Un joven gay ruso se resiste a volver a vivir dentro del armario después de sufrir una feroz agresión homófoba
Ivan Kravistin es un joven ruso de 26 años que sufrió el ataque violento de un compatriota a quien le disgustó su apariencia de “maricón”. Pero Ivan no se resigna a ser una víctima, y ha defendido en las redes sociales su derecho a vivir su vida libremente, sin tener que ocultar su orientación sexual, ni recluirse para encontrar un refugio más seguro. Según sus palabras, ”si te sometes a los homófobos, si te encierras en el armario, no estarás viviendo plenamente”.
El pasado 24 de febrero, Ivan Kravistin hacía sus compras en un supermercado de Syzran, una localidad de unos 180.000 habitantes situada a 900 kilómetros al este de Moscú. Cuando se disponía a salir del local, le bloqueó el paso un hombre de gran estatura y corpulencia, que le preguntó si era “maricón”, pues Ivan lleva el pelo teñido de azul y las uñas pintadas.
El energúmeno continuó espetándole todo tipo de insultos homófobos, mientras empezaba a golpearle con saña en la cara y en el cuerpo. Un viandante intentó detenerle, diciendo que a él tampoco le gustaban los gais, pero que no creía que hubiera que golpearles así. Finalmente, acudió la Policía, que detuvo al agresor bajo el cargo de “gamberrismo”. Por supuesto, no hubo intención de considerarlo un crimen de odio.
Ivan fue conducido al hospital, donde se le diagnosticó una conmoción, además de grandes hematomas en cuerpo y rostro. Finalmente, fue dado de alta para que terminase su recuperación en su domicilio.
Una vez allí, Ivan decidió compartir su dolorosa experiencia en la red social Vkontakte, la más popular de Rusia y semejante en formato a Facebook, para que sirviera como denuncia. Allí además publicó unas fotografías en las que se podían comprobar las huellas de la agresión. Sin embargo, muchos de los comentaristas le instaron a que fuera más discreto e intentara pasar desapercibido, que dejara de teñirse el pelo y de hablar de los derechos de los gais, para así evitar más agresiones e insultos en el futuro. Pero Ivan se ha negado a cumplir con ese papel de víctima, dando la siguiente respuesta a quienes le recomendaban discreción y ocultamiento:
Según algunos, tengo que dejar de hablar de los derechos de los homosexuales y aceptar la realidad de que, como norma, los homosexuales nunca serán aceptados en Syzran y en Rusia. Vive para ti mismo, a puerta cerrada, con un novio, y todo irá bien. Si yo no fuera “buscando problemas”, mi vida sería un cuento de hadas. Pero ese «felices para siempre» es una mentira. Si te sometes a los homófobos, si vuelves al armario, no estarás viviendo plenamente. Yo puedo tener rota la cara, pero tú tienes rota la vida.
Si debo elegir entre vivir una vida plena y breve o una vida lenta y dolorosa encerrado en el armario, elijo lo primero. Piensa lo quieras sobre la homosexualidad, pero yo no me merezco esto. Nadie se merece esto. No voy a permitir que me obliguen a volver de nuevo al armario, porque esta es la razón por la que salí en su día: la gente necesita saber que existimos.
La absoluta desprotección de la comunidad LGTB rusa
Dosmanzanas realiza habitualmente un seguimiento bastante intensivo de las noticias sobre la realidad LGTB de Rusia. Desde la aprobación de las leyes homófobas de estado, no hemos dejado de tener que trasladar a nuestros lectores informaciones sobre la práctica impunidad con que actúan grupos como Occupy Pedofilyaj y similares, dedicados al acoso, tortura e incluso asesinato de personas LGTB, que son tímidamente perseguidos por las autoridades.
En lugar de perseguir a quienes agreden y torturan, las autoridades alientan aún más la homofobia con leyes como la aprobada en 2013, que prohíbe informar positivamente de la homosexualidad a menores, a la vez que permite que quienes simplemente enarbolan una bandera arcoíris o reivindican la celebración del Orgullo sean detenidos, sancionados o incluso encarcelados.