Italia: se reactiva el proyecto de uniones civiles para parejas del mismo sexo… con resultado final aún incierto
Después de años de espera, por primera vez en la historia de Italia el Senado debatirá este miércoles una propuesta de ley de uniones civiles entre personas del mismo sexo. Ello no significa, ni mucho menos, que su aprobación sea inminente, ni siquiera que esté asegurada, al menos en su redacción actual. Pero sí supone un punto de inflexión después de que el primer ministro Matteo Renzi haya ido dando largas una y otra vez al proyecto, que ya en mayo fue visto por la Comisión de Justicia de la cámara alta. El éxito final, en cualquier caso, dependerá del delicado equilibrio existente en el seno del Partido Democrático (PD) entre los democristianos y el resto.
Italia es el único gran país de Europa occidental que carece de reconocimiento alguno de las parejas del mismo sexo, más allá de algunas iniciativas locales de escaso alcance práctico. Y ello pese a que tras el histórico resultado del referéndum irlandés sobre el matrimonio igualitario el primer ministro italiano Matteo Renzi declaraba que “las uniones civiles no pueden retrasarse más”. Curiosamente, el propio Renzi era el que había actuado hasta entonces como freno al proyecto (el Parlamento salido de las elecciones de 2013 no debería tener, en teoría, especiales dificultades para aprobarlo). Lo cierto es que pese a la enésima promesa de Renzi, han tenido que pasar casi cinco meses para que el proyecto simplemente se desatasque.
A día de hoy, la propuesta que está sobre la mesa es la presentada por la senadora Monica Cirinnà en junio de 2014, que reconocería a las parejas del mismo sexo su derecho a contraer una unión civil con derechos similares a los del matrimonio salvo la adopción conjunta (aunque sí permitiría, bajo ciertas circunstancias, la adopción de los hijos que ya tenga la pareja). Un proyecto que como dijimos arriba recibió la aprobación de la Comisión de Justicia del Senado en mayo, tras lo cual tuvo lugar una gran movilización conservadora, que culminó a finales de junio con una multitudinaria manifestación en Roma. Pocas semanas después el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el que condenaba a Italia por no reconocer las parejas del mismo sexo, en una sentencia referida a tres parejas de hombres a las que el Estado italiano ni ha permitido contraer matrimonio ni les ha ofertado una regulación alternativa (y ello pese a que la propia justicia italiana ha demandado en repetidas veces a su Parlamento que lo haga).
Durante este tiempo, Matteo Renzi ha intentado llegar a un acuerdo con su socio principal de gobierno, el Nuevo Centro Derecha (NCD) de Angelino Alfano, que se niega a aceptar el proyecto de Cirinnà y prefiere una regulación de menor nivel que ni siquiera contemple la posible adopción de los hijos de la pareja. No ha sido posible. Renzi, partidario de dejar libertad de voto en esta última cuestión, se ha visto abocado a dejar de lado a Alfano y hacer lo que hasta ahora había rechazado: conseguir el apoyo del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y de Izquierda Ecología Libertad (SEL), dos fuerzas con las que si quisiera el PD tendría mayoría suficiente para aprobar el proyecto, para al menos iniciar la discusión en el pleno del Senado.
Las distintas sensibilidades en el seno del PD dificultan el pronóstico
Y decimos «al menos» porque ni mucho menos está segura su aprobación, pese al apoyo de M5S y SEL, debido a la división existente dentro del PD, un partido que es en realidad una amalgama de democristianos, centristas, socialdemócratas y socialistas en el que es posible encontrar, por ejemplo, a uno de los líderes más destacados del movimiento homófobo italiano: el diputado Mario Adinolfi. En el sector democristiano del PD, de hecho, el primer ministro Renzi cuenta con grandes apoyos (él mismo proviene de esa familia ideológica). Una expresión más de la «excepción italiana»: hablamos de un país en el que la Iglesia católica posee poderosas terminales en prácticamente todos los partidos políticos. De hecho, un sector del PD está ya maniobrando para impulsar una alternativa a la adopción de los hijos de la pareja, que se retrasaría hasta que el hijo tuviese 18 años y optase voluntariamente por ella. Mientras tanto se crearía una especie de «custodia reforzada» que precisaría de una aprobación por parte de los servicios sociales.
Está por ver qué sucede. Por lo pronto, habrá que ver hasta dónde llega la discusión este miércoles, que en cualquier caso se interrumpirá a mediodía y posiblemente no se reanude hasta noviembre. Más allá de eso, habrá que ver qué hace finalmente el PD en materia de adopción: Renzi piensa dejar libertad de voto en esa materia. El M5S y SEL son partidarios de dejar el proyecto tal como está y no rebajarlo más. Mientras, entre los partidos de centro-derecha y derecha predomina, aunque con diferentes grados de intensidad, la negativa al proyecto de Cirinnà.
Demasiadas incógnitas, en definitiva. El diario La Stampa, de centro-izquierda, se mostraba este martes pesimista y consideraba que, a la luz de cómo se presenta el calendario político, lo realista es pensar que «Italia no tendrá esta ley, quedará como una mancha negra en el mundo occidental avanzado, encasillado entre Moldavia y Polonia, punta de un iceberg de integrismo confesional y de negación de los derechos civiles». Ojalá se equivoque.