Camerún: un abogado obligado a abandonar el país tras ser amenazado por defender a personas LGTB
El abogado camerunés Walter Atoh denuncia la indefensión en que se encuentra su cliente Cornelius Fonya, condenado en 2013 a nueve años de prisión por mantener relaciones sexuales con un joven de 19 años, en un juicio plagado de irregularidades. Cornelius se enfrenta ahora al proceso de apelación sin prácticamente ayuda legal, por su abogado se ha visto obligado a abandonar el país tras recibir continuadas amenazas de muerte por defender a personas LGTB.
Walter Atoh es uno de los pocos abogados cameruneses que defienden a personas LGTB, dada la enorme presión social a que se ven sometidos quienes lo hacen. Uno de sus clientes es Cornelius Foya, detenido en octubre de 2012 tras ser atrapado por una multitud furiosa que le acusaba de haber mantenido relaciones homosexuales con un niño de catorce años. La turba le condujo hasta la comisaría de policía, donde prestó declaración y permaneció bajo arresto.
Durante el juicio se demostró que en realidad el joven con quien había mantenido relaciones tenía 19 años, y que todos los encuentros habían sido consensuados. Sin embargo, la madre del joven declaró en comisaría que su hijo padecía desórdenes mentales debido a esos encuentros sexuales. Esa afirmación bastó en su día para que Cornelius perdiera la libertad condicional en espera de juicio, y también fue suficiente después para que el tribunal fallara en su contra con enorme dureza. Mientras que la pena máxima en Camerún para las relaciones homosexuales consentidas entre adultos es de cinco años, el castigo puede llegar a doblarse cuando se trata de relaciones entre un adulto y un joven entre dieciséis y veintiún años. Cornelius fue finalmente condenado a nueve años de prisión.
Su abogado, sin embargo, se acogió a la sección tercera del la Ley de Procedimiento Penal camerunesa, que establece la nulidad del juicio si no se han seguido correctamente todos los procesos legales, para presentar la debida apelación. Según Atoh, cuestiones como la introducción por los testigos de la acusación de informes médicos, sin que previamente se hubieran presentado durante la investigación, pueden invalidar todo el procedimiento seguido. “He instado a los jueces de la Corte de Apelaciones a que revisen el caso y dicten sentencia por sus méritos. Esto es lo permisible, apropiado y admisible en derecho», afirmaba con contundencia.
Pero todo el trabajo legal llevado a cabo por Atoh puede terminar en saco roto, debido a las enormes presiones a que se ha visto sometido. El abogado denuncia las continuas amenazas que han recibido tanto él como su familia por su defensa de personas LGTB. En una llamada telefónica se le amenazaba gravemente: “Te eliminaremos a ti y a toda tu familia si te sigues empeñando en defender o apoyar actos abominables». Por ello, en marzo de este año decidió trasladar su residencia a un hotel, mientras su esposa se instalaba en Londres. Poco después se reunió con ella en la capital británica, donde ahora mismo permanece.
“A pesar de las amenazas de muerte contra mí y mi familia, voy volver a Camerún para continuar con mi labor como abogado LGBT «, afirma Atoh, esperando estar pronto en el país para proseguir con la apelación del caso de Cornelius, que, según el abogado, debe tratarse como un caso de derechos humanos. «Cornelius no tiene dinero para pagar a más abogados y su caso es muy complicado», asevera Atoh, «por lo tanto necesita ayuda humanitaria”. El defensor solicita que las organizaciones humanitarias presten a Cornelius toda la ayuda posible.
La dura realidad camerunesa para las personas LGTB
A finales de 2012, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresaba su preocupación por la situación de las personas LGTB en Camerún, realmente complicada. Y es que cada poco tiempo se producen noticias de detenciones, algunas de las cuales hemos recogido a lo largo de los últimos años.
En febrero de 2012 informamos de la detención de al menos tres mujeres lesbianas. Poco antes, en enero de 2012, eran cuatro hombres los detenidos. En noviembre de 2011 tres hombres fueron condenados a cinco años de cárcel acusados de mantener relaciones homosexuales en un coche (una de las pruebas que el juez tuvo en cuenta fue que los acusados hubieran estado bebiendo Baileys, un licor considerado típicamente femenino. Por fortuna este caso fue luego reconsiderado). En octubre de 2011 se condenó a tres años de cárcel a Jean-Claude Roger Mbédé por declararse a otro hombre por SMS, pena que fue confirmada en diciembre de 2012. Lamentablemente, en enero de 2014 Jean-Claude fallecía, abandonado por su familia, por las complicaciones derivadas del maltrato sufrido.
En abril de 2011 se detuvo a otros tres jóvenes acusados de homosexualidad. En marzo de 2011 un nuevo detenido fue condenado a 36 meses de cárcel, motivo por el cual Amnistía Internacional llevó a cabo una acción. En octubre de 2010 dos jóvenes sufrían una detención y un trato degradante por parte de la Policía. En mayo de 2010 dos detenidos fueron luego condenados a cinco meses de cárcel. En marzo de 2010 otra detención se mezcló con un intento de extorsión por parte de la Policía a un ciudadano australiano. En diciembre de 2009 un joven fue finalmente liberado tras permanecer varios días en prisión en condiciones miserables. En julio de 2013, se conoció la sentencia a prisión de dos hombres detenidos dos años antes por mantener relaciones homosexuales. Más recientemente, en junio de 2014, se dio a conocer la historia de una pareja homosexual que se vio obligada a huir de su localidad tras ser ataca por sus vecinos y detenida por la policía.
Uno de los sucesos más terribles tuvo lugar en julio de 2013, cuando fue brutalmente torturado y asesinado en su domicilio el activista LGTB Eric Ohena Lembembe, conocido por su labor en apoyo a los enfermos de sida y por sus continuas denuncias de las leyes homófobas del gobierno de Camerún y su pasividad ante la violencia desatada contra la población LGTB.
Y estos son solo los casos que trascienden a los medios internacionales. Según Human Rights Watch, al menos 28 personas han sido detenidas por delitos relacionados con la homosexualidad en los últimos tres años.
Además de todos estos episodios de LGTbfobia, en dosmanzanas también nos hemos hecho eco de la serie de vídeos “Homosexuales en Camerún: gentes como tú y yo”, breves reportajes que recogen testimonios de personas LGTB perseguidas por su orientación sexual en el país africano.
En Camerún, como citábamos anteriormente, las relaciones homosexuales están penadas con hasta cinco años de cárcel, pero según la activista LGTB Alice Nkom solo se puede detener a una persona si se la encuentra en situación de “flagrante delito”. Desgraciadamente, tal y como corrobora Human Rights Watch, son cada vez más los casos en los que la Policía ignora este requerimiento. Hace ahora dos años las autoridades políticas de Camerún rehusaron de hecho seguir las recomendaciones del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas de despenalizar la homosexualidad y actuar contra la violencia homofóbica.