Violencia policial contra besos: activistas LGTB peruanos, duramente reprimidos al intentar reivindicar sus derechos
Chorros de agua, empujones, golpes… Fue la agresiva respuesta policial a la besada que activistas LGTB habían convocado un año más en la Plaza de Armas de Lima, en Perú. Una periodista resultó incluso herida en la cara al intentar ayudar a un activista que estaba siendo golpeado. Una violencia policial que representa bien la situación que vive el país andino, cuya comunidad LGTB ha pasado en pocos años de la esperanza al desencanto.
Cada mes de febrero, activistas LGTB de la capital peruana acuden a besarse públicamente en la histórica Plaza de Armas para conmemorar el aniversario de la brutal intervención policial que en 2011 tuvo lugar para dispersar la primera acción “Besos contra la Homofobia”. El hecho, que mereció la condena internacional y forzó a las autoridades a pedir disculpas, supuso un punto de inflexión en la lucha a favor de los derechos LGTB en el Perú. Es por eso que el 12 de febrero se considera desde entonces en Perú el Día de la Dignidad LGBT. En 2012 fue conmemorado de forma pacífica, pero en años posteriores volvieron a reproducirse los incidentes. Este 2016 la violencia policial incluso se ha recrudecido, como muestra la agresión sufrida por la periodista Fiorella Gil Mena, de la web Sin Etiquetas, cuando simplemente intentaba ayudar a un activista que estaba siendo golpeado. “Salgan de aquí que les va a ir peor”, fue lo que escuchó la periodista mientras recibía el golpe que le partió la ceja (aquí su crónica de la jornada).
Al igual que en años anteriores, las crónicas insisten en que la Plaza de Armas, como parte del centro histórico de Lima, es una zona restringida en la que no se pueden celebrar manifestaciones. Una ordenanza que sin embargo hace ya diez años que fue declarada inaplicable por el Tribunal Constitucional. Los activistas LGTB, en cualquier caso, resaltan que la acción consiste simplemente en darse besos… algo que ninguna ordenanza prohíbe en el caso de las parejas heterosexuales que acuden a la simbólica plaza, flanqueada por las sedes del poder local (Ayuntamiento), nacional (Palacio de Gobierno) y religioso (catedral y arzobispado). Por otra parte, no está de más recordar que en 2013 (año en el que también recogimos el evento) los accesos a la plaza fueron bloqueados a los activistas LGTB (utilizando chorros de agua e incluso gases) mientras que se dejó acceder sin problemas a los integrantes de agrupaciones católicas fundamentalistas, que portando pancartas se apostaron frente a la catedral para “defenderla” frente al supuesto agravio que significaba que parejas del mismo sexo se besasen cerca.
Insertamos a continuación un vídeo que muestra algunas imágenes de lo sucedido este sábado:
Perú, una situación empantanada
De una forma quizá descarnada, lo cierto es que la violencia policial del sábado no es más que una nueva muestra del retraso que Perú acumula ya en materia de derechos LGTB respecto a sus vecinos, más aventajados. Es el caso de Ecuador, que pese a sus insuficiencias dispone por ejemplo de una unión civil abierta a personas del mismo sexo reconocida constitucionalmente. O de Colombia, que gracias a las sentencias de su Corte Constitucional, considera las parejas del mismo sexo como familia, reconoce ya la homoparentalidad e incluso podría disponer en breve de matrimonio igualitario.
En Perú, sin embargo, y pese a que hace ahora un año hacíamos alusión a lo que parecía la reactivación del debate sobre un posible (aunque limitado) reconocimiento de las parejas del mismo sexo, lo cierto es que la situación quedó empantanada. Todos los ojos están ahora puestos en lo que suceda el 10 de abril, cuando se elija un nuevo presidente en sustitución de Ollanta Humala (cuya presidencia se ha caracterizado por el sistemático incumplimiento de las tímidas promesas que en su momento hizo en materia LGTB) y un nuevo Congreso.
Esperemos que el nuevo escenario que surja de esas elecciones permita al menos desbloquear los temas pendientes, si bien las previsiones no permiten ser muy optimistas: la principal favorita a alzarse con la presidencia a día de hoy es Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, que no se caracteriza precisamente por sus posiciones proLGTB. Mejor predisposición tiene Julio Guzmán, de Todos por el Perú, a día de hoy segundo en las encuestas y que podría disputar la presidencia a Fujimori en la segunda vuelta. Aunque tanto o más importante que quién se alce con la presidencia será la composición del Congreso (para los muy interesados, en este enlace puedes acceder a las propuestas de cada formación en materia LGTB, según el análisis elaborado por el colectivo peruano No Tengo Miedo).