Un ataque incendiario provoca el cierre temporal del único centro especializado en cirugía de reasignación de Canadá
Malas noticias para la comunidad trans de Canadá. Un incendio provocado, que afortunadamente no ha causado heridos, ha obligado al Centre Métropolitain de Chirurgie (CMC) de Montreal a suspender su actividad mientras se reparan los daños materiales. Se trata del único centro del país que cuenta con un equipo especializado en cirugía de reasignación, lo que alargará las ya de por sí prolongadas listas de espera para someterse a estas operaciones.
El suceso ocurrió el pasado lunes 2 de mayo. A última hora de la tarde, un desconocido accedió a la clínica y prendió fuego en su interior. Los aspersores antiincendios entraron inmediatamente en funcionamiento y no fue necesaria la intervención de los bomberos. No se produjeron daños personales pero sí materiales debidos al humo y el agua rociada sobre los equipos.
Se desconoce por el momento la autoría y el móvil del ataque. Aunque el CMC no se dedica exclusivamente a la cirugía de reasignación, no se puede descartar el componente tránsfobo. Lo único seguro es que la clínica ha tenido que suspender su actividad hasta reparar los daños causados. Un comunicado emitido el pasado miércoles anunciaba la anulación de las operaciones previstas en la semana del suceso y la puesta en marcha de medidas para evitar nuevas cancelaciones o retrasos.
La noticia ha caído como un mazazo sobre la comunidad trans de Canadá. El centro es el único del país, según la activista Danielle Chenier, en ofrecer las diferentes intervenciones de reasignación de género que existen. Su cierre provisional puede suponer un alargamiento de las listas de espera, que ya en condiciones normales pueden durar años. De hecho, algunos han tenido que recurrir al crowdfunding para financiarse los tratamientos en clínicas privadas.
La escasez de especialistas, un problema para la comunidad transgénero
No solo en Canadá existe un problema con la falta de especialistas en cirugía de reasignación. Hace unas semanas, The Guardian reflejaba en un reportaje la desesperación de la comunidad trans neozelandesa por unas listas de espera para someterse a estas intervenciones que llega a los treinta años tras la jubilación del único cirujano capaz de llevarlas a cabo.
El doctor Peter Walker, con más de 70 años de edad, sigue presionando al Gobierno para que le encuentre a un sustituto. “Es una cirugía muy compleja y nadie quiere comprometerse”, explicó. “Pero es una cirugía fascinante y son unos pacientes fascinantes, un trabajo que cambia vidas de verdad”. Mientras alguien le toma el relevo, las personas transgénero de Nueva Zelanda se resignan a esperar o, quienes pueden permitírselo, viajan a Australia o Tailandia para operarse.