La administración Obama anuncia el fin de la prohibición a las personas trans de servir abiertamente en el Ejército estadounidense
El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Ash Carter, ha confirmado la intención de la administración Obama de poner punto final a la prohibición de servir abiertamente en el Ejército de su país a las personas trans. Durante los próximos seis meses, el Pentágono estudiará las modificaciones regulatorias necesarias para hacer realidad en cambio a partir de 2016. Una buena noticia que llega sin embargo cuatro años después del final del «Don’t ask, don’t tell», la ley que obligaba a los militares gais, lesbianas y bisexuales a mantener en secreto su orientación. Un retraso que muestra de nuevo que las personas trans constituyen el grupo más débil y vulnerable del colectivo LGTB.
La política de «Don’t ask, don’t tell» fue derogada por el Congreso de los Estados Unidos en diciembre de 2010, después de un complicado proceso de discusión, aunque no fue hasta septiembre de 2011 cuando la derogación entró en vigor. Quedaban fuera sin embargo las personas transexuales, un «olvido» que se quiere subsanar ahora. «Las actuales regulaciones del Departamento de Defensa sobre el servicio de sus miembros transexuales están obsoletas y provocan una incertidumbre que distrae a los mandos de las que son sus misiones fundamentales», reconocía el secretario de Defensa en un comunicado oficial hecho público el lunes. «En una época en la que la experiencia ha enseñado a nuestras tropas que la cualificación más importante es su disposición a cumplir son su trabajo, nuestros oficiales y personal alistado se enfrentan a regulaciones que les transmiten lo contrario. Es más, tenemos soldados, marineros, aviadores y marines transexuales, verdaderos patriotas americanos, que sé que están sufriendo un gran daño debido a una política obsoleta, confusa e inconsistente, que es contraria a los valores del servicio y del mérito individual«, añadía Carter.
El secretario de Defensa anunciaba la creación de un grupo de trabajo, formado por civiles y militares y liderado por el subsecretario de Personal del Departamento de Defensa, Brad Carson, encargado durante los próximos seis meses de revisar las regulaciones militares y de evaluar el impacto del cambio para permitir que los militares transexuales puedan servir abiertamente «sin impacto adverso en la efectividad y operatividad». El grupo de trabajo evaluará las implicaciones jurídicas, sanitarias y administrativas del cambio, aunque la voluntad política de que este sea efectivo el año próximo parece clara. Algunos de los aspectos que deberá evaluar el grupo de trabajo serán, por ejemplo, hasta qué punto el Ejército estará obligado a sufragar el coste de eventuales procesos de reasignación de sexo de sus miembros transexuales, así como el entrenamiento y estándares físicos que se les exigirán durante el proceso de transición. También se valorará cómo abordar el cambio en lo referido a uniformidad, alojamiento o uso de instalaciones.
Hasta que el grupo de trabajo concluya su trabajo, permanecerá vigente la prohibición oficial a las personas transexuales de incorporarse al Ejército, aunque cualquier decisión sobre la expulsión de militares que ya formen parte del mismo deberá ser evaluada por el propio Brad Carson, en lo que ha sido interpretado como una especie de «moratoria oficiosa». Se desconoce cuantas personas transexuales sirven en la actualidad en el Ejército estadounidense, pero algunas estimaciones sitúan la cifra en unas 15.000, teniendo en cuenta tanto a militares en activo como reservistas.