Un senador australiano asegura que aprobar el matrimonio igualitario llevará a legalizar los tríos
De nuevo el debate en torno al matrimonio igualitario vuelve a suscitar los peores exabruptos. Esta vez es ha sido en Australia, donde un senador ha señalado la advertencia, por lo demás típica, de que su aprobación llevará a la legalización del matrimonio para los tríos.
De nuevo toca escuchar los ya clásicos argumentos contra el matrimonio igualitario, que hablan más de los prejuicios, miedos y quizá envidias de quienes los formulan antes que de cualquier cuestión realmente pertinente. Ahora es en Australia, donde vuelve a hablarse de la «infidelidad» de las parejas del mismo sexo, señalando que el matrimonio igualitario llevaría pronto a la legalización de los «paritríos” (traducción aproximada de la palabra «throuples», que, con supuesto ingenio, combina «three» y «couples»). En palabras del senador por Australia Meridional, Bob Day: “En lugares donde los gais, normalmente hombres, han podido formar uniones reconocidas, no hacen equivaler necesariamente su compromiso con la monogamia”. Se refería con ello a una encuesta hecha en Vermont (Estados Unidos), según la cual el 58% de los hombres unidos civilmente a otros hombres habían tenido relaciones con otros hombres, frente al 15% de hombres casados con mujeres que habían tenido relaciones fuera del matrimonio. “¿Cuánto tiempo pasará hasta que desempolven de nuevo el matrimonio igualitario para los paritríos? No habrá dado ni tiempo a que el polvo se asiente y ya estaremos con ese asunto”, se preguntó, con supuesto ingenio, el senador.
Bob Day es en realidad una figura política con trayectoria en Australia. Entre 1987 y 2008 formó parte del Partido Liberal, ocupando diversas responsabilidades. Posteriormente abandonó dicho partido y entró en otro con el llamativo título de Family First (“La familia primero”), con el que ahora es senador. Este partido proclama en su propia página web el lema: “Familias fuertes, valores fuertes, una Australia fuerte”. Con estas bases, resultan más comprensibles las palabras del senador Day.
El argumento del senador adolece de problemas desde varios puntos de vista. En primer lugar, llama la atención la obsesión por focalizar en las parejas de hombres. Curiosamente, según la misma encuesta que Day utiliza como argumento, solo el 9% de las parejas de mujeres habían conocido relaciones fuera de la pareja, frente al 14% de las mujeres casadas con hombres… Además, está el problema de qué entiende exactamente por monogamia, pues no parece diferenciar una aventura ocasional de otras realidades. Y por encima de todo, y dejando de lado la validez de las encuestas para determinar este tipo de relaciones (¿están las parejas heterosexuales igual de dispuestas a admitir la existencia de otras relaciones que las parejas del mismo sexo?), cabe preguntarse si lo que hagan las parejas con su vida de a dos, a fin de cuentas, no es un asunto que les incumbe solo a ellas. El matrimonio, ciertamente, presupone un compromiso de lealtad y ayuda mutua, pero inferir una ausencia de estas características porque no haya monogamia estricta (aceptando la notable vaguedad del “argumento” del senador) supone, como mínimo, un atrevimiento.