El cine LGTB del 63º Festival de San Sebastián
Ubicado en la deliciosa ciudad vasca, el Festival de San Sebastián es uno de los certámenes internacionales más concienciados con el cine LGTB, al que siempre dedica obras interesantes en casi todas sus secciones. Como prueba de ello, en el año 2000 se creó el Premio Sebastiane, otorgado a la producción que mejor refleja la diversidad sexual y de género (que no necesariamente la mejor), y en 2013 se creó el Premio Sebastiane Latino, una prolongación del galardón anterior al que optan sólo las producciones latinoamericanas. Gracias a trasladarme a la capital donostiarra, disfruté antes que nadie de las películas LGTB presentadas en el certamen de 2015, con lo que he decidido hablaros un poco de ellas de cara a su futuro paso por las salas (con un poco de retraso, sí, ¡pero a fin de cuentas esta sección nació la semana pasada!).
Este año, el Premio Sebastiane ha sido concedido a la película estadounidense Freeheld, tristemente una de las cintas más denostadas de la Sección Oficial. De hecho, su presencia en la misma sólo se explica por la labor protagónica de Julianne Moore y Ellen Page, quienes, sin ofrecer trabajos especialmente brillantes, aportan la dosis de glamour que un festival de esta categoría requiere. De hecho, la propia Ellen Page, por completo entregada a la promoción del film (y al activismo LGTB desde que admitió su homosexualidad públicamente el año pasado), aportó su gracia y salero a la alfombra roja del Zinemaldia. La cinta cuenta la historia real de una condecorada policía diagnosticada de cáncer (Moore) que quiso dejar su pensión a su pareja de hecho (Page), debiendo enfrentarse ambas a la homofobia de Nueva Jersey. El problema es que la sucesión de tópicos con que la historia se narra (comenzando por el atuendo y siguiendo por todo lo demás) parece más propia del 2005 (año en que acontece la cinta) que de diez años más tarde. A fin de cuentas, recién aprobado el matrimonio igualitario en Estados Unidos —efeméride hacia la que el hecho descrito en el film fue un pequeño gran paso—, tanto sentimentalismo barato resulta innecesario. La plana dirección de Peter Sollett y la bochornosa interpretación de Steve Carell confirman los peores temores: que la cinta habría sido poderosa en los tiempos de Philadelphia (Jonathan Demme, 1993), pero resulta manida y olvidable hoy en día. “Esta película es para nosotras, las lesbianas”, dijo Page en la rueda de prensa; yo no lo tengo tan claro, pero, dejando el ojo crítico de lado, nos encontramos ante un producto made in Hollywood relativamente entretenido.
Por su parte, el Premio Sebastiane Latino fue a parar a la cinta Mariposa, incluida dentro de la sección Zabaltegi (euskera para “un poco de todo”). En ella, el aleteo de una mariposa divide el universo de dos jóvenes (Ailín Salas y Javier De Pietro) en dos realidades paralelas: una donde crecen como hermanos que se desean en secreto y otra donde sólo los une una extraña amistad. Curiosamente, se trata de la cinta menos LGTB de todas las confeccionadas por el argentino Marco Berger, autor de Plan B (2009), Ausente (2011) y Hawaii (2013), con lo que el galardón parece reconocer más al realizador que al film en sí, el cual no ha recibido críticas especialmente entusiastas (en la línea, eso sí, de toda su filmografía). Lo que sí es innegable es la originalidad de la propuesta de un autor que tiene claro qué responder cuándo se le pregunta por la constante presencia del mundo homosexual en su filmografía: “para hacer película heterosexuales, ya hay otros muchos cineastas”. Además, se trata de la tercera vez que Berger aboga por las historias cruzadas, si bien en Cinco (2010) estuvo acompañado en la dirección por Cinthia Varela, Cecilia del Valle, Andrew Sala y Francisco Forbes y en el díptico Tensión sexual(2013-2014) por Marcelo Mónaco.
Curiosamente, este año dos de las producciones más interesantes de la sección Horizontes Latinos tenían a la homosexualidad como protagonista: Desde allá y Te prometo anarquía, ambas receptoras de una Mención Especial del Jurado (aunque el premio fue a parar a la todopoderosa Paulina, de Santiago Mitre). La magistral Desde allá llenó las salas pese a tratarse de una ópera prima; ¿el motivo? Que sólo unos días antes se había alzado con el Oso de Oro de la Berlinale; ¡vaya comienzo para el venezolano Lorenzo Vigas! Y no es para menos: la cinta retrata con un minimalismo no exento de potencia el encuentro vital entre un hombre maduro incapaz de socializar (gran Alfredo Castro) y un atractivo joven insertado en el crimen (revelador Luis Silva). Brillantemente presentados e interpretados, ambos constituyen auténticas incógnitas que harán del visionado una experiencia tan dura como fascinante durante la que abundan las preguntas y escasean las respuestas. Por su parte, Te prometo anarquía muestra a un ayudante de traficante de drogas (Eduardo Eliseo Martínez) y un patinador (Diego Calva) —amigos, amantes, recíprocas malas influencias— que se sumergen en el negocio clandestino de la venta de sangre. Esta coproducción germano-mexicana está dirigida por aplomo por el realizador guatemalteco Julio Hernández Cordón, quien abandona así por primera vez su país natal para realizar uno de sus trabajos más aclamados. Por desgracia, el guion no se le da tan bien como la puesta en escena, quedando relegada la irregularidad del primero a la poética de la segunda.
Pese a estar repleta de obras sobre los conflictos de la adolescencia y el despertar sexual, la sección Nuev@s Director@s tan sólo ha contado este año con una producción de temática LGTB. Por suerte, ha estado a la altura, como muestra su selección para el inminente LesGaiCineMad. Se trata de la israelita Barash, primer largometraje de la guionista y realizadora Michal Vinik, quien confeccionó la obra con la idea de retratar la realidad que ella misma ha experimentado siempre en Israel, donde la homosexualidad se vive con mayor naturalidad de la que los medios se atreven a retratar. No por casualidad, esta historia sobre la adolescencia y el primer amor está fuertemente influida por la magistral La vida de Adèle (Abdellatif Kechiche, 2013), de la que bebe en exceso pese a contar con un tratamiento mucho más humilde. Aunque poco arriesgado, el film ofrece potentes interpretaciones por parte de las debutantes Sivan Noam Shimon y Jade Sakori, que dotan a la pareja protagonista de belleza, frescura y carisma. Verdaderamente es una ópera prima estimable cuyo talento merece más oportunidades en el futuro.
Por último, cabe mencionar dos cintas que, sin contar con la comunidad LGTB como protagonista, sí dedican a la misma una atención considerable. Se trata de la canadiense Les démons, estreno de Philippe Lesage en la Sección Oficial, y la española Requisitos para ser una persona normal, ópera prima de Leticia Dolera seleccionada como pieza clave de la sección Made in Spain. La primera aborda el tema desde el drama y la segunda desde la comedia, pero ambas ofrecen visiones más que interesantes. Así, Les démons es un completo estudio de los miedos que rodean al ser humano desde su más tierna infancia que fue muy bien recibido por la crítica (quizá a raíz de lo poco que esta había aprendido a recibir por parte de la Sección Oficial). Protagonizada con aplomo por el jovencísimo Édouard Tremblay-Grenier, la película explora el temor a la homosexualidad e incluso al SIDA con fuerza y honestidad, aunque se pierde en un guion algo inconexo y una realización que navega entre la originalidad y la torpeza. Por su parte, el debut de Dolera constituye una de las comedias más frescas y divertidas del año gracias a la reflexión sobre qué nos hace normales y qué podemos hacer para lograr serlo. Aunque algo ingenua, la cinta nos recuerda que lo único que debemos intentar ser es nosotros mismos y que la vida siempre está dispuesta a sorprendernos si le damos la oportunidad. Entre su variopinto elenco de personajes, destaca el hermano de la protagonista (Jordi Llodrá), quien, siendo un joven homosexual con síndrome de Down, es el único con las ideas verdaderamente claras (y la suficiente confianza en sí mismo para perseguirlas).
Freeheld, Mariposa, Te prometo anarquía, Barash, Les démons, Desde allá y Requisitos para ser una persona normal distan de ser perfectas (aunque las dos últimas van claramente un paso por delante), pero todas ellas retratan un mundo donde la homosexualidad es un elemento más a tener en cuenta. Y lo hacen con respeto y cariño, dispuestas a poner su granito de arena a una industria cinematográfica cada vez más igualitaria. La mayoría de ellas pasarán tarde o temprano por la cartelera, con lo que os insto a visionarlas para forjaros vuestra propia opinión. Y, hablando de festivales, la semana que viene dará comienzo la cobertura de la 20ª edición del LesGaiCineMad, una ocasión perfecta para visitar la capital española y deleitarse con el mejor cine LGTB. En cuanto al Zinemaldia, toca esperar pacientemente a la 64ª edición; sin duda, volverá a dar cabida a todo tipo de maneras de entender el cine.
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Acerca del Author
JuanRoures
Escritor y activista, hablo de cine en 'La estación del fotograma perdido', de dudas lingüísticas en '¿Cómo se dice?' y de cultura LGTB en 'dosmanzanas' (sección: 'Apolo vive enfrente'). He publicado la novela 'Bajo el arcoíris' y dirigido el cortometraje 'Once bitten, twice daring', ambos de temática gay. También soy corrector ortotipográfico y de estilo. Trabajo en la UAM.
Malas noticias vienen desde Eslovenia. El tribunal Constitucional del país se ha pronunciado sobre el referéndum del matrimonio igualitario y ha dado su aprobación para que se realice. Así que, una vez más, la igualdad se estrella en Europa Central. En el 2016 tanto Suiza como Eslovenia podrían sumarse a los países del este que vetan constitucionalmente el matrimonio para todos.
http://www.gaystarnews.com/article/slovenia-to-vote-on-gay-marriage-law-in-win-for-no-campaign/
Que películas LGTB aparezcan en festivales es fundamental para aumentar la visibilidad y que finalmente lleguen a la cartelera y sean accesible por el público general.
Me alegra saber que San Sebastián apoya el cine LGTB.
Un saludo