La FELGTB recuerda, en el Día Europeo de la Salud Sexual, que no hay una orientación sexual más propensa a contraer enfermedades
Hoy es 14 de febrero, Día de San Valentín, «de los Enamorados»… y Día Europeo de la Salud Sexual. Aprovechando esta conmemoración, en un año que la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ha declarado Año de la Visibilidad Bisexual, este colectivo quiere insistir en que ninguna orientación sexual, tampoco la bisexual, es más propensa per se a contraer enfermedades. Ello no quiere decir que las personas bisexuales no constituyan un colectivo vulnerable, también en materia de salud.
«Según la OMS, la salud sexual es ‘un estado de completo bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad, no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o malestar’. Este enfoque es imposible mientras pervivan prejuicios y mitos sobre una orientación sexual concreta como es la bisexualidad, aquella que tienen quienes sienten atracción sexual, emocional y/o romántica hacia personas de más de un género y/o sexo, no necesariamente al mismo tiempo, de la misma manera, al mismo nivel con la misma intensidad», expresa la FELGTB en un comunicado. «Entre los mitos a combatir se encuentran aquellos que relacionan la orientación sexual con la transmisión de enfermedades o infecciones de transmisión sexual como el VIH, relacionado con el también prejuicio de una mayor promiscuidad de las personas bisexuales. Sin embargo ninguna persona, por tener una orientación sexual u otra, pertenece a un grupo de riesgo para la infección del VIH sino que son las prácticas sexuales sin protección las que determinan el riesgo», añade.
“La salud sexual es imposible si sentimos discriminación o rechazo hacia nuestros sentimientos, hacia nuestras relaciones sexuales, hacia nuestra orientación sexual. Contra la bifobia lucharemos con la visibilidad de las personas bisexuales, formando a profesionales de todos los ámbitos y trabajando, juntos y juntas, por el reconocimiento de la bisexualidad en igualdad”, ha destacado Loren González, vocal de Salud de la FELGTB.
Bisexuales, un colectivo especialmente vulnerable
Lo cierto es que para muchas personas hablar de bisexualidad supone recrear estereotipos y lugares comunes, entre los que su supuesta mayor promiscuidad es solo uno más. La FELGTB hace bien es destacar este aspecto. La realidad de muchas personas bisexuales, sin embargo, está marcada por una especial vulnerabilidad, también en materia de salud, que tampoco conviene olvidar.
Así lo ponía de manifiesto, por ejemplo, un estudio de la organización Human Rights Campaign al que hacíamos alusión en septiembre, y que no está de más rescatar en un día como hoy. El estudio hace un balance del estado de salud de las personas bisexuales en base a diferentes fuentes. Y los datos no son tranquilizadores. Especialmente vulnerable es el colectivo de mujeres bisexuales, que en comparación con el total de la población femenina presenta una incidencia más elevada de cáncer, en general, y de cáncer de mama, en particular, así como de obesidad y problemas cardiovasculares.
A esta situación contribuiría la falta de medidas preventivas, en especial entre las mujeres, que se someterían por ejemplo a menos pruebas de cribado, como la mamografía o la citología. Este peor acceso a los cuidados de salud estaría explicado, al menos en parte, por la bifobia institucionalizada. Una reciente encuesta en Reino Unido, por ejemplo, muestra que solo un tercio de las personas bisexuales sienten la suficiente confianza para hablar abiertamente con su médico de familia sobre su orientación sexual, y casi la mitad de ellas han experimentado episodios de bifobia durante su contacto con los servicios de salud. Otro estudio estadounidense ha demostrado que las personas bisexuales se sinceran significativamente menos que las personas gais y lesbianas cuando acceden a los servicios de salud.
Hay más datos: si bien es más probable que las mujeres bisexuales se hagan la prueba del VIH que las heterosexuales, también parecen hacer uso con mayor frecuencia de prácticas de riesgo, lo que posiblemente traduce un fallo de las políticas de educación en materia de riesgo en este colectivo. Por lo que se refiere a la salud mental, el peso del estereotipo, la discriminación y la falta de soporte social se deja notar en mayores tasas de depresión, conductas adictivas, trastornos de la conducta alimentaria e ideas suicidas que entre la población general.
Según una encuesta de Human Rights Campaign de 2012, el porcentaje de jóvenes no LGTB que se reconocían como “muy felices” ascendía al 21%. Entre los jóvenes que se reconocían como gais y lesbianas ese porcentaje se reducía al 8%, mientras que entre los que se reconocían como bisexuales se quedaba en el 5%:
Es cierto que hablamos de estudios que hacen referencia a las realidades estadounidense o británica, pero no hay razones de peso para pensar que en España o América Latina la situación sea significativamente distinta.
En definitiva, las personas bisexuales no son necesariamente esas personas felices y despreocupadas, afortunadas por “tener más posibilidades” que el resto y adornadas por un aura de modernidad y cosmopolitismo que muestra el cine o la televisión. Se trata, por el contrario, de un grupo vulnerable, con dificultades durante la adolescencia y juventud para asumir su propia orientación por falta de referente sólidos, con frecuencia menospreciado por el resto del colectivo LGTB, y que en el caso de las mujeres y/o de las personas que asocian además su condición transexual añade estigmas y dobles o triples discriminaciones.