La homofobia de Francisco doblega a Francia, que acaba por retirar a su candidato a embajador ante la Santa Sede
Francisco le ha ganado la partida a Francia. «Vaticano, 1 ; Francia, 0», como muy gráficamente señala Libération. Tras más de un año esperando recibir una respuesta oficial, el gobierno francés ha acabado por agachar la cabeza ante la homofobia vaticana y ha retirado la candidatura de Laurent Stefanini, abiertamente gay, como embajador ante la Santa Sede. Stefanini, que finalmente no se moverá de París, ha sido nombrado representante de su país ante la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), con sede precisamente en la capital francesa.
Desde que el 5 de enero de 2015 el Consejo de Ministros francés aprobara la decisión de François Hollande, ninguna respuesta oficial se ha recibido desde la Santa Sede sobre Stefanini, al que la curia romana debía otorgar su plácet. Y ello a pesar de que el candidato parecía reunir todos los requisitos: católico practicante, ya trabajó en la Embajada francesa ante la Santa Sede entre 2001 y 2005. Posteriormente fichó como asesor para asuntos religiosos del Ministerio de Exteriores. Incluso el cardenal arzobispo de París André Vingt-Trois, conocido por su virulencia contra la ley francesa de matrimonio igualitario, reconoció los méritos de Stefanini para el cargo. Así se lo hizo saber en una carta al papa Francisco en la que le pedía que aceptara la decisión de Hollande.
Francisco, sin embargo, se ha mostrado inflexible. De hecho, según filtró hace un año la prensa francesa, llegó a recibir personalmente a Stefanini para explicarle las razones de su negativa. El argentino habría comunicado a Stefanini que personalmente no tiene“nada contra él” pero que su rechazo era expresión, entre otras razones, de su malestar por la aprobación de la ley de matrimonio igualitario en Francia. El Gobierno francés confirmó el encuentro pero sin detallar su contenido, que nunca se ha hecho oficialmente público. Un año y tres meses después, el Gobierno francés ha acabado por ceder ante el silencio oficial del Vaticano.
A la cabeza de la Embajada francesa ante la Santa Sede, por el momento, permanecerá el número 2, François-Xavier Tillette. De hecho, no se espera que Hollande proponga un nuevo embajador hasta 2017.
Del “quién soy yo para criticarlo” al rechazo a un embajador gay
Lo sucedido finalmente con Stefanini no es en definitiva sino otra muestra de la doble moral de Francisco por lo que a las personas LGTB se refiere. El mismo que siendo arzobispo de Buenos Aires llegó a calificar al matrimonio igualitario, que entonces se discutía en Argentina, como “pretensión destructiva al plan de Dios” movida por el mismo demonio, aseguraba después, siendo ya papa, que “no es necesario estar hablando sin cesar” del tema. También era ya papa cuando hizo sus famosas declaraciones, durante su viaje de vuelta de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río, en las que afirmaba que “si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”. Pero en otro viaje, en esta ocasión a Filipinas, insistía en que el matrimonio igualitario suponía una “amenaza a la familia”. De la misma forma, pocas semanas después de recibir en el Vaticano a un católico transexual español, se conocían los detalles de una entrevista en la que el papa comparaba la “teoría de género” con las armas nucleares. Por no hablar de sus alabanzas al papel de la Iglesia católica de Eslovaquia en el referéndum homófobo celebrado en febrero del año pasado en ese país.
Especialmente llamativas son las referencias contenidas en la encíclica Laudato si’ (“Alabado seas”) sobre el medio ambiente, que tantas alabanzas recibió de ambientes progresistas, donde el papa aprovechó para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según el argentino, ”cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana. Transfobia pura y dura disfrazada de ecología que sirve de argumentario a otros miembros de la jerarquía católica, como hace bien poco pudimos comprobar en España, cuando tres obispos cargaron con inusitada fiereza contra la recién aprobada ley madrileña de transexualidad.
Son solo algunos de los ejemplos que hemos recogido en el pasado y que muestran como, aun apreciando un cierto avance en las formas respecto a sus predecesores, hasta el momento no puede decirse que el pontificado de Francisco haya supuesto cambios de calado en la consideración de la jerarquía católica hacia las personas LGTB, como sí se han producido en otras iglesias cristianas. Cambios que tampoco están presentes en el documento hecho público este mismo viernes sobre la familia, en el que más allá de algunas palabras amables el papa no hace otra cosa que reafirmar la doctrina oficial de la Iglesia católica sobre la homosexualidad (en una próxima entrada lo valoraremos con más detalle).
Es que con el matrimonio igualitario ya las ¨vocaciones¨ sacerdotales caen y la iglesia se irá quedando sin sus ¨soldaditos¨ y Paco no lo perdona.
Ese embajador estará mucho mejor trabajando con la UNESCO que con el Vaticano. Su vida va a tener mucho más sentido. Y respecto al papa, pues…quien se hubiera hecho ilusiones respecto a la iglesia católica, creo yo que no había calculado muy bien.