Después de que el papa dijese a un hombre transexual “¡claro que eres hijo de la Iglesia!”, le niegan a otro ser padrino en un bautizo
Seis meses después de que el papa Francisco recibiera en su residencia vaticana de Santa Marta a Diego Neria, un hombre transexual natural de Plasencia y católico practicante, el obispado de Cádiz niega a Álex Salinas, otro hombre transexual y también católico practicante, ser el padrino del bautizo de su sobrino, tal y como deseaba su hermana, madre del niño. Un nuevo ejemplo de la hipocresía de la jerarquía católica y de su política de desprecio hacia la realidad de las personas LGTB.
Para el obispado de Cádiz, Álex, de 21 años, no cumple el requisito de llevar «una vida congruente con la fe» que marca el Derecho Canónico (Canon 874) y que supuestamente se exige a todos los padrinos y madrinas de bautizos católicos, y ello pese a que el joven es católico practicante. El motivo de la negativa es, simplemente, su condición de persona transexual. De hecho, el párroco de la iglesia en la que el niño iba a ser bautizado, la parroquia de San José Artesano de San Fernando, no puso inicialmente objeciones. Fue tras solicitar la documentación de su bautismo cuando surgió el problema.
Según afirma la agencia EFE y reproducen diversos medios, la iglesia habría ofrecido a Álex la posibilidad de ser «padrino espiritual» de su sobrino, es decir, no figurar oficialmente en los papeles –en los que sí figurará el padrino real– pero ayudar a su ahijado a llevar una vida cristiana. Nosotros no hemos encontrado, sin embargo, referencia a tal figura en el Derecho Canónico.
En definitiva, una situación degradante para un hombre que, además de católico, ya ha procedido a la modificación legal de sus datos registrales (figura como varón en su DNI desde el año pasado) y que ve como el deseo de su familia de que asuma el padrinazgo de su sobrino se convierte finalmente en un acto de humillación. Y solo seis meses después de que el papa recibiera toda clase de parabienes por haber recibido a otro hombre transexual, el placentino Diego Neria, que hizo el esfuerzo de intentar hacerle llegar una carta contándole su historia (incluso con la mediación del obispo de Plasencia). La carta llegó finalmente a su destino y Francisco, tras leerla, llamó por teléfono a Diego y mantuvo una breve conversación con él. Días más tarde le volvió a llamar y le propuso acudir al Vaticano junto a su novia para conocerlo. Finalmente el encuentro se produjo el 24 de enero. Diego le preguntó al papa si todavía “hay algún rincón en la casa de Dios” para él, y Francisco le abrazó y le respondió “¡claro que eres hijo de la Iglesia!”…
La reciente obsesión de la Iglesia católica con la transexualidad
Lo cierto es que pese a que la enfermiza fijación de la jerarquía católica con las relaciones homosexuales, en los últimos años se viene observando una intensificación de la condena a las personas trans, tradicionalmente ignoradas por la institución. En España tenemos el ejemplo del obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, que no ha dudado en incluirlas en sus diversas diatribas. La última de ellas de la que nos hicimos eco ocurrió en diciembre, cuando incluyó a la “despatologización de la así llamada transexualidad” en la lista de supuestos objetivos de una perversa agenda LGTB.
Otro ejemplo es el del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que en enero de 2013 difundía su mensaje tránsfobo en una carta pastoral en la que criticaba la “ideología de género” que “rompe todo lazo del hombre con Dios a través de su propia naturaleza» y «sitúa al hombre por encima de Dios» «La ideología de género es una filosofía, según la cual el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente”, añadía.
“Ya no valdrían las ecografías que detectan el sexo de la persona antes de nacer. Esperamos un bebé. ¿Es niño o niña? La ecografía nos dice claramente que es niña. No. Lo que vale es lo que el sujeto decida. Si quiere ser varón, puede serlo, aunque haya nacido mujer. Y si quiere ser mujer puede serlo, aunque haya nacido varón. No se nace, se hace. Al servicio de esta ideología existen una serie de programas formativos, médicos, escolares, etc. que tratan de hacer ‘tragar’ esta ideología a todo el mundo, haciendo un daño tremendo en la conciencia de los niños, adolescentes y jóvenes”, aseguraba el obispo de Córdoba. De hecho, en noviembre de 2006, Fernández publicaba otra carta titulada “Dios ama también a los homosexuales” (sic) en la que calificaba a la ley de identidad de género como “contraria a la verdad del hombre”. “Es una extorsión del plan de Dios, no ayuda a las personas con dificultad en este campo y siembra la confusión en el ambiente social donde vivimos”, escribía entonces, en referencia a la ley que en España permite a las personas transexuales modificar su identidad registral sin necesidad de proceso judicial.
El propio papa Francisco aprovechaba su última encíclica «ecologista» para colar otro ataque a las personas transexuales. En concreto, en el punto 155 de la encíclica, donde Bergoglio considera que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. “Cancelar la diferencia sexual” no es una «actitud sana», según el mismo texto.
Palabras coherentes con las que ya el papa había pronunciado unos meses antes. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba entonces.
Pues yo me alegro. Sí, me alegro porque no entiendo la postura de este hombre, que desea colaborar con una organización religiosa que le discrimina. Y, más aún, porque se trataba de participar en la afiliación de un menor de edad a la secta. Un menor que no puede manifestar su consentimiento para unirse a esa mafia criminal.
#1 cavernarius,me parece que te vas a los extremos y te recuerdo que gracias a esa «mafia criminal»,es decir,a que vives en occidente,no estás colgado de una grúa y te recomiendo que no seas tan «cavernarius».Lo de ese cura es incoherencia pero no es un crimen y la madrina o padrino está en su derecho (así sea incoherente)de practicar lo que le de la gana.
Mambrú, parece que olvidas que la homosexualidad comenzó a ser perseguida en Occidente desde que el cristianísimo emperador romano Theodosio así lo dispuso, para complacer a la secta criminal. Y así hasta que, por influencia de la ilustración, las revoluciones americana y francesa, el Estado se liberó de la nefasta influencia de esa religión de cabreros canaanitas. Si les dejáramos hacer, los curas querrían aplicar a los gays las mismas barbaridades que los muslimes.
2. Habrás querido decir que a pesar de la iglesia católica
Si quieres pertenecer a un club, cumple sus normas.
YoMismo, si un club tiene normas discriminatorias que atentan contra la dignidad de las personas y quiere seguir siendo legal tiene que cambiarlas. Y ya luego que cada uno decida a qué club quiere pertenecer o no.