Prohibida la celebración de la Marcha del Orgullo de San Petersburgo
Las autoridades de San Petersburgo han comunicado que no autorizarán ninguno de los actos solicitados por los colectivos LGTB de la ciudad, entre ellos la Marcha del Orgullo, que debería celebrarse el próximo 2 de agosto en el Campo de Marte. Según los responsables municipales, su celebración violaría la ley que prohíbe la propaganda de “relaciones sexuales no tradicionales” ante menores de edad. Los convocantes, sin embargo, insisten en que se manifestarán aunque no tengan autorización, arriesgándose con ello no solo a las represalias legales previstas por la citada ley, sino también a previsibles ataques violentos por parte de los grupos homófobos que campan a sus anchas por territorio ruso.
Los activistas LGTB de San Petersburgo ya habían solicitado permiso para manifestarse el pasado 25 de julio, permiso que fue denegado. Aún así, reiteraron ante las autoridades de la ciudad la solicitud para convocar diversos actos públicos que tendrían lugar en los primeros días de agosto, entre ellos la Marcha del Orgullo, que se celebraría el día 2. El hecho de que se hubiera permitido la participación de una columna de activistas LGTB en la tradicional manifestación del 1 de mayo de este año, con la correspondiente protección policial, hacía aventurar un cambio de criterio de las autoridades.
Sin embargo, el Comité de Derechos de San Petersburgo, organismo competente al respecto, comunicó este jueves 30 de julio que no autorizaría ninguna de las convocatorias comunicadas para los días 1, 2 y 8 de agosto, dado que todas ellas violarían la ley vigente que prohíbe la propaganda de “relaciones sexuales no tradicionales” ante menores de edad. Queda así prohibida la Marcha del Orgullo prevista para el día 2, que debería haber transcurrido por el emblemático Campo de Marte (Marsovo Pole) de la ciudad.
De esta manera, las autoridades de San Petersburgo se unen a las de Moscú, que han prohibido por décimo año consecutivo la celebración del Orgullo LGTB en la ciudad. Los activistas que persistieron en el empeño de manifestarse fueron agredidos y posteriormente detenidos, entre ellos el conocido Nikolai Alekseev, que permaneció encarcelado durante 10 días y finalmente fue condenado a una fuerte sanción económica.
Rebelión contra la prohibición
Yuri Gavrikov, uno de los convocantes de la Marcha de San Petersburgo, ha afirmado que los luchadores por los derechos de las personas LGTB de la ciudad tampoco se van a conformar con la prohibición, y que se manifestarán aun sin el permiso correspondiente. Como forma de protesta, Gavrikov ha comunicado que se reunirán en la Plaza del Palacio el próximo 2 de agosto, en la misma fecha que en ese lugar se celebra el Día del Paracaidista, una vieja tradición del ejército ruso.
Los activistas intentarán repetir así la actuación del activista Kirill Kalugin en el año 2013, que llevó a cabo una protesta en solitario en la misma fecha y lugar, siendo rodeado, acosado y agredido tanto por los miembros de las tropas paracaidistas presentes como por grupos de extremistas homófobos. Solo la intervención policial evitó que sufriera daños físicos, como se pudo comprobar en un vídeo que dio la vuelta al mundo, donde quedó patente tanto la valentía del joven activista como la vergonzosa cobardía del grupo de agresores. Esperemos que los participantes en el acto de este año no sufran daño alguno.
Meses después de esa estremecedora grabación, en el Día de Salir del Armario celebrado en octubre de 2013, Kirill Kalugin fue agredido y posteriormente detenido por manifestarse valientemente por las calles de San Petersburgo. Según hemos sabido ahora, Kalugin se ha visto obligado finalmente a abandonar el territorio ruso, donde su integridad física corría peligro, encontrándose actualmente en Alemania, donde ha solicitado asilo político.
Kalugin es otra víctima más del ambiente de intensa homofobia social reinante en Rusia, donde es temible la práctica impunidad con que actúan grupos como Occupy Pedofilyaj y similares, dedicados al acoso, tortura e incluso asesinato de personas LGTB ante la pasividad muda de las autoridades. En vez de perseguir a quienes agreden y torturan, las autoridades alientan aún más la homofobia con leyes como la esgrimida por las autoridades de San Petersburgo, que fue aprobada en 2013, y prohíbe de hecho informar positivamente de la homosexualidad a menores, a la vez que permite que quienes simplemente enarbolan una bandera arcoíris o reivindican la celebración del Orgullo sean detenidos, sancionados o incluso encarcelados.