Lara y Raquel
Hoy traemos a estos desayunos dos libros de una nueva editorial (La calle) que ha publicado ya una serie de libros que podéis consultar en su web. Los dos primeros ejemplares que nos han llegado corresponden a las nuevas novelas de dos escritoras que ustedes ya conocen (una más, a la otra quizá menos) y que además han sido mamás recientemente.
Empezamos con Las andanzas de Lara, de Raquel García Íñiguez, que ha encontrado un personaje (Lara) que entendemos que le va a dar mucho de sí. La novela es muy divertida y con la suficiente cantidad de escenas de sexo, acción y amor como para que la dosis de ninguno de estos ingredientes resulte excesiva. El libro consta de escenas independientes (se podría leer casi como un libro de relatos, o como una serie de televisión en la que perderse alguno de los capítulos no supone abandonar el siguiente): la vuelta a la residencia, un flash back del verano en Tenerife (que tendrá su culminación en el episodio final), una turbia y divertida historia con una mujer llamada Gregoria…
Lara estudia Medicina y está en una residencia universitaria de chicas en Madrid. Un buen principio desde luego: chicas, juventud, mucho tiempo libre y noches muy largas. Si hay que elegir una historia (no se trata de eso, pero uno siempre tiene un capítulo de Friends favorito), me quedo con la de Gregoria (Goya), amante del bondage y del SM, un personaje tan fascinante y tan bien construido que uno desearía un spin off urgente.
“Exnovias con manía persecutoria, góticas amantes del bondage y otras artes del BDSM, examantes famosas, amigas heteroconfusas que se pierden en una isla remota, nuevos amores personificados… nada de lo que había imaginado, y quizás, todo lo que sabía que ocurriría.
Soy Lara Ertxaniz, y estas son mis andanzas.”
El libro rojo de Raquel, de Mónica Martín (que creo que es la escritora que más veces ha desayunado con nosotros), es otra cosa. Martín ha demostrado ya con creces sus habilidades con la lengua y su capacidad para crear personajes multidimensionales. Pero en su nueva novela añade, además, una estructura compleja, algo que solo los escritores de oficio saben hacer bien. Y no por compleja resulta menos asequible, y eso, desde luego, no es fácil.
Tres personajes (Raquel, una mensajera de esas que se recorren la ciudad en moto, Marta, bailarina convertida en stripper y Tony, uno chico complejísimo con una bipolaridad mal diagnosticada), tres historias que transcurren en paralelo y que confluyen en la apoteosis final (Cassandra: la que anunció la caída de Troya). Y efectivamente, arde Troya y arde todo. Son más de 400 páginas pero yo les diría que son tres libros (o cuatro) en uno. Y que no resulta difícil de leer. Lo que resulta difícil es abandonarlo.
Por cierto: no solo hay sexo lésbico. Hay de todo. Como en botica.
“Que, en realidad, se hubiera apagado el sol y Marta y yo hubiéramos muerto abrazados esa noche en el parque a merced de los vientos polares que asolarían la tierra”.