El actor Stephen Fry y su marido ponen fin a su viaje de luna de miel a Honduras al sentirse víctimas de homofobia
El actor británico Stephen Fry y su marido, Elliott Spencer, han abandonado precipitadamente Honduras, uno de los países escogidos para disfrutar de su luna de miel, al haberse sentido víctimas de la homofobia local, aunque han preferido no hacer públicos los detalles de lo sucedido. Un episodio que pone sobre la mesa lo frágil de los avances en un mundo en el cual, mientras en un grupo seleccionado de países las personas LGTB visibles pueden confiarse y sentirse seguras, todavía en la mayoría son perseguidas, sea mediante leyes criminalizadoras o mediante la sanción social. Es el caso de Honduras, uno de los países más hostiles de América para las personas LGTB.
«Tuvimos un problema cuando visitamos Honduras de vacaciones. Fue por homofobia. Prefiero no entrar en detalles, pero nos tuvimos que marchar», ha declarado Elliot Spencer. Poco antes de abandonar el país, la pareja había colgado en redes sociales algunas fotos de su estancia. En una de ellas, Stephen Fry aparecía con unas bananas sobre la cabeza. Fry, recordemos, es además de actor (los que tenemos ya una cierta edad nunca olvidaremos su personaje en Los amigos de Peter, protagonista de la «salida del armario» más célebre del cine de los noventa), comediante y escritor. La pareja contrajo matrimonio en enero, sin que la diferencia de edad (Stephen Fry tiene 57 años y Elliott Spencer 27) haya supuesto problema alguno.
Un desgraciado episodio, sin duda, el vivido por Fry y Spencer, pero que sobre todo pone sobre la mesa la delicada situación de las personas LGTB en Honduras, la mayoría de las cuales ni siquiera disponen de la capacidad para simplemente abandonar el país. Y es que Honduras es uno de los países de América con un peor historial por lo que al respeto de los derechos LGTB se refiere.
Un entorno infernal para las personas LGTB
Desgraciadamente no le concedemos la atención que se merece, pero los ataques en forma de agresiones, palizas, persecuciones y hasta asesinatos de personas LGTB en Honduras (muy singularmente mujeres transexuales) son continuos. En agosto de 2014 recogíamos con detalle una de estas agresiones, la sufrida por Darwin René Reyes, conocida también como Mónica Shakira, que a diferencia de lo que sucede en otras ocasiones fue registrada en vídeo. La joven trabajadora del sexo fue brutalmente agredida por otro ciudadano, médico de profesión, y por un miembro de la policía militar.
La situación en Honduras, en cualquier caso, empeoró tras el golpe de estado de 2009. A partir de ahí se produjeron episodios terribles, como la muerte del activista LGTB Walter Tróchez en diciembre de 2009 tras recibir una paliza por los que se sospecha eran miembros de la Dirección Nacional de Investigación Criminal o el asesinato de los también activistas Wilmer García Alvarado y Erick Martínez Ávila en septiembre de 2010 y en mayo de 2012. Pero no solo han sido asesinados activistas. A Jonathan José Pineda un guardia de seguridad homófobo lo mató de un disparo a plena luz del día en febrero de 2012. José Enrique Castro (a quien la prensa se refería a veces como gay y a veces como travesti) apareció asesinado a balazos en marzo de 2012. Marlon Javier Jiménez, una joven trans, fue secuestrada de su domicilio y asesinada en agosto de 2012. Los tres tenían solo 22 años.
Por desgracia, son solo algunos ejemplos, y la situación no parece haberse aliviado con la relativa «normalización» de la vida política hondureña, país en el que el respeto a los derechos humanos sigue siendo una asignatura pendiente (su gobierno goza, sin embargo, del respaldo de las potencias occidentales, por lo que no ocupa las portadas y titulares que se conceden a otros países de la zona…). En 2012 recogíamos precisamente un estudio realizado por la Red Lésbica Cattrachas que arrojaba un total de 71 asesinatos de personas LGTB en Honduras desde septiembre de 2008 a febrero de 2012. Informaciones posteriores incrementaban ese número hasta cerca del centenar de casos. Y a finales del año pasado nos hacíamos eco de las denuncias de activistas centroamericanos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que elevaban a 76 las víctimas solo en Honduras durante 2014. Un panorama estremecedor.
Parecen padre e hijo… Sin coñas.
Solo me llevo 15 años con mi marido pero si que han llegado a confundirnos por padre e hijo…
Me parece muy ofensivo que hagas estos comentarios, Iñigo.Es un prejuicio, los motivos o razones que nos llevan a elegir a una pareja con diferencia de edad es una razon personal y totalmente respetable.
Yo no digo que esté mal. Yo digo que parecen padre e hijo. Sin más. Además, no se llevan 15 años, sino 30. Pero que les vaya bien.
Mi novio me lleva 20 años.
Me encanta que lo confundan con mi padre. 😛
Una pena que yendo a disfrutar a tope se encuentren cara a cara con la homofobia pero siempre me encanta que triunfe el amor, bravo.