Ucrania: suspendido el Festival de la Igualdad tras un violento ataque con piedras y explosivos
El Festival de la Igualdad que se celebraba en la ciudad ucraniana de Leópolis tuvo que ser cancelado, después de que una turba amenazante rodeara el hotel que acogía a participantes y eventos. Las fuerzas policiales, en vez de detener a los agresores, acusaron a las víctimas de ser “unos provocadores”. El Festival de la Igualdad pretendía ser una respuesta a todos aquellos grupos que sufren discriminación, como los miembros de minorías étnicas, las personas con discapacidad, los migrantes o las personas LGTB.
Leópolis está considerada la capital cultural de Ucrania, y por ello fue elegida por los organizadores para que fuera este año una de las sedes del Festival de la Igualdad, un encuentro que se ha desarrollado desde el año 2014 en la capital, Kiev, y que ahora quería expandirse por distintas localidades del territorio ucraniano. En palabras de sus organizadores, el Festival de la Igualdad es “una respuesta a muchos casos de discriminación y violación de los derechos de las personas pertenecientes a diversos grupos sociales sensibles: minorías étnicas, personas con discapacidad, personas LGTB, personas sin ciudadanía y residencia permanente, migrantes, tanto los externos como los domésticos, desplazados de la zona de conflicto en el Este y la península de Crimea”. Sin embargo, para quienes se oponen a su celebración, el Festival tan solo trata de promover los derechos de los homosexuales.
Los organizadores del Festival habían conseguido que participaran personas de cierto renombre en el ámbito cultural ucraniano, y también algunos artistas conocidos por el gran público del país. Para ello contrataron los servicios del Hotel Leópolis, donde se acogería a los participantes y se celebrarían los diversos actos. Pero tanto las autoridades políticas de Leópolis como los líderes religiosos mostraron su oposición. Los responsables del hotel recibieron una llamada del ayuntamiento al respecto, y decidieron cancelar las reservas el pasado día 18 de marzo, tan solo un día antes del comienzo de la celebración del festival.
Finalmente, el Festival de la Igualdad logró encontrar acomodo en el Hotel Dniester, donde se alojaron y reunieron los participantes el 19 de marzo. Pero a mediodía, nada más dar comienzo las actividades, un grupo de jóvenes con máscaras y pasamontañas empezó a agolparse a las puertas del hotel. A las dos de la tarde, se podían contar unos doscientos. Los organizadores del evento, temerosos, solicitaron el auxilio de la Policía, pero les fue denegado. No solo eso, sino que los responsables de las fuerzas de seguridad locales les acusaron de ser “unos provocadores”, y arguyeron con sorna que los jóvenes reunidos a la puerta del hotel tan solo “estaban esperando a unos amigos”.
Los responsables del Festival no habían podido contratar seguridad privada, pues las compañías locales temían enfrentarse a los ultraderechistas del Partido Svoboda, por lo que solo contaban con cuatro guardias de seguridad contratados en Kiev. Las fuerzas policiales finalmente llegaron al hotel transcurridas cuatro horas desde que fuera rodeado, tras producirse una amenaza de bomba que obligó a evacuar las instalaciones. Cuando los participantes del Festival eran desalojados, fueron recibidos con una lluvia de piedras y pequeños explosivos.
La Policía se limitó a conducir a los agredidos hasta dos autobuses, sin enfrentarse a los violentos homófobos, que persiguieron a la carrera a los dos vehículos por las calles de Leópolis. Fueron conducidos a una ciudad cercana, donde encontraron refugio, mientras los agentes les informaban de que grupos armados les estaban buscando. Al día siguiente lograron abandonar la región.
Sin embargo, los organizadores siguen confiando en Leópolis como una ciudad adecuada para la organización del Festival de la Igualdad. “Como capital cultural del país está llena de intelectuales”, afirman, “por lo que es un lugar donde es lógico que esperemos tener un diálogo constructivo”. Para los responsables del Festival de la Igualdad, la violencia de la que fueron objeto no representa el talante de los ciudadanos de Leópolis, sino solo a las organizaciones extremistas que asolan el país. Su propósito sigue siendo “defender la libertad y la igualdad para todo el mundo, sin excepciones ni limitaciones”.
Ucrania: hostigamiento a la comunidad LGTB por ambos bandos
Dosmanzanas ha dado cuenta de otros sucesos cargados de violencia contra el colectivo LGTB en Ucrania. En junio de 2015, los ataques durante la marcha del Orgullo LGTB de Kiev se saldaron con al menos 10 heridos y 25 ultras detenidos. Aun así, teniendo en cuenta el clima de crispación y la imperante homofobia social, los organizadores y activistas participantes consideraron que la presencia de unos 300 personas era un éxito, teniendo en cuenta que “todos sabían que era peligroso”. Poco después, en agosto, un foro sobre derechos LGTB en Odesa también era atacado.
En julio de 2014 nos hacíamos eco de las imágenes que registraban el intento de asalto de un grupo neonazi a un local de ambiente gay en Kiev. Este miserable incidente ocurría pocos días después de que las autoridades de la ciudad prohibieran la celebración de la Marcha del Orgullo, justificando de nuevo su negativa en supuestos problemas para garantizar la seguridad, así como por la situación de guerra en el este del país.
En 2013 fueron los tribunales los que prohiberon la que hubiera sido primera Marcha del Orgullo de la capital ucraniana, a petición de un grupo de parlamentarios, que también esgrimieron como motivo para la prohibición los posibles disturbios entre manifestantes y opositores a los derechos LGTB. Pero a pesar de la orden judicial, una cincuentena de activistas se manifestaba a los pocos días por las calles de Kiev, teniendo que ser protegidos por la policía de la ira de los grupos de extremistas.
De hecho, la presencia de esos mismos grupos obligó a suspender en 2012 todos los actos reivindicativos programados. Las espantosas imágenes del ataque al activista LGTB Svyatoslav Sheremet cuando comunicaba dicha suspensión se convirtieron en la imagen de la persistencia del odio homófobo instalado en la sociedad ucraniana.