelet) con los movimientos LGTB, y muy singularmente con el MOVILH. Ello no asegura el éxito: no son pocos los integrantes del bloque que apoya a Bachelet que en el pasado han mostrado su oposición a una ley de matrimonio igualitario (es el caso del propio presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, pero su caso no es el único). El proceso será sin duda complicado.
Todo este movimiento se da además en paralelo a la demanda contra Chile presentada en 2012 por el MOVILH ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por denegación del derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, de la que informamos en su momento, y que es una patata caliente en manos del actual gobierno.