El Comité Legislativo del Parlamento ruso rechaza el proyecto que pretendía castigar las salidas públicas del armario
El Comité de Legislación Constitucional y Construcción del Estado de la Duma (la cámara baja del Parlamento ruso) ha rechazado un proyecto de ley que pretendía penalizar la salida del armario o la expresión de una orientación sexual distinta a la heterosexual. Presentada el pasado mes de octubre por dos veteranos diputados del Partido Comunista, la propuesta legislativa hacía incluso referencia a las leyes de la extinta Unión Soviética, que penaban la homosexualidad con penas de cinco a ocho años de prisión.
El proyecto de ley presentado por los diputados Ivan Nikitchuk y Nikolai Arefyev, ambos miembros del Partido Comunista de la Federación Rusa, ni siquiera ha logrado superar el primer trámite parlamentario, al ser rechazado por el Comité de Legislación Constitucional y Construcción del Estado de la Duma. Según los miembros del Comité, la iniciativa ha sido rechazada “debido principalmente al hecho de que, desde una perspectiva jurídica formal, el proyecto de ley era analfabeto». Por tanto, acaba aquí su periplo, sin ser sometido al escrutinio de los representantes de la cámara baja del Parlamento ruso.
La proposición legislativa pretendía enmendar la ley que prohíbe la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales ante menores”, aprobada en 2013, y que se dirige exclusivamente a la población LGTB. La reforma estaba encaminada a endurecer aún más las condiciones de las personas LGTB rusas, al penar la mera salida pública del armario o declaración de la propia orientación sexual con multas de hasta 5.000 rublos (71 euros, 80 dólares), que se convertían en penas de prisión o arresto de hasta 15 días si se realizaba en centros educativos o culturales y edificios de la administración estatal o local.
Para Nikitchuk, uno de los ponentes, las sanciones y penas establecidas en su proposición de reforma tan solo debían ser aplicadas a los varones homosexuales o bisexuales, no a las mujeres. En unas declaraciones a la emisora de radio Russkaya Sluzhba Novostei afirmaba que “creemos que las mujeres son personas más razonables y más capaces de manejar sus emociones. Por el momento, no incluiremos a las mujeres”. Para el diputado, la homosexualidad es “un grave peligro para cualquier persona y para la humanidad por entero”, pues puede incitar a niños y jóvenes a evitar reproducirse, y “en un sentido biológico, la insuficiencia de reproducción es igual a la muerte, y esto hace que la homosexualidad sea un peligro mortal para la humanidad “.
Ambos proponentes hacían referencia en su texto a los tiempos en que la homosexualidad era más duramente perseguida, como en la extinta Unión Soviética, cuyas leyes penaban la homosexualidad con penas de cinco a ocho años de prisión. También evocaban la Grecia clásica, pues, según ellos, “en Atenas, durante el período clásico, los homosexuales tenían que declarar su vicio a la asamblea del pueblo y eran despojados de sus derechos civiles. A quienes trataban de ocultarlo se les exiliaba o ejecutaba. Las leyes de la antigua Esparta eran aún más estrictas, sin declaración alguna cualquier persona que era sorprendida era ejecutada”.
La reforma era tan delirante en su pretensiones y en su forma, que incluso los LGTBfobos más recalcitrantes como Vitaly Milonov la rechazaban, aunque en su caso es por estimar que la ley actual ya penaliza las salidas públicas del armario si pueden ser contempladas por menores.
Sin embargo, el mero hecho de que esta propuesta haya llegado a presentarse es muy sintomático de la extrema vulnerabilidad de las personas LGTB en Rusia, un país donde quienes defienden sus derechos humanos más elementales son continuamente perseguidos por las autoridades. Bien sea por el mero hecho de enarbolar una bandera arcoíris o por reivindicar la celebración del Orgullo son detenidos, sancionados o incluso encarcelados. Por no mencionar la violencia extrema que las personas LGTB soportan por parte de grupos de odio como Occupy Pedofilyaj, tímidamente perseguidos por las autoridades.