El presidente de Polonia veta la ley de identidad de género aprobada por el Parlamento
El recientemente elegido presidente de Polonia, Andrzej Duda, ha vetado la Ley de Identidad de Género aprobada este verano por las dos cámaras del Parlamento polaco. A pesar de sus imperfecciones, agravadas por las enmiendas incluidas desde el Senado, la ley suponía un indudable avance, al permitir a las personas transgénero mayores de edad y no casadas la modificación de los documentos oficiales sin necesidad de someterse a cirugía o tratamiento hormonal. Únicamente una mayoría de tres quintos del Parlamento podría levantar el veto presidencial, lo que supone la práctica imposibilidad de que la aprobación definitiva de Ley prospere.
Actualmente, según describe ILGA Europa, las personas transgénero polacas deben someterse a un penoso y estresante proceso judicial, y soportar un largo período de espera para obtener una decisión favorable a sus derechos. La Ley de Identidad de Género, presentada por Anna Grodzka, la primera diputada transgénero del país, suponía un primer intento de regular legalmente todo el proceso de modificación de los documentos oficiales. Y lo hacía además sin la necesidad de que las personas transgénero hubieran de someterse a ninguna cirugía o tratamiento hormonal para que esas modificaciones tuvieran lugar. Lo que sí se requería era la soltería y la necesidad de presentar ante el juez dos informes médicos o psicológicos independientes que confirmaran que la persona “es de una identidad de género diferente al género legalmente asignado”.
Con esa redacción, la Ley de Identidad de Género consiguió la aprobación del Sejm (la cámara baja) este 23 de julio, por una mayoría de votos 252 a favor frente a 158 en contra, lo cual fue saludado por los defensores de los derechos LGTB como “una victoria enorme para las personas trans en Polonia”. También consiguió la mayoría en el Senado (o cámara alta), aunque allí sufrió la introducción de un enmienda que exigía a las personas transgénero con hijos menores la aquiescencia de un psicólogo infantil, requisito que hizo temer a los activistas que fuera un subterfugio para limitar los derechos basándose en una supuesta protección de los menores.
A pesar de ello, todos coincidían en que se trataba de un primer paso gigantesco en el reconocimiento de los derechos de las personas transgénero polacas. Esa satisfacción, sin embargo, se ha visto lamentablemente truncada por la decisión del presidente polaco, Andrej Duda, que el pasado viernes 2 de octubre decidió vetar la Ley de Identidad de Género, a pesar de que haber obtenido un apoyo parlamentario de semejante envergadura.
Duda, que ocupó el cargo el pasado 6 de agosto tras una apretada victoria, ha formado parte durante su carrera política de Ley y Justica, un partido de ideología católica y conservadora, que siempre se ha pronunciado en contra de las llamadas teorías de género, tan denostadas expresamente por los más altos cargos de la jerarquía católica. Tan solo una mayoría de tres quintos del Parlamento puede levantar el veto presidencial. En la cámara baja supondría un total de 276 votos favorables con el quórum completo, muy lejos de los 252 que obtuvo en la votación del pasado verano.
Consternación entre los activistas
Las asociaciones de defensa de los derechos de las personas transgénero han expresado su consternación por una medida que veían inconcebible. Julia Ehrt, directora ejecutiva de Transgender Europe declaraba que “es terrible que el presidente Duda se haya negado a escuchar la aprobación del Parlamento, y haya ignorado las necesidades y los derechos humanos de las personas trans en Polonia”. Mediante un comunicado, Transgender Europe ha instado a los miembros del Parlamento a que levanten el veto presidencial y con ello reconozcan “la misma existencia de las personas trans en Polonia y otorgarles sus derechos humanos”.
Lalka Podobińska, que ocupa la vicepresidencia de Trans-Fuzja, organización polaca de defensa de los derechos trans, expresaba su indignación con elocuencia: “Todavía no puedo creer que esto haya sucedido. Quería creer que cuando en la campaña presidencial el señor Duda afirmó que iba a ser ‘el presidente de todos los polacos’, había entendido en última instancia que esta Ley no perjudicaba a la mayoría, sino que ayudaba a una pequeña minoría, que sin duda necesitaba un nueva ley. Quería creer que sus intenciones eran las de ayudar a aquellos que realmente lo necesitan. Para mí, el presidente ha fallado como ser humano. Ha negado a las personas trans que puedan vivir de acuerdo a su identidad de género».
Por su parte, Wiktor Dynarski, presidente de Trans-Fuzja, era igualmente contundente: ”Esta ley era la primera medida legislativa en Polonia que enmarcaba el reconocimiento de género en un procedimiento claro y definido, salvaguardando la privacidad y la dignidad de las personas. Estamos decepcionados por el desprecio del presidente hacia los derechos humanos, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que esta Ley no creaba nada nuevo en el sistema jurídico polaco, si no que daba orden a lo que era claramente un gran lío procesal”. Para Dynarski, el veto “es una clara señal de la agenda totalmente anti-LGBTI del presidente».
A pesar de la enorme dificultad, esperemos que el gran trabajo de los activistas polacos logre convencer al número suficiente de parlamentarios para que finalmente se levante el veto presidencial y se allane el camino para el reconocimiento de los derechos humanos de las personas transgénero del país eslavo.