Placeres y desobediencias

Saben ustedes que en estos Desayunos hemos dedicado un buen espacio al ensayo, pese a que su lectura no siempre es lo que uno busca en estos tiempos en los que uno quiere levedad y relax. No teman ustedes sin embargo a introducirse en los dos libros que les proponemos hoy, puesto que ambos están escritos con un más que evidente propósito didáctico muy de agradecer.

Placer que nunca muere. Sobre la regulación del homoerotismo occidental, de Javier Ugarte (Egales, 2014), es un ensayo cortito que se lee de un tirón y cuya tesis principal (no es un ensayo académico al uso lleno de referencias y citas a pie de página sino que el mismo Ugarte renuncia desde el principio a un libro así y opta por un estudio generalista capaz de relacionar hechos muy distintos y distantes) se puede resumir en que en las sociedades occidentales, los periodos en que ha coincidido la monoginia, la herencia bilateral y el expansionismo estatal han traído como consecuencia la represión del homoerotismo.

Tendrán que leerlo, ya se imaginan, para seguir a Ugarte a través de sus explicaciones, en las que recorreremos brevemente la antigüedad, la edad media, la edad moderna, la revolución industrial, etc.

Javier Ugarte Pérez nació en 1963 en Asturias y en 1996 se doctoró en filosofía con una tesis sobre Michel Foucault. En 1999 contribuyó a la fundación de «Orientaciones. Revista de homosexualidades». Con posterioridad, ha publicado «Sin derramamiento de sangre. Un ensayo sobre la homosexualidad» (Egales, 2005); como compilador, «La administración de la vida. Estudios biopolíticos» (Anthropos, 2005); y como editor, «Una discriminación universal. La homosexualidad bajo el franquismo y la transición» (Egales, 2008) y «Hacer vivir, dejar morir. Biopolítica y capitalismo» (Arbor-La Catarata, 2010).

Otro ensayo de esos para disfrutar de principio a fin es Desobediencias. Cuerpos disidentes y espacios subvertidos en el arte en América Latina y España: 1960 – 2010 (Egales, 2014) escrito al alimón por Juan Vicente Aliaga y José Miguel G. Cortés.

Aliaga se dedica a las prácticas artísticas que han abierto brecha en el heteropatriarcado (que ya saben ustedes que es como el aire, que todo lo llena): por un lado, las llevadas a cabo por mujeres (conoceremos de su mano la trayectoria artística y vital de Ana Mendieta, Fina Miralles, Eulàlia Grau, Ilse Fuskova, por citar a unas cuantas, pero hay muchas) y por otro lado las que entran dentro del terreno de la disidencia sexual y de género (Pedro Lemebel, Leonilson, Ploma 2 y otro montón que estamos encantados de descubrir).

Cortés analiza la ciudad, la apropiación del espacio público (tan necesario en estos tiempos de privatizaciones a nuestra costa), las prácticas performativas urbanas y en general, todas aquellas prácticas artísticas que intervienen en el espacio urbano para colonizarlo, ocuparlo, reutilizarlo (áreas de cruising, esto les va a encantar), y en definitiva, hacer que la ciudad no sea un mero contenedor de calles por las que transitamos sino un espacio para la expresión de los deseos y anhelos de todos sus ciudadanos (minorías incluidas).

No les cuento más porque el libro es espléndido.Léanlo.

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