Represalias contra el club de las dos lesbianas que se besaron en el avión donde viajaba el político homófobo ruso Vitaly Milonov
Las dueñas del local de ambiente lésbico de San Petersburgo Infinity están siendo acosadas por sus vecinos y la Policía, tras publicar en las redes sociales unas fotografías en las que aparecían besándose en un avión, delante del político y conocido activista homófobo Vitaly Milonov. Las denuncias de que permiten la entrada a menores en el local y de que se dedican al tráfico de drogas son continuas, aunque no se sustenten en ninguna prueba material. La intención inequívoca es que se aplique la vigente ley contra la supuesta “propaganda homosexual” a menores, que conllevaría fuertes multas y el cierre del club y sus redes sociales.
Las amenazas del homófobo ruso Vitaly Milonov, miembro de la Asamblea Legislativa de San Petersburgo, se están cumpliendo. Su afán de venganza contra las dos valientes lesbianas que se tomaron varios selfies besándose en el mismo avión en el que él viajaba se está materializando en un incesante acoso vecinal y policial al club Infinity, que ambas regentan en San Petersburgo.
Según denuncia Vitaly Cherkasov, abogado del grupo de defensa de los derechos humanos Agora, la Policía ha practicado una redada en Infinity en respuesta a más de 100 denuncias presentadas por residentes del vecindario, que denuncian la presencia de menores y tráfico de drogas. El gerente del club y el administrador de sus redes sociales han sido convocados para ser interrogados.
Tan solo dos días después de que se tomaran las famosas fotografías, un grupo homófobo radicado en Moscú denunció al club Infinity ante la Fiscalía, la Policía, la agencia de vigilancia de medios de comunicación y la agencia federal antidrogas. Pedían tanto el cierre del local como de sus redes sociales, acusándoles de permitir la entrada a menores y de traficar con estupefacientes.
“Moscú no es Sodoma ni San Petersburgo es Gomorra”
El grupo se denomina “Moscú no es Sodoma ni San Petersburgo es Gomorra”, y alega, por ejemplo, que en la página de Infinity en Vkontakte (la red social mayoritaria en Rusia, semejante a Facebook) hay registrados 524 menores de edad. Acusación difícil de demostrar, ya que el acceso a la página en cuestión está restringido a socios. Es evidente que su intención es que se aplique la vigente ley que prohíbe la “propaganda homosexual” a menores. Por ello, en su denuncia no dudan en afirmar, sin pruebas, que “tenemos todas las razones para creer que las actividades de promoción llevadas a cabo en el club de lesbianas Infinity representan una seria amenaza para la salud física y mental de los menores que logran entrar en el establecimiento».
Las dueñas del local tienen el total convencimiento de que todas estas denuncias, y la actuación policial subsiguiente, están ligadas al propio Vitaly Milonov, que en su día, tras la difusión de las fotografías, ya se jactó de que “igual sigo con la broma cerrándoles su club gay en San Petersburgo, o prohibiéndoles reunirse en lugares públicos, eso es también divertido”.
Por si quedara alguna duda al respecto, el grupo homófobo aclara que ha centrado su interés en el club Infinity debido a que ”fue precisamente el personal de esta discoteca el que fue protagonista de una provocación hace unos días. Ante los ojos de todo el mundo, a bordo de un vuelo de Moscú a San Petersburgo, demostraron sus inclinaciones perversas, causando un escándalo en Internet”.
Cada vez hay menos diferencias entre Rusia y la Alemania nazi. Y no lo digo por decir. En Berlín tu pirteea o tu vecino te denunciaban y al día siguiente te hacían una «visita». Los judíos ao principio también twnian gestos de valentía como el de estas chicas porque no se imaginaban que su propio país, sus vecinos iban a llegar al punto que llegaron.