Viajes alocados

La semana pasada tuve el honor de presentar (junto con Lola Robles y el autor) en La Casa del Libro de la calle Fuencarral, la nueva novela de Didí Escobart, que lleva más de 20 años en los escenarios haciéndonos reír y que ha publicado ya cinco libros, a cual más desternillante.

El Clan de la Mariquita Cavernaria, que así se llama, es una precuela de un relato que Escobart escribió para un recopilatorio de relatos LGTB históricos. En el libro, publicado por Stonewall, se recoge además el relato reescrito, en un ejercicio bastante postmoderno que quizá implique también la reescritura de la precuela en un futuro. En cualquier caso la novela cuenta la historia de dos clanes prehistóricos que se encuentran y de cuya mezcla que surgirá un nuevo clan (el de la Mariquita del título). Multitud de personas y de situaciones cómicas (con un humor sobre todo basado en el anacronismo y los juegos con el lenguaje, en los que el escritor es un experto) se cruzan en esta novela prehistórica con más verdad que muchas de las novelas históricas de algunos insignes autores. Porque mariconismo (con otros nombres) ha habido siempre, pero nunca nos lo cuentan.

Pero además de la risa, mucha reivindicación: parejas de lesbianas que adoptan niñas abandonadas, travestismo y transexualidad, muchachos gays que se enamoran, menores LGTB… y mariquitas malas. De las que siempre ha habido. Se incluyen en plan extra un montón de “escenas eliminadas”. Lo que oyen. Leer para creer.
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Hemos leído también un relato corto de Gabriel Dávila, Viaje a Brasil. Si esto de la crisis va a aportar algo bueno a nuestra cultura es la apertura de mentes jóvenes, de los que se ven obligados a viajar, (y que luego vuelvan y nos lo cuenten). No es este caso, o no del todo, puesto que es un viaje de placer. Pero da la sensación de que Brasil quizá se convierta en una opción de vida tras ese viaje lleno de oportunidades profesionales, sexuales y amorosas.

“Que esta gentuza se vaya, que se marche, que nos dejen en paz, que pidan perdón; por carecer de honradez, de dignidad, de buena fe, de honestidad, de un mínimo de valores, de aptitud para ejercer el cargo público.”
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Y una frikada de Eytan Fox que habíamos pasado por alto, pese a ser uno de los directores preferidos de esta sección, es Cupcakes (Israel, 2013), una comedia romántica y alocada que se centra alrededor de un festival de canciones mundial súper horripilante en el que cada país muestra ante el mundo sus vergüenzas más inconfesables y luego se vota y…. en fin ¿se imaginan? Un grupo de amigos que se reúnen cada año para ver Universong están indignados por la representación de Israel y deciden montar un grupo para ganar el año siguiente.

Mucho más cerca del universo Almodóvar que de otra cosa, las conexiones con los países en la votación final son absolutamente delirantes y deliciosas. Y sale Lior Ashkenazi, uno de los hombres más guapos del mundo mundial. Para pasar el rato, sin más, pero con sonrisa en la cara.

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