Rechazo rotundo de los colectivos LGTB a una petición para desvincularse de la lucha trans
Una sorprendente petición en change.org, solicitando a colectivos y publicaciones LGTB que se desvinculen de las reivindicaciones de las personas transexuales, ha provocado indignación en sus supuestos destinatarios. La petición acaba reproduciendo el lenguaje tránsfobo de quienes han azuzado el miedo en el reciente rechazo en Houston a una ley antidiscriminatoria.
Que las personas trans son las más vulnerables del colectivo LGTB es bien sabido. También que dentro del colectivo hay discriminación interna (endodiscriminación) hacia ellas. Con todo, esta noticia no deja de sorprender y de indignar: a fecha 11 de noviembre de 2015, casi 2.000 personas han votado una petición en change.org que lleva por título “Quitad la T”, y que además de solicitar que los colectivos LGTB se desvinculen de las reivindicaciones trans constituye todo un ejercicio de revisionismo histórico. Sus promotores, para empezar, acusan a las personas trans de “apropiarse” de Stonewall, y rechazan la “reescritura de la historia y cultura gay y lésbica, sobre todo con el intento de refundir la mayoría de hombres gais blancos en los disturbios de Stonewall como transgénero, calificando de ‘transgénero’ a hombres que se vestían con ropas femeninas pero que se identificaban como hombres”… Se da la circunstancia de que una reciente adaptación al cine de los disturbios de Stonewall, dirigida por Roland Emmerich, ha sido sido precisamente muy criticada por su “blanqueamiento”, al hacer girar la historia en torno a un hombre blanco gay. Poco parece importarles que, de hecho, lo que está confirmado es el papel crucial que desempeñaron las personas trans.
La petición va aún más lejos en su transfobia, al dar pábulo al argumento del «pánico transexual en los baños», usado en la reciente campaña contra la legislación antidiscriminatoria de Houston, en la que se llegó a plantear que abusadores disfrazados de transexuales aprovecharían la oportunidad de entrar en baños de mujeres para abusar de ellas. Dicen así que la “ideología trans” (sic) afirmaría “la violación de los derechos de los individuos, en particular mujeres, para llevar a cabo actividades normales y cotidianas en espacios tradicionalmente seguros; esto es sumamente pernicioso en el caso de hombres haciéndose pasar por transgénero y que reclamarían acceder a los baños, vestuarios, refugios para mujeres y otros espacios reservados para mujeres”.
Pero hay más, la petición llega a atacar las medidas encaminadas a la infancia apelando a que los defensores de los derechos trans buscan convencer a los padres y profesionales de la salud para que “diagnostiquen a niños de cuatro años como transgénero”. Además de asumir el discurso patologizante, los peticionarios afirman que el movimiento LGB busca hacer más fluidas las categorías de género y que el movimiento trans en cambio las quiere fijar desde la primera infancia.
La petición termina asegurando que ellos «no buscan» fomentar la intolerancia y el prejuicio hacia las personas trans. Dicen “reconocer y respetar el derecho de los adultos a determinar su propio camino en la vida”, pero a renglón seguido añaden que eso no puede darse “infringiendo los derechos de las mujeres, hombres gais y niños”. Casi parecería, si no fuera porque la petición está firmada supuestamente por personas lesbianas, gais y bisexuales, que estuviéramos ante la clásica petición de los colectivos homófobos tradicionales. Un estilo que reproduce también el victimismo de estos, al denunciar la “demonización y acoso de las mujeres e individuos gais y lesbianas que abiertamente expresan su desacuerdo con la ideología trans”.
Rechazo de los colectivos
La petición, aparentemente nacida en Estados Unidos, se dirige en particular a organizaciones LGTB como Human Rights Campaign, GLAAD y Lambda Legal y publicaciones como The Advocate, Out y HuffPost Gay Voices (la «sección LGTB» de The Huffington Post). La respuesta de los destinatarios, sin embargo, ha sido clara y rotunda.
Así, por ejemplo, GLAAD se ha posicionado «firmemente junto a la comunidad transgénero y rechaza inequívocamente la idea indignante y destructiva de que la ‘T’ sea retirada de LGBT (…) Durante décadas las personas transgénero han trabajado junto a lesbianas gais y bisexuales para avanzar en la igualdad para todos frecuentemente guiando el camino en el movimiento hacia una plena igualdad y aceptación (…) En un momento en que activistas antiLGTB prosiguen atacando los derechos básicos y protecciones esenciales para las vidas de todos nosotros, tenemos que permanecer unidos y no sucumbir a la ruina de la División«. Por su parte, desde Human Rights Campaign aseguran que la petición “está inequívocamente mal. El odio que mató a Matthew Shepard también mató a Zella Ziona. Los matones en el colegio no solo acosan a los niños gais, están acosando también a los niños transgénero. Los padres que podrían proveer hogares amorosos para 400.000 niños en acogida no son solo padres y madres lesbianas o gais, también son padres y madres bisexuales y transgénero. Esta idea de que estamos separados y aparte es obviamente falsa. Somos un solo movimiento, más fuerte en nuestra unidad. Somos una comunidad, punto”.
Por cierto que en change.org ya está funcionando una segunda petición que busca precisamente solidarizarse con las personas trans y rechazar cualquier intento de división en ese sentido. Una petición que pese a llevar mucho menos tiempo cuenta ya, en el momento de publicar esta entrada, con más del doble de apoyos que la petición tránsfoba.
Una petición que, de ser cierta, repudiamos
Nos alegramos de que se hayan rechazado de plano estas pretensiones. Desde dosmanzanas nos unimos a este repudio. Consideramos las reivindicaciones trans como parte indisoluble de las reivindicaciones LGTB, y si hemos recogido esta noticia y reproducido partes de la petición ha sido con el único interés de que mostrarla como ejemplo grotesco de lo que se ha de evitar.
Aún confiamos incluso –ojalá sea así, aunque no lo parece– en que todo quede en una maniobra de provocación para poner de manifiesto la discriminación que las personas trans sufren dentro del colectivo, una realidad palpable ante la que muchas personas gais, lesbianas y bisexuales no hacen sino mirar hacia otro lado.