Kate Brown, de Oregón, primera gobernadora abiertamente bisexual en la historia de los Estados Unidos
Kate Brown se convirtió el pasado miércoles en la primera gobernadora abiertamente bisexual de la historia de Estados Unidos al jurar el cargo en el estado de Oregón, tras la renuncia de su antecesor por un posible caso de corrupción. “Es hora de regresar al trabajo. Es hora de sacar adelante Oregón«, señaló la nueva gobernadora, miembro del Partido Demócrata, en su discurso de investidura.
En ese mismo discurso, Kate Brown apuntó que los últimos meses habían sido “complicados” y que los ciudadanos de Oregón “tenían razones para poner en duda su confianza en el gobierno” desde que en octubre del pasado año comenzaran a circular las primeras informaciones que apuntaban hacia un presunto caso de tráfico de influencias. La nueva gobernadora de Oregón sucede en el cargo al demócrata John Kitzhaber, de 67 años, obligado a dimitir como consecuencia del escándalo tras doce años en el cargo y después de haber resultado reelegido en las elecciones celebradas el pasado 4 de noviembre.
Desde el año 2008, Kate Brown ejercía como secretaria de Estado de Oregón. En mayo de ese año consiguió ganar la elección para la nominación demócrata a la Secretaría del Estado y en noviembre lograba imponerse al candidato republicano. Ya entonces se convertía en la primera política abiertamente bisexual en ganar un cargo de elección popular en el nivel estatal. fue reelegida en 2012.
La carrera política de Brown está vinculada a Oregón desde principios de los años noventa. Antes, había trabajado como abogada de familia. Durante ese tiempo, y según cuenta, pasó bastante miedo, pues temía que sus empleados pudieran dejar de trabajar para ella si descubrían que estaba saliendo con una mujer. “Caminaba sobre cáscaras de huevo todo el tiempo […] Como si no pudiera ser quien soy, sin ser libre para ser una misma. Te sientes como si te cortaran las piernas o los brazos. Te sientes como si no pudieras ser una persona completa”, confesaba Brown en Breaking Through, un documental sobre políticos LGTB.
“Creo que fue cuando era una treintañera cuando me di cuenta de qué soy”, añadía. Brown reconocía no obstante que su salida del armario fue forzada por el diario The Oregonian, lo que la obligó a “enfrentarme a lo inevitable”. «Recibí una llamada la noche anterior y me dijeron ‘vamos a publicar que eres bisexual en un artículo’. Así que definitivamente sí fue una salida del armario obligada«, recuerda Brown en el citado documental.
Brown, casada con su marido Dan Little desde 1997, confiesa que una de las razones por las que le resultó complicado salir del armario como bisexual era la falta de referentes positivos que le ayudasen a dar el siempre difícil paso. Cuando finalmente lo hizo, sus padres le dijeron que habría sido “mucho más fácil” para ellos que su hija fuese lesbiana y algunos de sus amigos gais comenzaron a llamarle “medio marica”. Y es que la bisexualidad sigue siendo una orientación públicamente invisibilizada, aún hoy.
Solo un precedente en la historia de Estados Unidos
Kate Brown, de 54 años, es el único gobernador abiertamente LGTB de un estado de Estados Unidos, y el segundo en la historia de este país. El único precedente es el de James McGreevey, exgobernador de Nueva Jersey, que en 2004 anunció su condición homosexual poco antes de dimitir. Brown sí es la primera que accede al cargo siendo una persona LGTB visible.
Denis Dison, vicepresidente ejecutivo de Gay & Lesbian Victory Fund, organización que da soporte a candidatos abiertamente LGTB que no defiendan políticas homófobas -con independencia de su partido-, ha asegurado que se sienten “extremadamente orgullosos” de que Brown sea “la primera ciudadana estadounidense abiertamente bisexual que accede a ser gobernadora de un estado».
Con todos mis respetos pero una cosa es la corrección política y otra perder los papeles.
Esta señora lleva décadas casada con un hombre, si en su juventud tuvo algunos escarceos con mujeres me parece muy respetable que lo utilice para autodefinirse como bisexual pero en ningún caso puede considerarse como parte de la comunidad ni gay ni lgtb, esta señora es a todos los efectos una persona heterosexual aunque su «alma» sea bisexual. Ella, por ej, no va a sufrir homofobia ni va a tener nuestras mismas experiencias vitales, en ningún caso se la puede considerar parte de la Comunidad lgtb o queer. Ella es parte del mundo heteronormativo, así que no se haga la interesante.
Elk, entonces ¿una persona bisexual no puede casarse nunca?. Si una mujer bisexual se casa con un hombre, es hetero y por lo tanto «no es de los nuestros» y «es el enemigo porque no se define». Si se casa con una mujer, es lesbiana, no bisexual. ¿Debería, como buena bisexual (y esto lo digo con cierto sarcasmo)follárse a todo lo que camine a dos patas y así demostrar que es una bisexual legítima en toda regla (y así de paso seguir alimentando el tópico de que los bi son puter@s por naturaleza)?.
Bruane, querid@ te has marcado un Belén Estebán (ataque visceral sin razonar). Yo no he dicho nada de lo que me recriminas.
Sólo he dicho que yo, como miembro de la Comunidad Lgtb o Queer, no entiendo por qué tenemos que celebrar los logros personales de esta señora como si constituyese un avance para los que somos personas queer, que si por algo nos distinguimos es por ser aquellos que nos salimos del estereotipo heteronormativo en cuestiones de género y/o orientación sexual. O sea, a mí no me representa, me da igual que sea bisexual (y lo mismo vale para los homosexuales que, voluntariamente, llevan una vida hetero, por ej., por cuestiones religiosas) porque su vida es heterosexual (en lo personal, familiar, social y cultural) y es a ese colectivo al que representa.
Querido amig@, en la Comunidad Queer (o Lgtb) no tenemos el monopolio de la pluralidad sexual (género/orientación) y hay mucha gente que lleva, voluntaria y felizmente, una vida heteronormativa aunque no sean heterosexuales-monosexuales y constituyen todos ellos un grupo con sus propios intereses, objetivos y experiencias vitales. Otra cosa es que no reconozcan ni respeten esa pluralidad y tengan una tendencia homogeneizante, pero eso es algo que ellos tendrán que trabajar desde dentro, para lograr que su Comunidad, la heterosexual, les acepte como son: personas no monosexuales y, en otros casos, no cisgénero.
Pero de lo que sí estoy seguro es de que esta señora no me representa, así que no intentes hacerme comulgar con ruedas de molino. No nos podemos quedar en la anécdota, las cosas son más complejas y hay que saber aprehenderlas. Un grupo social no lo forma exclusivamente una orientación sexual sino algo más, y ese «algo más» (o mucho más) no concurre en este caso.
Saludos. Y bendiciones 😉
Yo creo que al fin y al cabo lo que cuenta es poder decidir líbremente de quien enamorarte, de un hombre o una mujer o ambos y que al resto del mundo le importe un pito. Creo que esa es la principal baza de los colectivos LGBT, porque a partir de ese punto de normalización es cuando se nos van a reconocer nuestros derechos. Y me da la impresion de que tus comentarios rezuman resentimiento contra los heterosexuales.
#Bruane,
Me parece bastante desafortunado que pases a las descalificaciones personales cuando no encuentras argumentos. Para mí es sólo una discusión conceptual o intelectual, en general, y no una cuestión de fobias o animadversiones como tú interpretas.
Por otro lado, entiendo que haya gente que en estos temas reniegue de las “etiquetas”, por los motivos que sean, pero si se utilizan etiquetas o, más bien habría que decir, “conceptos” hay que hacerlo con propiedad.
Y en este caso me ratifico en lo expresado, las personas LGTB son aquellas que NO encajan en el mundo heteronormativo por su orientación sexual o su identidad de género, eso es algo indiscutible.
Y todo aquel bisexual u homosexual (monosexual) que se ciñe a una vida heteronormativa no es parte de la Comunidad LGTB o Queer, ni puede representarla, sino que es parte de, y representa a, la Comunidad heterosexual.
Una persona no puede ser miembro de ambas comunidades a la vez y desde luego, una persona con una vida heteronormativa no es, en absoluto, miembro de la Comunidad LGTB, eso sería un oxímoron ridículo.
Lo que ocurre es que algunos hablan de «la comunidad lgtbq» y parecen erigirse en sumos pontífices de la misma. Definen quién está dentro y fuera.
Yo no sé, pero esta señora dice que es bisexual. Y yo suelo creerme lo que dice la gente.
Si luego se la admite en un club «lgtbq», definido por no-se-sabe-bien-quiénes, es otro asunto. Y me interesa poco.
A mí me interesan los derechos y la igualdad. Que alguien diga públicamente que es bisexual ahonda en la igualdad. Lo otro, las comunidades y sus criterios para pertenecer o no a ellas, se lo dejo a quien esté interesado.
Lamentablemente, la epistemofobia y el relativismo están socavando esta sociedad. Por mi parte, doy por finalizada la cuestión.