Más pan y circo: supuesta división en el PP sobre las ventajas e inconvenientes de que Rajoy acuda a la boda de Javier Maroto
«División en el PP y el Gobierno sobre si Rajoy debe ir a la boda gay [sic] de Maroto», titulaba este miércoles la edición digital El Mundo. «Está confirmada la asistencia de la mayoría de la plana mayor de la formación de centroderecha», asegura mientras tanto El Confidencial, añadiendo que Javier Maroto «lo que de ninguna manera quiere» es una “boda de gueto”. Y es que, según El Mundo, hay un intenso debate en el interior del Partido Popular sobre si el presidente del Gobierno debe acudir a la boda de Maroto, vicesecretario de Acción Sectorial del partido y abiertamente gay desde hace unas pocas semanas (cuando hizo público lo que era ya vox pópuli). Nuestra opinión: estamos ante un vodevil ridículo del que creemos el activismo LGTB haría mal en hacer seguidismo.
Pocos días después de las últimas elecciones municipales, siendo todavía alcalde en funciones de Vitoria-Gasteiz, Maroto hacía pública su intención de contraer matrimonio con el que es su pareja desde hace 19 años, Josema Rodríguez, al que conoció siendo ambos estudiantes de Ciencias Económicas en Deusto. La noticia suponía su “salida del armario” oficial ante los medios, si bien su condición de homosexual era bien conocida en su ámbito personal, así como por políticos de diverso signo, medios de comunicación y activistas LGTB. El próximo 18 de septiembre, finalmente, Maroto hará uso de la ley que su propio partido recurrió ante el Tribunal Constitucional.
Y aquí empieza el juego. Maroto, que en las elecciones del 24 de mayo colocó al PP como fuerza más votada en la capital alavesa (repitiendo sus 9 concejales) pero no consiguió sin embargo mantener la alcaldía al articularse una mayoría alternativa (Vitoria-Gasteiz cuenta con 27 concejales). Un fracaso político del que Maroto fue redimido por Mariano Rajoy, que en la operación de rejuvenecimiento cosmético que el PP emprendió tras las municipales lo colocó como vicesecretario de Acción Sectorial y lo convirtió en una de las «caras amables» del partido. Desde entonces, según asegura El Mundo, la relación entre Maroto y Rajoy se ha estrechado, hasta el punto de que el primero habría invitado a su boda al segundo.
Una invitación que supondría la presencia de Rajoy en una boda entre dos personas del mismo sexo, algo que según asegura El Mundo «se ha discutido intensamente en reuniones de la cúpula del PP y ha sido objeto de debate entre los miembros del Gobierno». Entre los contrarios a su asistencia se encontraría por ejemplo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, una de las caras más visibles del sector ultraconservador del PP y bien conocido por sus posicionamientos homófobos (es contrario al matrimonio igualitario, entre otras cosas, porque no garantiza «la supervivencia de la especie»). Según El Mundo, el PP estaría debatiendo la asistencia de Rajoy a la boda de Maroto en clave electoral. Acudir podría ser mal visto por el sector más conservador, pero ir le podría «granjear simpatías entre el electorado más de centro».
Que no se haga una burda utilización de los derechos LGTB
Dosmanzanas simpatiza poco con las políticas de Javier Maroto, un personaje que siendo alcalde de su ciudad no dudó en promover una campaña dialéctica contra los inmigrantes de origen magrebí por la cual fue acusado por el resto de fuerzas políticas y de numerosos colectivos sociales de azuzar la xenofobia. Campaña que dio lugar a una gran manifestación contra la xenofobia que de forma vergonzante fue calificada por Maroto como “lugar de encuentro de todos los batasunos del País Vasco”.
Justo es reconocer, sin embargo, que aún cuando Maroto mantenía en la esfera estrictamente privada su condición de gay, se mostró públicamente en desacuerdo con la posición de su partido respecto al matrimonio igualitario. En 2010, siendo ya candidato a la alcaldía, declaró en una entrevista radiofónica que “no hay hoy, en el siglo XXI, ninguna razón, ni jurídica, ni ética, ni social, para hacer diferentes en derechos a parejas del mismo sexo de las que son hombres y mujeres, juntos. No hay ninguna razón. Y yo desde luego creo que es una batalla que se va a ganar en la sociedad, y que yo personalmente, dentro de los órganos de mi partido, siempre lo digo… Cada vez son más voces las que dicen esto y también lo digo en público, aquí por ejemplo. Por tanto, no estoy de acuerdo con las voces de mi partido que no reconocen la igualdad de derechos de unos y de otros”.
Una posición de integridad personal en esta materia que siempre hemos alabado, más allá de otras consideraciones. Ahora bien, lo que ya no nos parecería de recibo es que ya sea Maroto, ya sea los estrategas de su partido, promuevan ahora una maniobra de burda propaganda prtendiendo presentar a Rajoy como un político moderado, centrado, sensato, capaz de oponerse al matrimonio igualitario pero no por ello ser homófobo, porque al fin y al cabo tiene amigos gais y va a sus bodas… Tácticas comunicativas de manual, dicho sea de paso.
Mariano Rajoy es, no conviene olvidarlo, la persona que más daño ha hecho a los derechos LGTB en nuestra reciente historia. En 2005 asumía como propia la decisión de presentar ante el Tribunal Constitucional el recurso contra la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo (al que puedes acceder pinchando aquí. Un documento que ya siempre formará parte de la crónica negra de España). Recurso que tardó siete años en resolverse, y que mantuvo mientras tanto en una situación de inseguridad jurídica a miles de familias.
Pero Mariano Rajoy también encabezó, como líder de la oposición, la negativa de su partido a aprobar una ley de identidad de género, a consensuar una asignatura de Educación para la Ciudadanía que contribuyera a fomentar el respeto a la diversidad familiar, a aprobar una ley de igualdad de trato… Siendo presidente del Gobierno promovió la eliminación de la que ya era una descafeinada Ciudadanía, volvió a bloquear una posible ley de igualdad de trato, impulsó el infame Real Decreto 16/2012 que puso fin a la sanidad universal y que los especialistas en VIH/sida no han dejado de criticar… Por no hablar de todo lo que simplemente no ha hecho o ha dejado de hacer durante estos años en materia LGTB y de lucha contra el VIH.
En el terreno personal, nos importa un bledo si Mariano Rajoy va a la boda de Javier Maroto, cuyo compromiso de visibilidad y derecho a invitar a su boda a quien le plazca respetamos. En el terreno público, sin embargo, si finalmente Rajoy acude no seremos nosotros los que participemos en una burda maniobra de pinkwashing o lavado de cara «rosa» preelectoral alabando a un presidente de Gobierno homófobo por tener un amigo gay o a la plana mayor de un partido que a día de hoy, más allá de pronunciamientos personales, no solo no ha asumido como propia la igualdad plena de las personas LGTB sino que sigue maniobrando contra ella. Esperemos al menos que el activismo LGTB no caiga en la trampa.
Simplemente magnifico.
Primero datos contrastables, y diferenciando linea editorial imparcial y linea editorial de peras y manzanzanas.