"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

LesGaiCineMad 2015: vuelta al mundo LGTB

El LesGaiCineMad sigue su curso y yo sigo disfrutando del mejor cine LGTB. La semana pasada os hablé de las primeras diez películas que vi («Risas, romances y terror LGTB») y hoy voy a comentar las que he visionado desde entonces. La segunda semana se ha trasladado a la Cineteca del Matadero y ha optado por un acercamiento más dramático —y en general más interesante— al mundo LGTB. Sin más dilación, paso a hablar un poquito de todas ellas, ambientadas en todos los rincones del mundo.

La semana empezó, para qué negarlo, con mal pie con Portrait of a serial monogamist, una comedia protagonizada por una mujer por completo exenta de carisma (Diane Flacks) que trata de afrontar una ruptura paseándose de aquí para allá en busca de un clavo que saque el más que clavado clavo. Dado el soso carácter del personaje, que nada salga bien resulta tan inevitable como acordarse de la recién vista Appropiate behaviour, una pequeña joya estadounidense que cuenta prácticamente la misma historia… pero bien. Escrita y dirigida por John MitchellChristina Zeidler, la película contiene un par de momentos salvables (a destacar la escena sobre cómo ligar mientras se pasea al perro), pero resulta tediosa durante la mayor parte del tiempo. Y es que una comedia agridulce que no logra hacer reír ni llorar va por mal camino. (Jamás pensé que Dyke hard se toparía con competencia de cara al premio a peor película del certamen.)

Afortunadamente, ahí terminan los tropiezos de un festival que ya ha presentado dos de las preseleccionadas al Óscar a mejor película extranjera: How to win at checkers (every time) y Dólares de arena. La primera de ellas opta al galardón por Tailandia, país que retrata como extremadamente progresista en lo que al mundo LGTB se refiere (algo que ya enfatizó hace tres años el It gets better de Tanwarin Sukkhapisit, Premio del Público de este mismo certamen). Presentada en la sección Panorama de la Berlinale, la ópera prima de Josh Kim muestra a dos hermanos muy distintos entre sí a los que la vida trata, meramente por azar, de forma muy diferente. Ingkarat Damrongsakkul y Thira Chutikul encarnan con talento y sensibilidad a los protagonistas, situados en un país más peligroso —pero también mucho más liberal— de lo que cabe esperar. Bellamente escrita y filmada, la cinta entrelaza la calidez y la frialdad de un mundo que no siempre es justo: la vida es una eterna partida de damas; y tantas fichas hay blancas como negras. Ganar significa que alguien tiene que perder, pero, viendo esta película, todo el mundo gana.

Por su parte, Dólares de arena nos traslada a una República Dominicana tan paradisiaca como opresiva por cuyas playas se pasea una joven (Yanet Mojica) en busca de dinero fácil. Poco le cuesta ganarse el corazón de una mujer mayor (excelente Geraldine Chaplin, premiada en los festivales de Chicago y La Habana y candidata al próximo Premio Fénix) deseosa de disfrutar del amor al menos una vez más, aunque la reciprocidad sólo se base en el interés. Y es que la joven ya tiene novio (Ricardo Ariel Toribio), así como planes más ambiciosos que la situarán en una difícil encrucijada. Tras Cochochi (2007), Jean Gentil (2010) y Carmita (2013), el mexicano Israel Cárdenas y la dominicana Laura Guzmán escriben y dirigen juntos su cuarto largometraje con gran sensibilidad a partir de la novela francesa de Jean-Noël Pancrazi. Melancólica y evocadora, la cinta se mueve por caminos oscuros, pero, gracias a la vitalidad de las localizaciones y las canciones (a destacar “La causa de mi muerte”, de Ramón Cordero), nos encontramos ante una memorable carta de amor a la existencia.

Y seguimos dando la vuelta al mundo con While you weren’t looking, el toque africano de la Sección Oficial. En ella, varias historias se entrelazan para formar un completo mosaico de la sociedad sudafricana contemporánea. Así, frente a relatos de homofobia y discriminación, encontramos también las típicas preocupaciones de pareja comunes a todas las identidades y nacionalidades. De este modo, la debutante Catherine Stewart aprovecha para denunciar la situación de su país, pero también para recordarnos que muchos habitantes del continente africano viven su sexualidad con una naturalidad envidiable. Aunque el cúmulo de historias presentadas impide profundizar en cualquiera de sus múltiples temas (el machismo, la diferencia de clases, etc.) y la escasez de personajes carismáticos dificulta la inmersión en el relato, nos encontramos ante un interesante retrato de un país normalmente relegado a un segundo plano por parte de la comunidad LGTB.

Por su parte, la belga Je suis à toi supone la segunda aportación del guionista y realizador David Lambert al cine gay tras Hors les murs (2010), cinta que supera en madurez y trascendencia. En ella Nahuel Pérez Biscayart (mejor actor en Karlovy Vary), Monia Chokri —bella colaboradora de Xavier Dolan en Los amores imaginarios (2010) y Laurence anyways (2012), premiada en este mismo certamen)— y Jean-Michel Balthazar conforman un interesante tríptico. Todos buscan el amor y la comprensión en un mundo que parece haberlos dejado de lado, pero arrastran fantasmas personales que los alejan día tras día de la felicidad. Pese a acontecer en una panadería, la cinta prescinde del azúcar y desnuda por completo a sus personajes —literal y metafóricamente— para arrebatarles su coraza (y, a menudo, su dignidad) y sacar sus complejos sentimientos a flote. Dura y honesta, la cinta nunca deja de ser incómoda, pero constituye una de las sorpresas del certamen.

Entre tanto joven cineasta, destaca la experiencia de la veterana Fina Torres, receptora hace tres décadas de la Cámara de Oro de Cannes por la notable Oriana (1985). Conocida por sus potentes personajes femeninos, la realizadora llegó al festival con Liz en septiembre (bueno, no físicamente: la actriz Arlette Torres presentó el film en su lugar) avalada por el Premio del Público del Miami Gay and Lesbian Film Festival. Basada en la obra de Janem Chambers, esta comedia dramática está protagonizada con candidez por la supermodelo Patricia Velasquez y la exbailarina Eloísa Maturén, quienes compiten con las localizaciones por la atención de la cámara. Ambientada en un paradisiaco resort de Venezuela, la película presenta con grandes dosis de humor y sensibilidad los conflictos de un variopinto grupo de mujeres lesbianas a las que, por desgracia, no terminamos de comprender del todo a raíz de un guion torpemente desfragmentado. A veces hasta parece que el film haya sido cortado por donde no debía, pero el resultado nunca deja de ser agradable (y su melancolía deja huella). Por cierto, mucha atención a la cinematografía LGTB venezolana, que recientemente también ha facturado Azul y no tan rosa (Miguel Ferrari, 2012) y Desde allá (Lorenzo Vigas, 2015) pese al conservadurismo de muchos de sus habitantes.

No me quiero despedir de esta segunda semana sin hacer mención a los numerosos cortos presentados en el certamen, algunos tan interesantes como el Vainilla de Juan Beiro o el A qui la faut de Anne-Claire Jaulin. En representación de todos ellos, voy a dedicar unas líneas a uno muy especial. Se trata de Mi hermano, cuarto cortometraje de Miguel Lafuente visto en el LesGaiCineMad tras La mirada de las fotos (2010), Lo que quiero de ti (2011) y el magistral Separata (2012), todos ellos presentados fuera de concurso por ser fruto de la colaboración de muchos miembros de la organización del festival. En esta ocasión, el cineasta madrileño ha querido lanzar un doble mensaje a todos aquellos que sufren dentro (o fuera) del armario, algo que logra combinando un cuidado guion, un correcto reparto y una bella animación low cost. Por un lado, la obra anima a los jóvenes homosexuales rodeados de homofobia a aguantar porque, tarde o temprano, la vida será mejor; por otro, insta a quienes se vean capaces de hacerlo a salir del armario para servir de ejemplo para quienes más necesitados están de uno. Y lo hace a través de dos hermanos que optaron por tipos de huida diametralmente opuestos, inconscientes de que la solución a sus problemas no estaba en escapar, sino en dar la cara por sí mismos. Tierna y desgarradora, la obra resulta a ratos demasiado fría dado el cariz del tema tratado, no estando tampoco todas las interpretaciones al mismo nivel, pero el resultado es, además de estimable, un prometedor nuevo paso para un cineasta al que queremos ver ya al mando de un largometraje.

Me despido así de una semana menos intensiva que la anterior pero igualmente satisfactoria durante la que el LesGaiCineMad ha dado la vuelta al globo para presentarnos visiones del mundo LGTB tan distintas como fascinantes. La semana que viene culminará mi cobertura del certamen con los comentarios de The Summer of Sangaile, Los amores inconclusos, Something must break, Eisenstein en Guanajuato, El diputado y Pride, las cuales os insto a ver encarecidamente para ampliar vuestros horizontes en lo que a cultura LGTB se refiere.

Comentarios
  1. Iñugo
  2. Flick
  3. Gato loco
  4. DanielGrimoir

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