Senegal: una horda violenta trata de linchar a un estudiante homosexual de la Universidad de Dakar, provocando graves disturbios
Un violenta horda de jóvenes invadió el campus de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, en persecución de un joven al que acusaban de haber hecho proposiciones homosexuales a otro estudiante. Después de que el equipo de seguridad se negara a entregar al perseguido, los violentos iniciaron los disturbios, en los que incendiaron diversos edificios del centro universitario y destrozaron una entidad bancaria cercana. Según denuncian las asociaciones de defensa de los derechos LGTB, se trataría del noveno caso de asalto a la Universidad Cheikh Anta Diop desde el año 2012, todos ellos motivados por la persecución de estudiantes homosexuales o percibidos como tales.
Según narración de testigos presenciales, todo comenzó cuando se difundió el rumor de que un estudiante había hecho proposiciones sexuales a un compañero de su mismo sexo en las duchas de las instalaciones deportivas de la Universidad Cheikh Anta Diop, la más importante de Dakar. Una horda de jóvenes apareció en el centro, arrastrando consigo a la víctima, mientras gritaban: “¡tú homosexual, vamos a matarte!” u “¿os lo podéis creer?, este hijo de puta está llorando”.
El joven consiguió zafarse de quienes pretendían lincharle, y se refugió en las oficinas del jefe del servicio de seguridad del centro universitario. Tras la negativa de los agentes de seguridad a entregar al joven, los asaltantes iniciaron los disturbios. Furiosos, entraron en una entidad bancaria cercana, que fue desalojada mientras se llamaba a la Policía. Destrozaron las puertas y el cajero automático de la entidad bancaria, y se dirigieron a un restaurante próximo, armados con barras de hierro y ladrillos. Allí rompieron el mobiliario, arrojaron al suelo los platos llenos de comida y robaron los teléfonos móviles al personal trabajador y a los estudiantes presentes, a quienes también agredieron. También se dedicaron a provocar incendios en las instalaciones pertenecientes a los servicios de seguridad.
Una vez que llegaron las fuerzas del orden, utilizaron grases lacrimógenos para dispersar a la turba. Ocho jóvenes tuvieron que ser conducidos a un centro hospitalario para ser atendidos. Dos de ellos presentaban heridas de gravedad.
Djamil Bangoura, presidente de la asociación de defensa de los derechos LGTB Prudence, denunciaba que no se trataba de la primera vez que había sucedido algo semejante, describiendo además la dureza de las condiciones que se ven obligados a soportar los estudiantes LGTB:
No es la primera vez que una turba persigue a una persona sospechosa de ser gay en la Universidad Cheikh Anta Diop. Desde 2012, hemos contado nueve casos similares. Algunos de esos estudiantes tuvieron que abandonar los estudios por esa causa. Estas agresiones a menudo son provocadas por meras sospechas o rumores de que alguien es gay, no por hechos.
Durante un tiempo, hicimos campañas de concienciación en el campus, pero las cesamos porque las reacciones eran demasiado hostiles. Algunos de los estudiantes tenían demasiado miedo de seguir viniendo a nuestras reuniones.
Aunque los animamos a aceptarse a sí mismos, también tenemos que alentarles a ocultar su sexualidad y a tener cuidado con la forma en que se visten y actúan.
Homosexualidad castigada penal y socialmente
Senegal, un país de África occidental de mayoría musulmana, castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de cárcel y multas que en los casos más extremos pueden llegar hasta los 1.500 euros (unos 1.650 dólares), cifra exorbitante para un ciudadano senegalés. Ya en 2010 nos hacíamos eco de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación. Según una encuesta de Pew Global Attitudes Project realizada en 2013, el 96 % de los senegales consideran que la homosexualidad no debe ser aceptada por la sociedad.
En abril de 2013, la jefatura del Estado senegalés emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que efectuó al país africano Barack Obama. Incluso quienes defendieron la despenalización en el pasado, como el expresidente honorario de la Federación Internacional de Derechos Humanos Sidiki Kaba, que desistió de su intención al convertirse en ministro de Justicia de Senegal.
Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera llegarían a las páginas de la prensa internacional. El hostigamiento también alcanza a las mujeres lesbianas o percibidas como tales, como recogimos por ejemplo en septiembre de 2013. Entonces, por suerte, cuatro de las cinco detenidas fueron puestas en libertad.
En febrero de 2014, una pareja de hombres fue condenada a seis meses de prisión, denunciada por sus propios vecinos. También nos hemos hecho eco del caso del periodista Tamsir Jupiter Ndiaye, condenado por segunda vez a la cárcel a principios del mes de agosto de 2015, después de que un joven lo acusara de intentar violarlo.
En julio de 2015 reseñamos cómo se sentenció a seis meses de cárcel a siete jóvenes, declarados culpables de un delito de actos “contra natura”, a pesar de que no se aportaron pruebas materiales ni testimonios que probaran las acusaciones. En diciembre del mismo año, fueron detenidos 11 hombres acusados de participar en actos homosexuales, por participar en una ceremonia ritual de boda entre dos hombres. Finalmente, fueron puestos en libertad después de que un juez estimara que no se habían presentado pruebas suficientes.