El gobierno griego presenta un proyecto para abrir las uniones civiles a las parejas del mismo sexo dejando fuera la adopción conjunta
El Ministerio griego de Justicia ha presentado un proyecto de actualización de la ley griega de uniones civiles que incluye su apertura a las parejas del mismo sexo. El gobierno de Syriza busca así dar cumplimiento a una sentencia de 2013 del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que el anterior gobierno había ignorado. Grecia puede convertirse de este modo en el primer país del ámbito cultural ortodoxo en otorgar reconocimiento jurídico a las parejas del mismo sexo (con el permiso de Chipre, que tramita en estos momentos una ley similar). Queda fuera, eso sí, la adopción conjunta, tal como el primer ministro Alexis Tsipras adelantó ya antes de las elecciones.
Como recogíamos hace un par de semanas, el Ministerio de Justicia griego había encargado a una comisión de cinco juristas elaborar una propuesta de actualización de la ley de uniones civiles con objeto de presentarla al Parlamento antes del 15 de junio, de forma que pueda ser discutida este verano. La apertura de la ley a las parejas del mismo sexo había sido anunciada semanas antes por el ministro Nikolaos Paraskevopoulos. Grecia, recordemos, no otorga a las parejas del mismo sexo derecho alguno en este momento. Dos de ellas se casaron en 2008 aprovechando un vacío legal, pero sus matrimonios fueron luego ilegalizados. Ha habido luego tímidos intentos de reconocimiento, pero nunca han prosperado, ni siquiera cuando en noviembre de 2013 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos decretó que la exclusión de las parejas del mismo sexo de la normativa griega sobre uniones civiles viola la Convención Europea de Derechos Humanos. El entonces gobierno de coalición entre Nueva Democracia y PASOK anunció que modificaría la ley para dar cumplimiento al fallo, pero la reforma nunca llegó a producirse.
La victoria de Syriza en las elecciones de enero abrió un nuevo escenario. En el pasado (en concreto, en su congreso de 2013, primero que celebró como partido unitario) Syriza se había posicionado a favor de la igualdad jurídica de las parejas del mismo sexo, aunque antes de las últimas elecciones optó por silenciar el tema. Su líder, Alexis Tsipras, no pudo sin embargo evitar ser preguntado en campaña sobre la adopción homoparental, respondiendo entonces que por el momento esta quedaría fuera de su programa de gobierno por ser un tema “difícil, que requiere diálogo” y sobre el que según él hay “contradicciones en la comunidad científica”. La discusión había sido introducida en el debate político griego por el anterior ministro de Justicia, Charalambos Athanasiou (Nueva Democracia), que precisamente justificaba el retraso en hacer caso al fallo del alto tribunal europeo argumentando que ello llevaría a discutir si las parejas del mismo sexo podían adoptar.
No obstante, como dosmanzanas anticipó entonces, la victoria de Syriza despertaba inevitablemente esperanzas de mejora en la situación de los derechos LGTB. La primera prueba de fuego era conocer qué sucedía con la aplicación de la sentencia de Estrasburgo. El proyecto ahora presentado no solo daría cumplimiento a esta, sino que conllevaría además una mejora general en materia patrimonial y de herencia, acercando los derechos de las parejas unidas civilmente a los del matrimonio, aunque sin equipararlos totalmente. Queda también fuera de la reforma la adopción conjunta. El proyecto, tal y como ha sido presentado, tampoco contempla el reconocimiento de los matrimonios entre ciudadanos griegos del mismo sexo realizados en el extranjero.
La noticia ha sido recibida con moderada satisfacción por el colectivo LGTB griego, aunque muchos se preguntan por qué un gobierno liderado por Syriza no tiene el arrojo de ir más allá y promover el reconocimiento del matrimonio igualitario, sobre todo si se tiene en cuenta que encuestas recientes otorgan por primera vez mayoría a los partidarios de que las parejas del mismo sexo se puedan casar (56% frente a un 35% de opuestos). La adopción conjunta, sin embargo, sigue contando con un rechazo mayoritario (56% de contrarios frente a un 30% de partidarios).
Existe, en cualquier caso, la sensación de que se trata de un paso de gran importancia a nivel regional, más aún si se tiene en cuenta que Chipre camina en la misma dirección. Desde ILGA Europa, que el próximo octubre celebrará en Atenas su conferencia anual, también han expresado su alegría, aunque animan a mejorar el proyecto durante su tramitación parlamentaria.