El Senado de Australia pide que se otorgue libertad de voto sobre el matrimonio igualitario
El Senado de Australia (la cámara alta de su Parlamento) ha aprobado una moción de los Verdes que insta al Gobierno de Tony Abbott a que permita a sus correligionarios votar en conciencia sobre el futuro proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, sin que ello suponga ninguna sanción. La libertad de voto es, en la práctica, el último escollo para que el país oceánico instaure por fin la igualdad matrimonial.
El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de lejos. Antes de las elecciones de septiembre de 2013 fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista -en teoría mayoritarios- trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que en su congreso nacional de 2011 el partido lo incorporaba a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas tuvieran libertad de voto, política que hasta ahora el partido no ha modificado. Una libertad que el liberal Tony Abbott negó entonces a los suyos, obligándolos a acatar la disciplina de partido contraria a la igualdad, y que desembocó en el fracaso de la iniciativa.
La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal al mismo. Pero la sustitución de Gillard no fue suficiente para evitar la derrota laborista, y tras las elecciones Tony Abbott se convertía en primer ministro. Abbott es un católico conservador opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana. Su victoria alejó las expectativas de aprobación a corto plazo, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia.
El verano pasado, el senador demócrata liberal David Leyonhjelm anunciaba sus intenciones de presentar un proyecto de ley de matrimonio igualitario, al considerar que “no hay lugar en Australia para ciudadanos de segunda clase” e hizo un llamamiento a los que llamó “verdaderos liberales” a dar su apoyo al proyecto. El senador insistía entonces en que solo lo presentaría cuando tuviera la seguridad de que el Partido Liberal permitirá votar en conciencia. Por ello, a pesar de que medios australianos daban por prácticamente seguro que Leyonhjelm presentaría la iniciativa en otoño, el senador se contuvo tras escuchar a los partidarios del matrimonio igualitario, que le pidieron esperar al momento idóneo para no perder otra votación. “Políticos de ambos lados me han sugerido que el momento no es el óptimo, y si quiero ganar, en lugar de hacer algo meramente simbólico, necesito esperar. No me interesa el simbolismo”, remachaba Leyonhjelm en octubre del año pasado, “quiero ganar”. “Será una cuestión de semanas o meses, no años”, adelantaba además.
Y así fue: el pasado 26 de noviembre, el senador presentaba un proyecto de ley para garantizar el derecho al matrimonio de todos los australianos “con independencia del sexo, orientación sexual e identidad de género”. Leyonhjelm revelaba que el primer ministro Tony Abbott le había pedido que no presentara la iniciativa, porque causaría más división en un Gobierno con muchos frentes abiertos. Según el senador, sin embargo, la intención del líder del Ejecutivo era retrasar indefinidamente la medida para no tener que permitir a sus diputados votar libremente. Es por ello que decidió iniciar la tramitación y someterla al debate del Pleno en cuanto se asegure de que cuenta con votos suficientes para ser aprobada.
Ya entonces, los Verdes, que defienden la medida, exigieron al partido liberal-conservador de Abbott que permitiera a sus miembros el voto en conciencia sin represalias. Una reclamación que esta semana, ante la falta de respuesta del primer ministro, han elevado a petición parlamentaria. El Senado ha aprobado la moción de Sarah Hanson-Young para que caiga la que probablemente sea la última barrera al matrimonio igualitario en Australia. La moción ha sido aprobada con el voto en contra del partido de Abbott, en cuyas manos está ahora la decisión. Hanson-Young ha hecho un llamamiento a la bancada liberal para que su líder “se ponga al día” con la opinión pública australiana, que según todas las encuestas apoya el matrimonio igualitario de forma mayoritaria.
Voto en conciencia de los dos grandes partidos
En este momento no es posible asegurar un resultado, pero todo apunta a que si a los liberales se les permite votar en conciencia una parte significativa de ellos apoyará el matrimonio igualitario. Junto al voto de la que en buena lógica debería ser la mayoría de los laboristas (y de los Verdes, que tienen solo un voto en la Cámara de Representantes pero disponen de 10 escaños en un Senado de 76 miembros) debería bastar para inclinar la balanza.
Hay que tener además en cuenta que desde septiembre de 2012, última vez que se votó el tema, la coyuntura internacional ha cambiado mucho en países con los que Australia mantiene estrechos vínculos. Además de los avances experimentados en Estados Unidos, el matrimonio igualitario ha sido aprobado con grandísimo consenso en la vecina Nueva Zelanda (que de hecho se ha convertido en destino preferente de las parejas australianas del mismo sexo) así como en Inglaterra y Gales y Escocia. Irlanda celebrará un referéndum al respecto el próximo mes de mayo.
En Australia, la vía de los estados, que los partidarios del matrimonio igualitario también han intentado, está definitivamente cerrada. El Territorio de la Capital Australiana (ACT), donde se ubica Canberra, la capital federal, aprobó de hecho una ley de matrimonio igualitario en octubre de 2013, pero fue inmediatamente recurrida ante el Tribunal Supremo, que le dio la razón al Gobierno federal en diciembre de ese mismo año. El alto tribunal dejaba abierta eso sí la puerta a un posible cambio en la legislación matrimonial siempre que fuera a nivel federal.
Australia hará muy bien si aprueba de una vez el matrimonio igualitario. También si declara de una santa vez la república y cambia su bandera.