Candidatos republicanos a la Casa Blanca: todo un compendio de políticos homófobos
A la espera de que políticos con un perfil algo más moderado, como Jeb Bush o Chris Christie, den el paso, el catálogo de candidatos que optan a la nominación republicana para las próximas elecciones presidenciales de 2016 no es precisamente alentador desde el punto de vista LGTB. Los dos últimos en incorporarse han sido Ben Carson, que en su momento comparó homosexualidad con pederastia y zoofilia, y Mike Huckabee, que relacionó el avance en los derechos LGTB con la matanza escolar de Sandy Hook.
El primer republicano de peso en anunciar su candidatura fue Ted Cruz, senador por Texas, un político fuertemente conservador que en 2014 propuso junto a su compañero Mike Lee un proyecto de ley cuyo objetivo era impedir a la administración estadounidense reconocer los beneficios federales a los matrimonios entre personas del mismo sexo legalmente contraídos cuando cambiaran su residencia a un estado que no admite el matrimonio igualitario. El objetivo, según expresó Cruz, era «salvaguardar la capacidad de los estados para preservar el matrimonio tradicional para sus residentes” después de que el Tribunal Supremo derogase la sección 3 de la DOMA, la ley que impedía que la autoridad federal reconociera los matrimonios entre personas del mismo sexo.
El siguiente senador republicano en anunciar su candidatura fue Rand Paul, senador por Kentucky, un político que se beneficia de la popularidad entre las bases republicanas de su padre, el «libertario» Ron Paul, que fue candidato a la nominación republicana en dos ocasiones (la última de ellas en 2012, aunque ya en los años ochenta lo intentó como candidato libertario). Por lo que se refiere al matrimonio igualitario, Rand Paul ha heredado la posición de su padre, que siempre mostró un relativo respeto hacia el matrimonio igualitario, defendiendo que debía ser cada estado el que decidiese si aprobarlo o no. Rand Paul, de hecho, llegó a manifestarse públicamente a favor de la sentencia del Supremo que derogó la mencionada sección 3 de la DOMA, al entender que iba precisamente en esa dirección.
Distinto fue el posicionamiento de Marco Rubio, senador por Florida y tercer congresista en anunciar su candidatura, que sí criticó abiertamente la decisión del Supremo y que de forma consistente se ha opuesto a los derechos LGTB. Hace pocos días, por ejemplo, declaraba que el solo hecho de considerar que la Constitución de los Estados Unidos garantiza el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo es «ridículo y absurdo».
Carly Fiorina es por el momento la única mujer republicana en dar el paso. Fiorina es sobre todo conocida por haber sido la presidenta ejecutiva de Hewlett-Packard, y aunque no se le conocen declaraciones recientes sobre el matrimonio igualitario, hace apenas 5 años se definía como favorable a la aprobación de una enmienda a la Constitución de los Estados Unidos para prohibirlo. También se mostró en su momento favorable a la ya extinta Proposición 8, que en su momento ilegalizó el matrimonio igualitario en California, y más recientemente ha criticado a los que se oponían a la polémica legislación homófoba de Indiana. En definitiva, de Fiorina, una candidata de la que no se conoce aún demasiado, lo que sí se puede decir es que es una enemiga declarada de los derechos LGTB.
Carson y Huckabee, dos «joyitas» homófobas
Pero sin duda son las dos últimas incorporaciones al plantel las que destacan por su virulencia homófoba. Ben Carson, un prestigioso neurocirujano de ideas ultraconservadoras, aseguró en 2013 que “el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Se trata de un pilar fundamental de la sociedad bien establecido. Y ningún grupo, ya sean homosexuales, ya sea NAMBLA [siglas en inglés para la Asociación Norteamericana del Amor entre Hombres y Niños, una organización de pedófilos], ya se trate de quienes creen en el bestialismo, o quien quiera que sea, puede cambiar esa definición”. Bien es cierto que ante la reacción provocada acabó pidiendo disculpas. «Aunque creo que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, hay maneras mucho menos ofensivas de expresar esta posición. Espero que todos pondrán una vida entera de servicio por encima de estas palabras pobremente elegidas”, aseguró días mas tarde.
Mike Huckabee, por su parte, es un viejo enemigo de los derechos LGTB. Exgobernador de Arkansas, candidato a la nominación republicana en 2008, y muy conocido por sus posiciones ultraconservadoras, Huckabee llegó a relacionar el avance de estos con la terrible matanza de niños en la escuela Sandy Hook, en Newtown (Connecticut). “Descartamos la noción de ley natural y la noción de que existen absolutos morales, para luego extrañarnos cuando los chicos fabrican su propia moralidad y matan a niños inocentes (…) Empequeñecemos y despreciamos a la familia natural compuesta por un padre y una madre que educan responsablemente a las nuevas generaciones, para después expresar nuestra consternación porque los muchachos no sientan una conexión real con su familia o incluso con el concepto de familia”, escribía entonces.
Otros candidatos, minoritarios
Existen algunos otros candidatos minoritarios a la nominación republicana, pero hemos optado por limitar la lista a los políticos de primera línea que entrarán sin duda en liza en el debate nacional.
Entre estos candidatos minoritarios se encuentran desde Jack Fellure, que propone la criminalización de la homosexualidad, la enseñanza de la Biblia en las escuelas públicas y la prohibición del alcohol (en 2012 Fellure fue de hecho candidato a presidente de los Estados Unidos por el Partido de la Prohibición) hasta Mark Everson, contrario a la pena de muerte, favorable a la legalización de los inmigrantes indocumentados y con una posición aparentemente comprensiva hacia el matrimonio igualitario («el poder del amor puede vencer algunos importantes obstáculos», afirma crípticamente en su página web, aunque no se define expresamente sobre el tema).