Victoria del populismo ultraderechista del Frente Nacional en las elecciones regionales de Francia
La primera vuelta de las elecciones regionales francesas se ha saldado con la victoria del Frente Nacional (FN), el partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen. 6 de las 13 regiones de Francia han dado una clara victoria al populismo ultraconservador. La segunda vuelta será decisiva para determinar el grado de poder territorial de las principales fuerzas políticas en Francia de cara a las próximas elecciones legislativas (que se celebrarán dentro de 18 meses).
El Partido Socialista del presidente François Hollande ha sido el más castigado por los electores. Hasta los comicios del 6 de diciembre, los socialistas tenían el control de 21 de las 22 regiones (el año pasado el mapa cambió, reduciéndose a 13). El caso es que el Partido Socialista solo podrá conservar el gobierno de 2 o 3 regiones. De cara a la segunda vuelta, los socialistas retirarán sus listas en aquellos territorios en los que la izquierda no tenga ninguna opción, con la esperanza de frenar el avance del FN. La más beneficiada de esta decisión será la derecha del homófobo declarado Nicolas Sarkozy, encarnada en Los Republicanos, la nueva marca electoral de la vieja UMP. Sarkozy, por su parte, ha dejado bien claro que no apoyará ninguna candidatura socialista donde cuentes con la posibilidad de gobernar.
El diario francés Le Monde, en su editorial de este lunes, califica de “reaccionario y xenófobo” al FN y define su ideología como “contraria a los valores de la república”. Esto le lleva a preguntarse, retóricamente, “¿cómo entender que es capaz de gobernar por sí solo el destino de casi un cuarto de la población francesa, si gana el 13 de diciembre en el Norte, en Provenza y en el Este?”. El rotativo galo achaca el triunfo de los de Le Pen a su discurso sobre la inmigración (especialmente tras la llegada masiva de refugiados procedentes de Siria e Irak) y a los atentados yihadistas de París, el pasado 13 de noviembre. El miedo es el caldo de cultivo ideal para el florecimiento y el éxito de los populismos. A esto se une la crisis de la izquierda, el aumento del paro y el estancamiento económico. El Frente Nacional ha construido su discurso jugando estas bazas y su líder, Marine Le Pen, resume así el éxito electoral de la formación: “el resultado increíble del FN es la rebelión del pueblo contra la élite”.
Incertidumbre en materia LGTB
Desde el punto de vista de las políticas LGTB, el avance del FN plantea inquietantes interrogantes. Si los resultados de los comicios regionales se repitieran en las generales, la derecha y la ultraderecha contarían con una holgada mayoría parlamentaria. Y aunque se haya revelado que varios dirigentes del FN son homosexuales ello no garantiza que el partido vaya a respetar los derechos de la comunidad LGTB. Haciendo un ejercicio de memoria histórica Ernst Röhm, líder de las SA, era homosexual, y esto no impidió que el nazismo persiguiera, torturara y asesinara en campos de concentración a miles de personas LGTB (el propio Röhm acabaría siendo eliminado, finalmente, con la aprobación de Hitler).
En enero del año pasado, sin ir más lejos, dosmanzanas recogía la infame propuesta de Julien Rochedy, director del Frente Nacional de la Juventud, de proponer una ley que prohíba la “propaganda LGTB” en los colegios de Francia. “Estoy en contra de la propaganda LGTB en la escuela, yo no quiero que mis hijos aprendan eso”, en estos términos justificaba Rochedy su propuesta homófoba. La aversión hacia la diversidad sexual de este joven dirigente se ponía de manifiesto al reconocer que tampoco le gusta la visibilidad del colectivo “en las calles o en las paredes”.
Incluso la mismísima Marine Le Pen se atrevió a asegurar sin vacilar que “Rusia no persigue a los homosexuales”, ignorando los reiterados ataques a personas homosexuales en ese país, amén de la supresión en la práctica de la libertad de expresión de los ciudadanos rusos LGTB. Le Pen manifestó en su momento, además, que le parecería “sorprendente” que el anuncio del presidente Hollande y del ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, de no asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi tuviera alguna relación con la violación de derechos humanos del colectivo LGTB en Rusia.
Un panorama en cualquier caso poco favorable
En cualquier caso, y aunque el FN no viese confirmadas sus expectativas, el actual panorama político francés ofrece pocas esperanzas en materia LGTB. No está de más recordar que la derecha tradicional se significó bastante más que el propio FN en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, y de hecho el propio Sarkozy se ha posicionado en este tema con una virulencia que Le Pen, pese a oponerse, siempre ha preferido evitar.
Por lo que se refiere al Partido Socialista, aunque justo es reconocerle su papel en la histórica aprobación del matrimonio igualitario, posteriormente se ha caracterizado por su tibieza a la hora de abordar otras reformas, especialmente tras el nombramiento como primer ministro de Manuel Valls, representante de su ala más derechista, que dio al traste con las intenciones de su predecesor de permitir a las mujeres lesbianas el acceso a la reproducción asistida. En Francia, el acceso solo está permitido a parejas de distinto sexo, casadas o no, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trata de una prohibición total, que afecta tanto a la sanidad pública como a la privada, y que obliga a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que desee ser madre a acudir (si se lo puede permitir) a clínicas privadas de países vecinos, como Bélgica, Holanda o España.
En definitiva, la situación de Francia en estos momentos arroja pocos motivos para el optimismo en materia LGTB.
Una malísima noticia para Europa. Y para Francia. Resulta llamativo que haya sido tan apoyada por la juventud. O quizá no, por ahí vienen los cambios. En todo caso, es un error histórico.
No hay por que temer, la mayoría de los franceses, ya asimilaron la ley del matrimonio y sus derechos que tiene.En cuanto a» prohibir la «propaganda gay» dudo mucho que la sociedad lo permita, sobre todo por que a los franceses les gusta la libertad de expresión. y si en todo caso estuviera a punto de aprobarse una ley estoy seguro que muchos de la sociedad y medios de comunicación y artistas se manifestarían ,Francia es la cuna de la libertada de expresión dudo mucho que quieran tener una fama decadente en cuanto a prohibirla
Mira Odin. Una coyuntura política donde se debatiera la prohibición de la propaganda homosexual sería de por si nefasto, aunque finalmente no se aprobara. Además siempre podrían imponer medidas homófobas disfrazadas. Si la voluntad política va en nuestra contra siempre encontraran formas de imponer su homofobia.