Condenados a tres años de prisión seis jóvenes tunecinos por mantener relaciones homosexuales
Seis jóvenes tunecinos han sido condenados a tres años de prisión por mantener relaciones homosexuales. El juez ha dictado además el destierro de su lugar de residencia, la localidad de Kairuán, durante los tres años posteriores al cumplimiento de la pena. La escalada homófoba en el país magrebí también ha causado el exilio de Hedi Sahly, uno de los vicepresidentes de la asociación LGTB Shams, puesta en el disparadero desde el propio Parlamento tunecino por uno de sus diputados, que la ha calificado de “peligrosa para la paz social”, y desde el mismo Gobierno del país, que ha solicitado a las autoridades judiciales su disolución. Shaly explica que ha recibido serias amenazas de muerte por su lucha por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga la homosexualidad.
El pasado 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, un juez de la localidad tunecina de Kaiurán ha dictado la condena a tres años de prisión de seis jóvenes, que han sido hallados culpables de vulnerar el artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones sexuales entre varones adultos.
A este castigo, el máximo contemplado por la ley, se añade el destierro de Kaiurán durante los tres años siguientes al cumplimiento de la pena. Uno de los condenados, además, ha sido hallado culpable del delito de “atentado al pudor” por haber sido encontrados en su ordenador vídeos que el juez ha considerado “inmorales”.
Esta nueva condena se suma a la del joven Marwen, de 22 años de edad, sentenciado hace unos meses a un año de prisión por el mismo delito. Marwen se hallaba en libertad bajo fianza hasta que se resolviera su apelación, cuya vista también estaba fijada para el 10 de diciembre. Para ese mismo día estaba convocada una manifestación por la asociación LGTB Shams, tanto para apoyar a Marwen como para protestar por el acoso de que es objeto por parte del Gobierno tunecino, que ha pedido a las autoridades judiciales su disolución. La página de Facebook desde la que se convocaba la manifestación se encuentra ahora borrada.
Acoso a los miembros de la asociación LGTB Shams
Precisamente el apoyo a Marwen, cuya sentencia causó revuelo internacional, hizo que los miembros de Shams aparecieran con cierta frecuencia en los medios de comunicación tunecinos solicitando la derogación de las leyes que castigan la homosexualidad. Esas apariciones pusieron en el disparadero a Shams, que fue objeto de ataques en el propio Parlamento tunecino, donde el diputado Ennahdha Abedlatif el Maki llegó a calificar a la asociación LGTB de “peligrosa para la paz social”. Por su parte, el secretario del gobierno de Túnez, Ahmed Zarrouk, solicitaba a las autoridades judiciales la disolución de Shams por su defensa de los derechos LGTB.
Todo ello ha tenido como consecuencia que los miembros de Shams se hayan convertido en objetivo de los fanáticos. Hedi Shaly, uno de sus vicepresidentes, ha comunicado que debe partir para el exilio debido a las serias amenazas de muerte de que es objeto. En una entrevista concedida a HuffPost Tunisie, Shaly detalla cómo ha podido acceder a informes internos del Ministerio del Interior gracias a un familiar que trabaja en ese organismo. En ellos aparece como una de las personas oficialmente bajo amenaza. Las autoridades, sin embargo, le han negado cualquier protección.
Shaly denuncia también que desde la mezquita de Hammamet se pidió la muerte del portavoz de Shams, Bouhdid Belhadi, residente en la ciudad. Aunque miembros de la policía local se encontraban presentes en ese momento, no se tomó ninguna medida. Sus compañeros de Shams fueron a buscarle para poder esconderle, por lo que ha tenido que abandonar sus estudios universitarios. Por su parte, la policía únicamente se ha puesto en contacto con él para exhortarle a que se comporte de manera más discreta, sin hacer nada más por protegerle.
Otro de los vicepresidentes de Shams, y miembro fundador, es Ahmed Ben Amor, quien también recibe amenazas de muerte diarias, según relata Hedi Shaly. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.
Así pues, Hedi Shaly teme seriamente por su vida, por lo que ha decidido abandonar el país. No tiene claro aún dónde pedirá asilo político, aunque le sirve “cualquier lugar donde me sienta seguro y pueda terminar mis estudios”. En todo caso, continuará con su labor de defensa de los derechos de las personas LGTB tunecinas allá donde se instale definitivamente. La dureza de la vida que abandona se resume con este último testimonio:
En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él.
Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera.
Uff, que decepcion Tunez. Aunque claro teniendo un gobierno islamista moderado no se podia esperar otra cosa.. Ahora solo puede ir a peor, con la caida en barrena del turismo.
De verdad, que pena me da que tres inocentes tengan que pasar tres años en prisión. Es algo que destroza la vida de cualquiera. Son ellos los que tendrían que ser acogidos en Europa y no sus agresores.