El colectivo LGTB ruso llama al boicot contra Pfizer por el despido de un trabajador que participó en el Orgullo de Moscú
Las autoridades moscovitas habían dejado claro su mensaje: prohibían por décimo año consecutivo la celebración del Orgullo LGTB en la capital de Rusia y advertían a los organizadores de los “riesgos” de desoír su negativa. Hace unos días nos hacíamos eco de la detención de Nikolai Alekseev y de otros dos activistas al intentar celebrar una marcha del Orgullo, pese a la prohibición municipal. Uno de los arrestados, junto a Alekseev, fue precisamente Vadim Gruzdev, quien además de haber sufrido una privación de libertad de 10 días (que sería ilegal, atendiendo a la legislación europea y a los estándares legales internacionales) ahora recibe su despido de la filial rusa de la multinacional farmacéutica Pfizer, para la que trabajaba. La respuesta de la comunidad LGTB rusa a este despido es la petición de una campaña de boicot global contra Pfizer.
Pese a las prohibiciones, el activista Nikolai Alexeev declaraba valientemente que “llevaremos a cabo algún tipo de acción el 30 de mayo, aunque el lugar todavía no está decidido”, como ya recogió dosmanzanas en su momento. Y así fue. Alekseev y Gruzdev, condujeron frente al ayuntamiento moscovita portando banderas arcoíris y tubos de humo de colores. Esta fue una de las iniciativas, además de otras protagonizadas por otros activistas. Según Amnistía Internacional, la policía rusa detuvo a tres activistas (Alekseev, Gruzdev y Yevgeny Gerasimov), así como a otras 12 personas. Todos fueron liberados a excepción de los tres activistas, a los que se les privó de libertad durante 10 días por “desobedecer una orden legal de la policía”, aunque ninguno opuso resistencia en el momento del arresto. Otra de las personas detenidas fue la periodista y activista LGBT Elena Kostyuchenko, que trató de desplegar una pancarta en la que se podía leer “hacer el amor, no la guerra”. Algunos de los arrestados, sin embargo, eran ultras que trataban de impedir cualquier tipo de reivindicación proLGTB.
Después de todo lo ocurrido, y una vez puesto en libertad, a Vadim Gruzdev le esperaba otra sorpresa: fue despedido de la multinacional farmacéutica Pfizer por su supuesta “conducta poco ética e ilegal”. La respuesta pública de Pfizer, todavía más desconcertante, es que “Gruzdev nunca ha sido un empleado” y que la compañía “tiene políticas claras sobre la diversidad y la inclusión y está comprometida con el principio de igualdad”.
Gruzdev participó en el Orgullo de Moscú “por mi propia voluntad, porque creo que la homofobia y la discriminación ha florecido en Rusia, y es en última instancia, en contra de sus normas y valores de la civilización” y apela a que “Pfizer debe adherirse a las normas civilizadas y valores de un estado democrático como los Estados Unidos”, ya que es en este país donde se radica la sede central de la farmacéutica. El propio afectado ha denunciado la ilegalidad de su detención y ha exigido que su expediente sea analizado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Y sobre su despido, él mismo ha explicado que su contrato vencía en agosto, por lo que los dos meses que restaban “para mí son más una cuestión de principios y reputación”. Sin duda, el despido de Vadim Gruzdev refuerza las posiciones homófobas de la administración de Putin y son ejemplarizantes de los “riesgos” de cualquier iniciativa que favorezca los derechos humanos de las personas LGTB (utilizando el propio lenguaje de los dirigentes del consistorio de Moscú).
Recordemos que, desde 2013, la administración rusa tiene prohibido informar positivamente de la homosexualidad a menores, una legislación que permite que aquellos que, simplemente, enarbolan una bandera arcoíris o reivindican la celebración del Orgullo sean detenidos y sancionados. Aun más temible es la práctica impunidad con que actúan grupos como Occupy Pedofilyaj y similares, dedicados al acoso, tortura e incluso asesinato de personas LGTB ante la pasividad muda de las autoridades.
Boicot LGTB global contra Pfizer
Ante el cúmulo de injusticias sufridas por el activista Vadim Gruzdev, entre ellas su despido de la multinacional farmacéutica Pfizer, la comunidad LGTB rusa ha iniciado una llamada a la acción global contra esta compañía que, entre otros medicamentos, produce el antiinflamatorio Celebrex y las conocidas pastillas de Viagra. En la web española de la multinacional se puede leer una lista completa de los medicamentos que fabrica y distribuye la farmacéutica. Entre otros, se incluyen tratamientos para los aparatos digestivo y respiratorio, cardiovasculares, para dolores e inflamaciones, de ginecología, oncología, reumatología, hematología o de lucha contra el tabaquismo.
Con todo, no es la primera vez que la farmacéutica Pfizer se ve envuelta en escándalos internacionales. Algunos ejemplos: en 2004, fue multada en Estados Unidos por promover entre los médicos el uso de su antiepiléptico Neurontin para indicaciones para las que no estaba autorizado. En 2009 fue condenada por la misma práctica, en esta ocasión con el antiinflamario Bextra. Y en verano de 2012 un tribunal de Argentina condenó a la multinacional por “una conducta delictiva” y por financiar “un oscuro sistema de coimas y sobornos a los médicos en el marco de la cadena de comercialización de los medicamentos”.