Doritos apoya a los jóvenes LGTB que sufren discriminación en Estados Unidos y la ultraderecha homófoba se pone en evidencia
Ningún país, por ‘avanzado’ que pueda considerarse, se libra de lacra que suponen los grupos retrógrados, moralistas y reaccionarios. En su agenda siempre hay un sitio especial para la discriminación y el fomento del odio, especialmente articulado cuando se trata de luchar contra la visibilidad y los derechos del colectivo LGTB. Esto es lo que ha ocurrido en los Estados Unidos estos días. La marca de aperitivos Doritos lanzaba una bolsa con la bandera del arcoíris sobre fondo blanco, en apoyo de It Gets Better. Se trata de un proyecto que combate la discriminación contra los jóvenes LGTB, les ayuda cuando se convierten en víctimas del odio y previene tentativas de suicidio. Sin embargo, correveidiles de la extrema derecha estadounidense se han dedicado a verter toda clase de soflamas anti-LGTB y se han organizado en Twitter entorno al hashtag #boycottdoritos.
Magnífica campaña la de los nachos Doritos (una marca perteneciente al grupo PepsiCo) en respaldo a los jóvenes LGTB. Mediante la donación de 10 dólares a la plataforma It Gets Better, los ciudadanos estadounidenses han tenido la oportunidad de adquirir una bolsa con un diseño exclusivo: un gran arcoíris sobre fondo blanco. De hecho, esta ha sido la única manera de conseguir una de estas bolsas de ‘Doritos Rainbows’. El éxito ha sido tan abrumador que en apenas unos días se ha agotado todo el lote. Sin embargo, los usuarios que así lo deseen pueden introducir su dirección de correo electrónico en la página de la organización para recibir noticias sobre la campaña o incluso ser avisados si vuelven a estar disponibles las bolsas de Doritos pro-LGTB. Malas noticias para los residentes fuera de los Estados Unidos: los envíos solo se realizaban en territorio estadounidense (al menos en la primera tirada).
Afortunadamente, se han vendido todas las bolsas de Doritos e It Gets Better, la organización que trabaja en contra de la discriminación de los menores LGTB ha visto superados sus objetivos de recaudación económica y de visibilidad social del problema. Decimos ‘afortunadamente’ porque una intensa contracampaña de los sectores retrógradas estadounidenses han llamado desde varios frentes al boicot. En Twitter se ha hecho una execrable demostración de las miserias LGTBfóbicas a través de #boycottdoritos. De hecho, la cuenta de Doritos estadounidense en esta red social ha cerrado el acceso a sus tuits para sus usuarios confirmados.
La triste y a la vez cómica postura de los conservadores
“¿Le gustaría conocer a qué sabe lo gay? Pruebe Doritos Rainbows”, esta es la sarcástica llamada del escritor Ed Straker a través de la página American Thinker, por ejemplo. En el infame artículo de Straker se asegura, además, que “Doritos es un producto dirigido a los niños, por lo que hacen que la merienda se convierta en la puerta de entrada perfecta para introducirlos en los placeres de la homosexualidad”. Una afirmación carente de todo sentido y lógica, que esconde la verdadera motivación de Doritos: ayudar a los muchachos LGTB a superar la discriminación de la que son víctimas por el odio homófobo. Straker acusa a la izquierda de “sexualizar la comida”, y dice que no consumirá más productos de Pepsi por “promover la propaganda gay entre nuestros hijos”. Este personaje deja claro que lo que en realidad le gusta comer a él son salchichas y perritos calientes. Su gran propuesta es que un fabricante de salchichas y otro de panecillos promuevan conjuntamente las relaciones heterosexuales (desde luego, su ejemplo sería digno de una gran variedad de memes).
Otro columnista, el igualmente poco afortunado John Nolte, también llamaba al boicot contra Pepsi y lo hacía de una manera burda pero hilarante: “chúpamela”, le pedía a Dan Savage (promotor de It Gets Better). Queriendo expresar todo su odio contra Savage, al que califica de “anticristiano y fanático”, Nolte quizá confiesa sus más profundos deseos. No lo sabemos, según él lo hace porque Savage se lo había espetado previamente al candidato republicano a la presidencia Ben Carson.
La publicidad LGTB gana terreno
Sin salir de Estados Unidos, dosmanzanas se hacía eco en febrero del caso del modelo gay que fue utilizado en una campaña de publicidad antigay sin su consentimiento y que acabó protagonizando una contracampaña para apoyar la diversidad sexual. El el sudafricano Kyle Roux, sin quererlo, protagonizó la campaña de una asociación de padres de pretendidos ‘ex-gais’, que duplicó su imagen en una valla publicitaria de una carretera de Virginia, dando a entender que se trataba de gemelos idénticos, uno de los cuales era gay y el otro no. Además del uso de la imagen de este modelo sin su aprobación, la asociación se inventó al inexistente gemelo de Roux. Como respuesta, este mismo modelo realizó una campaña mediante un cartel similar al anterior. Su imagen aparecía también dos veces pero dejando claro que era una misma persona. En el cartel se leía: “¿Gemelos idénticos? No. Soy gay. Con independencia de lo que ustedes crean, nací gay. Y estoy orgulloso de quien soy”.
En España, hace solo unas semanas recogíamos el lanzamiento en televisión del spot inclusivo del friegasuelos Asevi Mío, enmarcado en una campaña que rompe con la tendencia sexista de la publicidad de productos de limpieza (y que se ha convertido en uno de los patrocinadores de la edición 16 de Gran Hermano). Una publicidad que se sumaba a la previamente realizada por la multinacional Coca-Cola el pasado mes de abril. Por cierto, con la campaña de Doritos, de Pepsi, las dos principales marcas de refrescos dejan clara su postura partidaria de la igualdad LGTB.
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Acerca del Author
Juli Amadeu
Soy periodista y creo en la igualdad, en la justicia, en la ciencia y en los derechos de las minorías. Desde finales de 2013 escribo en dosmanzanas. Es mi forma de hacer activismo.