La edición del «International New York Times» distribuida en Pakistán censura un beso entre dos hombres
Viernes, 29 de enero. Portada de la edición internacional de The New York Times tal y como se distribuye en Pakistán. La principal imagen ha desaparecido. En su lugar, un inmenso espacio en blanco: la imagen ha sido censurada… por presentar un beso entre dos hombres.
La edición internacional de The New York Times se distribuye en Pakistán de la mano de The Express Tribune, un periódico local. Pero según el acuerdo entre los dos medios, los editores de The Express Tribune pueden censurar determinados contenidos que consideren sensibles. Así ha sucedido con la imagen que abría la edición del viernes, y que mostraba un inocente beso entre Sun Wenlin y Hu Mingliang, la pareja de hombres que por primera vez han conseguido que un tribunal chino admita a trámite una demanda por no permitirles contraer matrimonio (una noticia de la que en dosmanzanas nos hicimos eco a principios de enero). El texto del reportaje (a cuya edición digital puedes acceder aquí) sí que fue publicado en su integridad.
La censura no ha pasado desde luego desapercibida, debido a lo llamativo de la imagen: buena parte de la portada, en blanco. Pero sobre todo llama la atención de que sea precisamente The New York Times, un diario estadounidense de tradición liberal, el que admita este tipo de imposiciones contra la libertad de expresión.
No se trata, de hecho, de la primera polémica derivada de este acuerdo de distribución: ya en la edición del pasado 2 de enero desaparecía tanto de la de la portada como de la página 2 un extenso artículo dedicado a la valiente lucha de los blogueros laicos de Bangladesh en su defensa de las libertades civiles frente a la creciente influencia islamista en ese país (independiente de Pakistán desde 1971). Aquella censura, de hecho, provocó numerosas protestas contra The New York Times. Aún así, el redactor jefe de su edición internacional, Richard W. Stevenson, defendió el acuerdo con The Express Tribune argumentando que no es sencillo encontrar una alternativa para conseguir una buena distribución local y que era preferible eliminar directamente un artículo, dejando su hueco para que los lectores fueran conscientes de la censura (y pudieran acceder luego al artículo en su versión digital), que «dulcificarlo» para hacerlo así más fácilmente admisible.
Kamal Siddiqi, redactor jefe de The Express Tribune, ha argumentando por su parte que el acuerdo con The New York Times les faculta para censurar contenidos que pueden resultar problemáticos en su país. «Nunca verá una fotografía de dos hombres besándose en Pakistán. De hecho, nunca verá una fotografía de nadie besándose», ha declarado. Siddiqi también ha recordado el riesgo que corren los periodistas de medios como el suyo, acusados por los islamistas de favorecer «la agenda occidental». Tres trabajadores de The Express Tribune, de hecho, fueron asesinados por este motivo en 2014.