Activistas LGTB de Kenia presentan una demanda contra las leyes que penalizan las relaciones homosexuales
La Comisión Nacional de Derechos Humanos de Gais y Lesbianas (NGLHRC en sus siglas en inglés) de Kenia ha presentado una demanda contra la ley que castiga las relaciones homosexuales con hasta 14 años de cárcel. Según los demandantes, la ley “mantiene un marcado contraste con los valores constitucionales de Kenia de democracia, igualdad y respeto al estado de derecho”. La audiencia tendrá lugar en Nairobi ante la División Constitucional y de Derechos Humanos del Tribunal Superior de Justicia de Kenia, que ya falló a favor de la inscripción como asociación de NGLHRC el pasado 2015.
Existen dos artículos en el Código Penal de Kenia que castigan las relaciones homosexuales. El artículo 162 establece penas de 14 años de cárcel para quienes “tengan conocimiento carnal con otra persona contra el orden de la naturaleza” o “quien permita que un varón tenga conocimiento carnal con él o ella contra el orden de la naturaleza”. El artículo 163, por su parte, castiga con 5 años de prisión a “un varón que, en público o en privado, cometa un acto de grave indecencia con otro varón, o induzca a otro varón a cometer un acto de grave indecencia con él”. Según los datos del propio Gobierno de Kenia, entre 2010 y principios de 2014 se procesó a 595 personas por estos cargos.
La denuncia presentada por NGLHRC el pasado 15 de abril considera que “estas leyes degradan la dignidad inherente de las personas afectadas al prohibir las más privadas e íntimas posibilidades de autoexpresión”. Para Eric Gitari, director ejecutivo de la asociación, la ley además hace socialmente aceptable la persecución y el sometimiento a chantaje de las minorías sexuales, especialmente a quienes temen salir del armario.
Gitari afirma que, en los casos de asistencia legal que acoge NGLHRC, «hemos tratado una gran cantidad de casos de violencia, de personas que dan palizas a otras porque no están de acuerdo con su orientación sexual. Pero nuestros clientes no se atreven a denunciarlo a la policía porque no sabrían cómo explicar lo que estaban haciendo con otros hombres en la intimidad de sus habitaciones, sin admitir que estaban cometiendo un delito”. La penalización de las relaciones homosexuales supone, pues, la indefensión completa ante las agresiones homófobas.
Por ello han presentado la demanda ante el Tribunal Superior de Justicia, al entender que lo dispuesto en los artículos 162 y 163 del Código Penal “mantiene un marcado contraste con los valores constitucionales de Kenia de democracia, igualdad y respeto al estado de derecho”. La audiencia tendrá lugar el próximo mes de octubre en Nairobi, ante una corte que ya falló a favor de NGLHRC cuando presentaron una demanda contra la administración por negar su inscripción como ONG. En aquella ocasión el Tribunal Superior de Justicia estableció que, en una sociedad democrática, la moral y la religión imperantes no pueden utilizarse para la limitación de derechos de los ciudadanos como el de asociación.
Como una muestra más de la alta homofobia social, NGLHRC ha decidido cerrar provisionalmente su sede cuando se ha difundido la presentación de la demanda, por temor a sufrir ataques violentos por parte de los intolerantes, y hará “un seguimiento de la seguridad, para ayudar a mantener a salvo a nuestro equipo, abogados y comunidad ante un evento sin precedentes”.
La difícil situación de las personas LGTB en Kenia
Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana) y profundamente homófobo, que castiga la práctica de la homosexualidad, como hemos dicho, con penas de hasta 14 años de cárcel, en base a leyes heredadas de la época colonial británica. Precisamente a principios de 2015 informábamos de la detención de dos hombres, acusados de practicar la homosexualidad, víctimas de una operación policial más amplia, con la que se pretendería dar ejemplo tras salir a la luz unos informes que señalan un aumento del turismo homosexual en la zona costera del país.
A las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaría dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% considera tal orientación sexual inaceptable. La prensa alienta esta homofobia social y en mayo de 2015 se publicaba, en la portada de un periódico keniano, un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gais y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.
Aun así, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB. Entre sus miembros se encuentra Denis Nzioka, que incluso trató de presentarse en las últimas elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó como senador en las últimas elecciones, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos. El de Kuria es, como no podía ser menos, otro de los nombres citados en la publicación.
La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina (también en la lista) y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi en 2014 contra la legislación ugandesa, alentaron incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que se vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. El propio presidente Uhuru Kenyatta declaraba en 2015 que, si bien no permitiría “cazas de brujas” contra la población LGBT de Kenia, tampoco derogaría las leyes que castigan la homosexualidad debido a su gran aceptación social.