El Estado Islámico prosigue con su política de barbarie contra los homosexuales dando publicidad a dos nuevos asesinatos
El Estado Islámico (ISIS) prosigue con lo que bien podríamos calificar ya como su política de exterminio de las personas LGTB, y muy singularmente de los varones que mantienen relaciones con otros hombres o que son percibidos como homosexuales. Cada cierto tiempo son difundidas imágenes terribles de ejecuciones, que dosmanzanas ha decidido dejar de mostrar. Las últimas, las de dos hombres a los que además se les dijo, pocos segundos antes de ser lapidados hasta la muerte, que habían sido «perdonados».
Poco importa de si se trató de un mero perdón religioso, que según algunos de los seguidores del Estado Islámico sería un ejercicio de «compasión» destinado a faciilitarle su camino hacia la vida eterna libres de pecado, o de si, como interpreta por ejemplo el diario El Mundo, no fue más que un ejercicio de crueldad sobreañadida. Los dos hombres, en cualquier caso, tras ser conducidos a una explanada con los ojos vendados y abrazarse a uno de sus verdugos fueron lapidados hasta la muerte por una horda enfervorecida que continuó lanzándoles piedras incluso cuando era ya evidente que habían fallecido. Ocurrió en un lugar indeterminado de Siria.
La muerte de estos dos hombres es uno más de los actos de barbarie contra los homosexuales llevados a cabo por el autoproclamado Estado Islámico, varios de las cuales hemos recogido a lo largo de estos últimos meses. Como el degollamiento de cuatro jóvenes en Mosul, ciudad iraquí en manos de los islamistas en la que semanas antes otros dos hombres eran arrojados desde lo alto de un edificio; la muerte de otro joven arrojado al vacío en Raqqa (Siria); la muerte por lapidación de dos hombres en la provincia siria de Deir ez-Zor; el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio, o el asesinato de otro hombre de unos cincuenta años arrojado también al vacío en Tal Abyad (Siria), que fue luego lapidado al sobrevivir a la caída. Y son solo algunas de las muertes que han trascendido.
Como siempre hemos destacado, resulta prácticamente imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata de homosexuales o simplemente de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos y utilizar sus muertes como propaganda. Organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Sin embargo, cada vez resulta más difícil pensar que no asistimos a un proceso que bien podríamos calificar como de exterminio, máxime cuando hay testimonios que aseguran que los islamistas se hacen pasar por homosexuales como «gancho» para así atrapar a sus víctimas.
Las actuales Siria e Irak, un infierno para la comunidad LGTB
Siria e Irak, en el pasado estados de tradición laica (vinculada al baazismo gobernante) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un auténtico infierno con la consolidación del Estado Islámico.
En Irak, la homosexualidad fue legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigar las relaciones homosexuales con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte (aunque la legislación no llegó a ser aplicada). “Entonces teníamos clubes nocturnos, bares, áreas de encuentro y una red de asambleas sociales”, explicaban en su momento desde la organización Iraqi LGBT. Tras la invasión, la situación legal de la homosexualidad se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron, facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.
En el caso del área suní, la situación de profundo descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, terminó por cristalizar en el surgimiento del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante del territorio sirio. Y es que en Siria la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales (y de la que ya en 2013 conocíamos sus terribles consecuencias para los homosexuales sirios) ha confluido finalmente en ese mismo fenómeno.
¿Dónde están los musulmanes que supuestamente no piensan como éstos? Yo no veo las declaraciones ni, mucho menos, manifestaciones…