Un sacerdote de Écija prohíbe a un católico ser padrino de su sobrino por vivir en pareja con otro hombre
Ha vuelto a suceder. Un párroco ha negado a un católico la posibilidad de ser padrino de un bautizo por vivir abiertamente su condición LGTB. En ese caso, a Salvador Alférez, de 40 años, que ya es padrino de dos de sus sobrinos, pero que se enfrenta ahora a la discriminación por vivir en pareja con otro hombre.
Siguiendo la tradición familiar, Salvador iba a ser, este 23 de abril, padrino de su nuevo sobrino, Miguel, en la Iglesia de Santa Cruz de Écija (Sevilla). «Cuando mi hermano le dijo al cura que yo iba a ser el padrino, únicamente le preguntó si yo estaba confirmado. Como no lo estoy, dijo que tenía que hacerlo [confirmarse]«, ha contado Salvador al diario El Mundo. Salvador se apuntó al curso de confirmación en una parroquia de Madrid, donde vive. Pero en un ensayo del bautizo, el sacerdote de Écija quiso saber más del padrino y preguntó a su hermano. Fue entonces cuando supo que vivía en pareja con otro hombre. «Entonces no puede ser», fue su respuesta.
Salvador compara la actitud del párroco de Sevilla con la realidad que vive en Madrid, donde está haciendo el curso de confirmación en compañía de Iván, su pareja, «porque para confirmarte tienes que ir con una persona que lo esté, y él lo está. En esta parroquia nunca ha supuesto un problema ni me han preguntado por mi condición sexual. Pero en Sevilla no me dejan ser padrino por ser gay». «Cuando le conté lo que pasaba al cura de Madrid, me pidió el teléfono del párroco y le llamó para intentar convencerle, pero nada. Dice que no y el que manda en esa iglesia es él», añade.
A Salvador le duele especialmente lo que sucede porque se considera católico («tengo mi Rocío colgado en el cuello», cuenta) y da gran importancia a la tradición familiar. De hecho, hace años ya fue padrino del bautizo de otros dos sobrinos, que ahora tienen 18 y 14 años, también bautizados en Écija, aunque en otra parroquia. «Yo solo quiero ser padrino de mi niño. Están destrozando una celebración familiar en torno al bautizo del niño», explica.
Salvador Alférez ha acudido incluso al sindicato UGT, al que está afiliado. La secretaria de Igualdad de UGT Madrid, Ana Sánchez de la Coba, explica sin embargo que en este caso «podemos hacer más que denunciarlo públicamente. Según nos explica nuestro asesor jurídico, la Iglesia, como una empresa privada, tiene derecho de admisión. Es una forma de discriminar, de decir quiénes son buenos y quiénes malos».
Llueve sobre mojado
Según fuentes del arzobispado de Sevilla, que cita Écija al Día, la negativa a que Salvador sea padrino de su sobrino se debe a que no lleva una vida «congruente con la fe y con la misión que va a asumir», tal y como establece el Derecho Canónico en su canon 874, que supuestamente se exige a todos los padrinos y madrinas de bautizos católicos. Las mismas fuentes aseguran que no ha habido ningún trato vejatorio hacia Salvador y que el párroco no lo conoce personalmente, razón por la cual preguntó a sus familiares sobre su vida.
Se trata, recordemos, de la misma razón que fue esgrimida hace unos meses para negar a Álex Salinas, un hombre transexual, la posibilidad de ser padrino de su sobrino. También en 2011 recogíamos otra negativa similar, en aquella ocasión a un hombre gay casado. “ Me lo negaron por estar públicamente casado. Si hubiera sido un ‘maricón reprimido’, como se dice vulgarmente, no habría habido problema”, afirmaba entonces el padrino rechazado.
El Observatorio Español contra la LGBTfobia (StopLGTBfobia) ha denunciado la situación de Salvador, que considera una discriminación fragante por orientación sexual «y entra en clara contradicción con los posicionamientos del papa Francisco sobre el acogimiento de las personas homosexuales en el seno de la Iglesia católica». «Se trata sin duda de una situación lamentable y humillante, que nos posiciona en la cruda realidad actual de gran parte de la Iglesia que sigue ignorando los cambios de aire con los que el papa Francisco intenta transformar y modernizar una Iglesia caduca, que no practica la inclusión siguiendo el verdadero mensaje del Evangelio”, en palabras de su director, Paco Ramírez.
Desde el Observatorio Español contra la LGTBfobia, entidad vinculada a la confederación COLEGAS, han pedido al arzobispo de Sevilla que medie en el caso y se reconsidere esta discriminatoria situación. «Incluso nos mostramos dispuestos a reunirnos con el sacerdote y el arzobispo para establecer un diálogo que permita subsanar este lamentable error, que sin duda debe reprobarse por la sociedad y por los propios feligreses”, asegura Ramírez.
Campaña en change.org
El propio Salvador Álferez ha iniciado una campaña en la plataforma change.org para reivindicar el derecho a apadrinar a su sobrino, a la que te puedes sumar en este enlace, y que lleva ya recogidas más de 12.000 firmas.
Pues lo siento, pero la iglesia católica es muy clara respecto a determinados comportamientos. Otra cosa es mi opinión sobre la discriminación y misoginia de la que adolece la iglesia, que la tengo, y con la que no estoy nada de acuerdo. Son muestra de incoherencia: negros que quieran pertencer al KKK, científicos a los que les guste que les echen las cartas para adivinar su futuro y demócratas que defiendan la represión (serán respetables, pero incoherentes).
Efectivamente: es muy clara. Aquí un ejemplo tanto de coherencia como de esa gente tan rara que quiere permanecer: http://www.dosmanzanas.com/2016/03/un-nuevo-proyecto-desde-baltimore-da-visibilidad-a-las-personas-lgtb-catolicas.html
Saludos…
A mi me indigna bastante que se apoye a una organización que se dedica, en no pocos países, a perseguirnos, estigmatizarnos, encarcelarnos y hacer todo lo posible para que nuestra vida sea un infierno. Muchos LGBT están sufriendo graves injusticias por culpa de las políticas e influencias de esta gente. Mirar hacia otro lado fingiendo que no pasa nada, no creo que sea la mejor solución.