Continúa la sangría: el Estado Islámico degüella a cuatro jóvenes acusados de homosexualidad
El autoproclamado Estado Islámico continúa con su política de extensión del horror. Una vez más, son los homosexuales el objeto de su sádica propaganda. Cuatro muchachos, de entre veinte y treinta años de edad, han sido degollados este lunes en público en Mosul, ciudad iraquí en manos de los islamistas, acusados supuestamente de practicar la homosexualidad. Su muerte se suma a la que ya es una larga lista de asesinados por esta razón.
Los cuatro jóvenes fueron ejecutados de forma tan espantosa en público, mientras que sus verdugos coreaban lemas religiosos. Aunque circulan por la red algunas fotografías del momento, no las insertaremos: los que hacemos dosmanzanas hemos decidido que no contribuiremos más a este tipo de propaganda visual, al entender además que poco aporta al relato del horror.
El asesinato de estos cuatro chicos se suma al de otro joven arrojado al vacío desde lo más alto de un edificio en Raqqa (Siria), que recogíamos hace pocos días. Pero ya son múltiples los reportes de ejecuciones por esta causa. En noviembre nos hacíamos eco de la muerte por lapidación de dos hombres en la provincia siria de Deir ez-Zor. En diciembre se difundían fotografías que mostraban el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio y luego lapidado. En enero, otros dos hombres acusados de ser homosexuales eran asesinados por el mismo método en Mosul, la misma ciudad del norte de Irak en la que los cuatro chicos han sido degollados. Pocos días después otro hombre, de alrededor de unos cincuenta años, era arrojado también al vacío en Tal Abyad (Siria), siendo después lapidado al sobrevivir a la caída.
Resulta prácticamente imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata verdaderamente de homosexuales o de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos. Organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Un ejercicio que resulta difícil, sin embargo, ante ejercicios tan espantosos de propaganda.
Un infierno para la comunidad LGTB
No nos cansaremos de repetirlo: la consolidación del Estado Islámico supone la imposición de un régimen de terror en el que la comunidad LGTB es una de las grandes perdedoras. Siria e Irak, que fueron en el pasado estados de tradición laica (vinculada al baazismo gobernante) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un auténtico infierno. En Irak, la homosexualidad fue legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigar las relaciones homosexuales con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte (aunque la legislación no llegó a ser aplicada). “Entonces teníamos clubes nocturnos, bares, áreas de encuentro y una red de asambleas sociales”, explicaban en su momento desde la organización Iraqi LGBT. De hecho, durante los años 80 y primeros 90, la vida nocturna de los homosexuales en Bagdad atraía a visitantes de países vecinos, como Kuwait o Arabia Saudí.
Tras la invasión, la situación legal de la homosexualidad se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron (especialmente en el área de mayoría chií) facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.
En el caso del área suní, la situación de profundo descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, terminó por cristalizar en el surgimiento del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante del territorio sirio. Y es que en Siria la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales (y de la que ya en 2013 conocíamos sus terribles consecuencias para los homosexuales sirios) ha confluido finalmente en ese mismo fenómeno.
Madre mía…Son virus, se expande rápido y violentísimos. Hay que hacer algo. Además van a por las minorías y los débiles y encima lo suben a la Red..
La religión mata.
Es increíble el daño que ha hecho, hace y seguirá haciendo la religión a la raza humana. Lo único que me contenta es que dentro de unos siglos los seres humanos, si queda alguno en pie, mirarán hacia atrás y se reirán de las gilipolleces que hacían los ciudadanos de nuestra época por esos seres invisibles que reinaban sus vidas, igual que nosotros lo hacemos de las civilizaciones antiguas.