Los Premios Óscar 2016 en clave LGTB: polémicas, omisiones y merecidos reconocimientos
“He leído un artículo de Sir Ian McKellen en el que decía que ningún hombre abiertamente homosexual había ganado jamás el Óscar. Y, si ese es el caso, o aunque no lo sea, quiero dedicar este premio a la comunidad LGBT internacional. Hoy estoy aquí como un hombre orgulloso de ser gay y espero que algún día todos podamos ser iguales”. Este fue el emotivo discurso de agradecimiento de Sam Smith, coganador del Óscar a mejor canción junto a Jimmy Napes por la electrizante “Writing’s On The Wall” de esa decepcionante segunda aportación de Sam Mendes a la saga de James Bond llamada Spectre (tras la genial Skyfall, cuyo tema “Skyfall”, de Adele, también ganó en 2012). Situación esta agridulce para todos considerando que sus bellas palabras (ocasionadas por la malinterpretación de la queja de Ian McKellen, que sólo iba dirigida a la categoría concerniente a mejor actor) se anteponen a una innegable realidad: obviamente, muchos son los homosexuales que han ganado la estatuilla dorada con anterioridad, si bien es cierto que la mayoría no estaba fuera del armario al hacerlo.
De hecho, aunque los compositores Howard Ashman (La sirenita, 1989; La bella y la bestia, 1991), Stephen Sondheim (Dick Tracy, 1990), Elton John (El rey león, 1994) y Melissa Etheridge (Una verdad incómoda, 2007), las actrices Jodie Foster (Acusados, 1988; El silencio de los corderos, 1991) y Cate Blanchett (El aviador, 2004; Blue Jasmine, 2013), los actores secundarios Joel Grey (Cabaret, 1972) y John Gielgud (Arthur, 1981), los directores George Cukor (My fair lady, 1964) y John Schlesinger (Cowboy de medianoche, 1969) o los guionistas Pedro Almodóvar (Hable con ella, 2003), Bill Condon (Dioses y monstruos, 1999) y Dustin Lance Black (Mi nombre es Harvey Milk, 2008) son sólo algunas de las personas LGTB galardonadas por la Academia, tan sólo este último dedicó su discurso explícitamente a la comunidad LGTB. Y esto explica precisamente que él haya sido el principal ofendido por las palabras de Smith, a quien dedicó un críptico “si no sabes quién soy, quizá sea hora de dejar de enviar mensajes a mi prometido” en Twitter que dio el pistoletazo de salida para un triste rifirrafe en la red social que terminó llevando al compositor a cerrar una cuenta convertida en el blanco fácil de múltiples tweets llenos de sarcasmo. Una pena, porque, habiendo ganado la estatuilla nada más y nada menos que por la heteronormativa saga Bond, Sam Smith no tenía obligación alguna de hacer mención a la comunidad LGTB, con lo que sus palabras deberían ser aplaudidas y no criticadas.
Sin embargo, es cierto que, sin ser en absoluto una obligación, considero necesario que la comunidad LGTB esté al tanto de los pequeños grandes pasos que se han dado para llegar a la situación actual, pues el conocimiento es esencial para ir hacia delante. Pero no le demos más vueltas: un error lo tiene cualquiera. Y, hablando de errores, ¿por qué no invitó la Academia a Anohni a interpretar su canción “Manta Ray” del excelente documental Racing Extinction? ¿Fue, como ella misma dio a entender, por ser una persona transgénero? En absoluto, ya que también se apartó de la ceremonia a la “Simple Song #3” de la maravillosa La juventud. O sea, que los criterios de selección de las canciones interpretadas en la ceremonia se debieron únicamente la popularidad de aquellos que las cantarían, o sea, The Weekend (“Earned it”, de 50 sombras de Grey), Lady Gaga (“Til It Happens to You”, de The Hunting Ground) y el mencionado Sam Smith (quien, por cierto, no tuvo precisamente su mejor interpretación… ¡Vaya noche!). Vamos, que no había transfobia alguna detrás de la decisión de la Academia; sólo el habitual elitismo (y quizá el típico especismo, pues la canción expone, como el propio documental, la relación entre el ser humano y el resto de seres del planeta, un tema demasiado deprimente para una gala tan glamurosa).
Pero dejemos de lado las polémicas de las canciones y centrémonos en las excelentes películas LGTB de estos Óscar. ¡Y en celebrar la estatuilla de Alicia Vikander! Como la esposa abnegada de la primera mujer transexual (perfecto Eddie Redmayne que también fue nominado pero superado, como no podía ser de otra forma, por Leonardo DiCaprio y El renacido) en La chica danesa [crítica], la actriz sueca nos ha regalado una de las mejores interpretaciones del año. Conocida también por las excelentes Un asunto real (2012, nominada al Óscar a mejor película extranjera) y Ex Machina (2015, última y sorprendente ganadora de la categoría de mejores efectos visuales), ella remarcó el apoyo del director Tom Hooper, definió a Redmayne como el mejor compañero de interpretación imaginable y dio las gracias a sus padres por hacerle creer que todo es posible, mas olvidó mencionar a su pareja actual, el actor Michael Fassbender (nominado a su vez por Steve Jobs). Por este bello drama, uno de los primeros en lidiar con los conflictos de las personas transgénero a nivel comercial, también fue nominado el excelente trabajo de los diseñadores de producción Eve Stewart y Michael Standish y el diseñador de vestuario español Paco Delgado (nuestro único representante en esta edición), imprescindible para la confección de la bella estética pictórica del film. Sin embargo, ambos galardones fueron a manos de la todopoderosa Mad Max: Furia en la carretera, la cual, aun quedándose tristemente sin el esperado galardón concerniente a mejor director para George Miller, dominó las categorías técnicas.
La decepción de la temporada la encontramos en Carol [crítica], la última joya de Todd Haynes, inexplicablemente despreciada por la Academia tanto en las nominaciones (donde se la apartó de las dos categorías principales a las que sí optó en los Globos de Oro y los BAFTA) como en el palmarés final, donde no fructificó ninguna de sus seis candidaturas. Así, el elegante diseño de vestuario de Sandy Powell perdió, como ya se ha dicho, frente a Mad Max; la cuidada fotografía de Edward Lachman hizo lo propio frente al gran Emmanuel Lubezki (quien sumó su tercero triunfo consecutivo gracias a firmar el mejor elemento de El renacido); la hermosa composición de Carter Burwell fue derrotada por la breve pero memorable partitura del genio Ennio Morricone por Los odiosos ocho (más como compensación por no haberle granjeado antes más que una estatuilla honorífica que por otra cosa), el sutil guion adaptado de Phyllis Nagy fue superado por el complicado libreto de Adam McKay y Charles Randolph para La gran apuesta y las dos extraordinarias actrices, Cate Blanchett y Rooney Mara, perdieron respectivamente frente a Brie Larson (reina de la temporada de premios por la maravillosamente inquietante La habitación) y la mencionada Vikander. A propósito de esto último, ni Mara ni la vencedora cuentan en absoluto con roles secundarios, pero fueron colocadas por sus estudios en esta categoría como una mera estrategia con la excusa de que el conflicto principal de La chica danesa pertenece a Redmayne y la estrella que da nombre a Carol es Blanchett.
En cualquier caso, Carol no puede quejarse demasiado, ya que la genial Grandma, por la que Lily Tomlin optó al Globo de Oro, el Gotham y el Critics Choice Award (y ganó el premio ‘Apolo vive enfrente’ de este espacio), no fue siquiera considerada para categoría alguna pese a que el inolvidable trabajo de la actriz, así como el agudo guion original de Paul Weitz, bien merecían al menos la candidatura. Indudablemente, la pequeña envergadura del film, sumada a su valiente punto de visto proabortista, ha jugado en su contra. Tampoco la chilena El Club [crítica] (receptora del Gran Premio del Jurado de la Berlinale, 4 Premios Fénix y una candidatura al Globo de Oro, así como dos premios ‘Apolo vive enfrente’: dirección para Pablo Larraín y actor secundario para Roberto Farias) logró ser finalmente nominada al Óscar a mejor película de habla no inglesa para el que partía incluso como favorita (a luchar por ese mismo galardón también se envió sin éxito a la tailandesa How to win at checkers (every time), de Josh Kim; la lituana El verano de Sangaile, de Alanté Kavaïté, y la dominicana Dólares de arena, de Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán, vistas las tres en el LesGaiCineMad, así como la irlandesa Viva, de Paddy Breathnach, que pasó el primer corte pero se quedó fuera de la terna de la terna de nominadas).
Curiosamente, el tema principal de El Club (los abusos sexuales por parte de la Iglesia) es compartido por la gran vencedora de la noche: la periodística Spotlight, laureada como mejor película y mejor guion (para Thomas McCarthy y Josh Singer), que, sin ser una cinta LGTB, sí explora la problemática de la represión eclesial, incluyendo además un importante personaje secundario homosexual. Por último, también vale la pena nombrar a la joya Ghibli El recuerdo de Marnie [crítica], de Hiromasa Yonebayashi, candidata al Óscar a mejor film animado que finalmente se llevó Del revés: aunque no menciona la homosexualidad directamente, la cinta tiene una lectura claramente lésbica. Lamentablemente, tendremos que conformarnos con estos pequeños toques. Por ahora. (A los interesados en un comentario detallado de los Óscar 2016 al margen de la temática LGTB los remito a mi blog de cine.)
Dustin Lance Black ya aclaró que su tuit había sido en tono de broma, porque su novio y Sam Smith son amigos. Le regañaba jocosamente por haberse olvidado del prometido de su amigo Tom:
Suele suceder que se malentiendan las bromas privadas en un medio público. Lo que no tuvo en cuenta Dustin Lance Black, y de eso sería responsable por ingenuo, son las ganas de cotilleo insano que inundan las redes sociales y los medios LGTB. La cobertura ofrecida por los medios LGBT británicos ha sido especialmente vergonzosa.
Por lo demás, completamente de acuerdo contigo: Sam Smith dijo unas palabras preciosas de apoyo al colectivo LGTB en una ceremonia con una audiencia enorme. Es de agradecer y alabar.
Gracias por el comentario. Haces bien en aclarar la situación, pero realmente creo que Dustin sí se sintió ofendido (lo cual es normal dado que, no sólo es gay, sino que ganó por un clásico moderno gay y dedicó su discurso a la comunidad gay) y ha tratado de arreglarlo para poner fin a la molesta polémica. Creo que tanto él como Sam Smith deberían haber tenido más cuidado con sus palabras considerando que el mundo estaba mirando. En cualquier caso, el discurso se agradece, como bien dices. Saludos.
Pues a mí el tuit inicial de Dustin Lance Black me había parecido fuera de lugar, sobre todo por la referencia a los mensajes a su prometido, hasta que dio esta explicación. No era de recibo ni tenía sentido que inmiscuyese a su novio en este asunto, a menos que, efectivamente, fuese un comentario cordial y entre amigos. Cuando leí la explicación me cuadró todo perfectamente.
Además, el error del pobre Sam ha servido para que en todos los sitios se explique quiénes han sido todos los LGTB nominados y premiados. Sin ese lapsus, no se habría difundido tanto esa parte de nuestra historia :).
Me alegra que este año se hayan hecho tantas películas LGTB de calidad 🙂