Duran i Lleida, uno de los líderes políticos españoles más hostiles a los derechos LGTB, renuncia a la presidencia de su partido
Políticos de diverso signo y opinadores lloran la dimisión como presidente de Unió Democràtica de Catalunya de Josep Antoni Duran i Lleida. Un político generalmente alabado como un nacionalista «moderado y con sentido de estado», adalid del entendimiento entre Cataluña y Madrid… Les dejamos a ellos los lloriqueos. Desde dosmanzanas no podemos sino alegrarnos de perder de vista a uno de los políticos que con más ahínco han trabajado en contra de los derechos LGTB.
Contrario al matrimonio igualitario
Duran i Lleida no solo votó en 2005 contra la ley que hizo posible el matrimonio igualitario en España. En el año 2011 (ya habían pasado seis años), Duran seguía defendiendo activamente su derogación y sustitución por una ley de uniones civiles. Lo hacía en declaraciones a RAC 1, en una entrevista en la que como cabeza de lista de la aún existente CiU confirmaba que si el PP (que ya se adivinaba como ganador de las elecciones con mayoría absoluta) llevaba el tema a votación en el Congreso los diputados de la formación nacionalista dispondrían de libertad de voto sobre el asunto (CiU era por entonces una federación que agrupaba a Convergència Democràtica de Catalunya, de carácter liberal y favorable al matrimonio igualitario, y a Unió Democràtica de Catalunya, su partido, de carácter democristiano y contraria al mismo).
Es más, Duran no dudó en utilizar por entonces argumentos falsos para justificar sus tesis, al defender que como él piensan“el 90% de los países europeos”. “Igual que yo piensan los socialistas franceses, alemanes, austríacos y de otros muchos países”, expresaba. Lo hacía en un momento en el que el matrimonio igualitario era ya legal en Holanda, Bélgica, España, Noruega, Suecia, Islandia y Portugal y se discutía ya en Luxemburgo, Dinamarca, Inglaterra y Gales, Escocia y Finlandia (todos ellos acabaron aprobándolo). Por lo que se refiere a los socialistas franceses, a los que citó expresamente, ya por entonces el Partido Socialista francés había prometido la apertura del derecho al matrimonio a las parejas del mismo sexo en caso de ganar las elecciones presidenciales y legislativas de 2012, como efectivamente sucedió.
Defensor de las «terapias reparadoras»
Más infame aún resulta la posición de Duran i Lleida sobre las «terapias reparadoras» de la homosexualidad. “Estoy en contra de represaliar la asistencia médica a las personas que intentan modificar su homosexualidad o controlarla”, proclamaba en junio de 2010, días después de que la entonces consejera de Salud catalana, Marina Geli, anunciara una investigación tras conocerse que en una clínica de Barcelona se llevaban a cabo este tipo de procedimientos. Lo hacía en una entrada en su propio blog, en la que arremetía contra la política de la Generalitat (cuando esta era gobernada por un tripartito de izquierda) a la que reprochó ser “el único gobierno que pertenece a la internacional gay y lésbica”. Ya en en su momento, cuando la Generalitat catalana fue admitida en ILGA, dosmanzanas recogió la reacción airada de Duran, que exigió la salida de dicha organización.
Año y medio después, Duran i Lleida ratificaba su opinión en una entrevista a Vanity Fair. “Si hay un homosexual o un heterosexual que libremente acude a un psicólogo solicitándole ayuda porque cree que necesita un cambio en su sexualidad, tiene todo el derecho”, opinó entonces el político catalán, inmune a las críticas recibidas un año antes. En esta segunda ocasión las palabras de Duran fueron aún más fuertemente cuestionadas, especialmente desde los que aún eran sus socios de Convergència, lo que llevó al político a asegurar que sus palabras habían sido «sacadas de contexto».
Contrario a la ley catalana contra la homofobia y la transfobia
Pero la mala baba homófoba de Duran i Lleida acabó por desplegarse en todo su esplendor días antes de que el Parlamento catalán aprobase su histórica ley contra la homofobia y la transfobia. Fue en una carta a los simpatizantes de su partido, supuestamente dirigida a ensalzar a CiU como “la única fuerza que compromete a independentistas y no independentistas en la defensa del derecho a decidir”, pero que acabó convertida básicamente en un compendio de los peores argumentos homófobos y tránsfobos al insistir en el carácter diferencial de Unió. «Y hablando de las especificidades de Unió: la próxima semana tendrá lugar el debate de la proposición de ley de derechos de las personas gais, lesbianas, bisexuales, transexuales y por la erradicación de la homofobia, la lesbofobia y la transfobia. Creo que la iniciativa legislativa tiene más de promoción que de no discriminación», argumentaba. El texto añadía otras perlas como «hay colectivos mucho más discriminados y que no merecen la atención del legislativo», «la parte sancionadora debe ser eliminada por completo», «la proposición de ley introduce también contenidos inaceptables para nosotros en el ámbito educativo a partir del respeto al ideario de los centros escolares, como lo hace respecto a la familia, por no hablar de lo que yo llamo ‘chiringuitos’ y que la propuesta define como principio orientador de los poderes públicos: el de ‘establecer medidas de fomento de las entidades que trabajan para hacer efectivos los derechos y la no discriminación de las personas’. ¿Acaso hay una ley que diga que se deben fomentar entidades como SOS Racismo o cualquier entidad que defienda la dignidad del pueblo gitano?».
En el texto, en definitiva, Duran expresaba su rabia por el hecho, no solo de que el Parlamento catalán aprobase una ley contra la LGTBfobia, sino sobre todo porque contemplase un apartado sancionador que en buena parte es el que le da valor. Y más allá de su tono faltón hacia las organizaciones de defensa de los derechos LGTB (“chiringuitos”, los llamó), lo que resultaba además especialmente despreciable es el empeño de Duran en escudarse en otros colectivos discriminados y su alusión a organizaciones tan respetables como SOS Racismo, como si ello invalidara la necesidad de una protección específica a las personas LGTB.
Hasta nunca, señor Duran
Motivos más que suficientes para saludar la renuncia de Duran i Lleida, al que después de conducir a su partido a la irrelevancia (fuera de los parlamentos catalán y español) adivinamos poco futuro político. Atrás quedan por cierto otros episodios poco edificantes: el caso Pallerols (escándalo de corrupción ligado a la financiación ilegal de su partido), sus declaraciones ofensivas hacia los trabajadores del campo andaluces, la polémica por la exhibición de sus estancias en el lujoso Hotel Palace… aunque esto ya queda fuera del ámbito estrictamente LGTB. Por lo que a nosotros respecta, lo que celebramos es la desaparición de la escena política española de un declarado enemigo de nuestros derechos.