La filtración de los datos de Ashley Madison pone en peligro a numerosos usuarios de países que criminalizan la homosexualidad
No pocos usuarios de las web de contactos de Ashley Madison temen por su vida después de que sus datos personales hayan quedado expuestos por la acción de hackers informáticos. Y es que entre sus usuarios hay muchos hombres que buscaban contactos sexuales con otros hombres y que viven en países en los cuales las relaciones homosexuales son un delito, castigado con penas de cárcel y en los casos más extremos con la muerte.
Se trata, en concreto, de los usuarios de páginas como Ashley Madison knows Down Low o ManCrunch, dirigida a hombres que buscan contactos con otros hombres, con independencia de cómo se identifiquen (como «gais», como «bisexuales», como «heteros» o como «es complicado», curiosa cuarta opción que por ejemplo Ashley Madison knows Down Low permite…). «Down-low» es un término coloquial surgido de la comunidad afroamericana de Estados Unidos que designa a aquellos hombres que se identifican como heteros pero que tienen relaciones sexuales con otros hombres. Los datos de estas personas se encuentran entre los de los 37 millones de usuarios, distribuidos en casi una cincuentena de países, que han quedado al descubierto.
Según un testimonio anónimo en Reddit, del que numerosos medios se han hecho eco, al menos un ciudadano de Arabia Saudí que aunque soltero utilizó estas webs para contactar de forma discreta con otros hombres habría ya planeado buscar refugio en Estados Unidos al temer por su vida ya que su condición homosexual habría quedado al descubierto. La historia no ha podido ser absolutamente confirmada, pero en cualquier caso resulta verosímil: en Arabia Saudí tanto las relaciones homosexuales como las relaciones adúlteras pueden ser castigadas con la muerte. Según la misma fuente, más de 50 cuentas de hombres que buscaban relaciones con otros hombres habrían quedado también al descubierto en Catar (donde la homosexualidad se castiga con hasta cinco años de prisión) y casi 1.500 en Turquía, país donde la homosexualidad no es ilegal pero sí puede suponer la expulsión del Ejército (además de existir una fuerte homofobia social).
Lo sucedido con Ashley Madison, web famosa por dirigirse muy especialmente a personas casadas que buscan contactos extramatrimoniales, avivará sin duda el debate social sobre los límites de la intimidad en la era de internet. Los hackers que se encuentran detrás del ataque alegan de hecho una supuesta falta de ética por parte de la compañía, como la existencia de perfiles falsos para conseguir reclutar usuarios o la exigencia de la compañía de un pago a los usuarios para eliminar sus perfiles. Y ya están apareciendo nombres de personalidades conservadoras que habrían sido «cazados» al querer ser infieles a sus esposas. Es el caso, por ejemplo, de Sam Rader, un popular youtuber cristiano de los Estados Unidos, que ya ha publicado un vídeo de disculpa en YouTube en el que asegura que su mujer y Dios ya lo han perdonado (ella lo confirma en el mismo vídeo, Dios por el momento no…).
Sea como sea, la exposición de un colectivo de personas a un riesgo verdadero para su vida no puede ser justificado en ningún caso.