Un párroco de Córdoba niega el sacramento de la confirmación a un joven transexual a no ser que «acepte el castigo que Dios le dio»
Nuevo caso de discriminación tránsfoba en la Iglesia católica. Ha sucedido nuevamente en Andalucía, en concreto en Posadas (Córdoba), donde a un chico de 28 años el párroco de Santa María de las Flores le ha negado el sacramento de la confirmación por su condición transexual. Nada especialmente sorprendente, si se tiene en cuenta que el obispo de Córdoba es uno de los principales ejemplos de la obsesión tránsfoba en la que la jerarquía católica española parece haberse instalado en los últimos tiempos.
Apenas unas semanas después del último episodio que saltó a los medios, ocurrido en Écija, una nueva persona transexual es víctima de la discriminación tránsfoba en una parroquia andaluza. José Belloso es un peón agrícola de Posadas. Un chico humilde, una de cuyas principales ilusiones es ser padrino de su sobrina. Es por eso que decidió seguir el curso de catequesis para poder confirmarse. Sin embargo, cuando debía entregar la documentación necesaria para recibir el sacramento a finales de mayo, el párroco le dijo que era imposible. «Me dio un no rotundo. Me dijo que no me confirmaba, que había tenido una reunión con el obispo y le había dicho que no se admiten a las personas transexuales. Que yo me tenía que haber quedado como estaba, siendo una mujer, y haber aguantado el castigo que Él (Dios) me mandó sin ofender a la naturaleza que Él me dio», ha declarado José a eldiario.es. El párroco, José Antonio Agüero, le hizo además preguntas íntimas que José se negó a contestar (como «si estaba operado»).
Agüero ha respondido a eldiario.es que «nosotros no podemos cambiar lo que Dios ha hecho. Si lo creó mujer, mujer será para siempre». El párroco afirma que como mujer entró en la Iglesia y así sería llamado por el obispo para recibir la confirmación. Asegura además que José no le dijo que era un hombre transexual y que se enteró por su madre. Niega, eso sí, que no permitirle acceder a la confirmación como varón sea discriminatorio.
José Belloso cuenta con el apoyo de su familia e incluso de buena parte de sus compañeros de catequesis. Considera, además, que nadie tiene por qué intermediar entre Dios y él por lo que a su doble condición de persona transexual y cristiana se refiere. El joven también ha recibido el apoyo del Observatorio Español contra la LGTBfobia, que en un comunicado ha pedido a la Iglesia católica española que se acerque a los posicionamientos de las iglesias del centro y norte de Europa. En su comunicado, el Obervatorio menciona el ejemplo inclusivo del Sínodo católico de Tréveris, en Alemania, que precisamente recogíamos este fin de semana en dosmanzanas.
La obsesión de la Iglesia católica con la transexualidad
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, es de hecho uno de los principales ejemplos de la reciente obsesión con la transexualidad de la jerarquía católica española, que parece haber sustituido a su más tradicional odio homófobo. Ya en enero de 2013 Fernández difundía su mensaje tránsfobo en una carta pastoral en la que criticaba la “ideología de género” que “sitúa al hombre por encima de Dios”. “La ideología de género es una filosofía, según la cual el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente”, añadía. “Ya no valdrían las ecografías que detectan el sexo de la persona antes de nacer. Esperamos un bebé. ¿Es niño o niña? La ecografía nos dice claramente que es niña. No. Lo que vale es lo que el sujeto decida. Si quiere ser varón, puede serlo, aunque haya nacido mujer. Y si quiere ser mujer puede serlo, aunque haya nacido varón. No se nace, se hace. Al servicio de esta ideología existen una serie de programas formativos, médicos, escolares, etc. que tratan de hacer ‘tragar’ esta ideología a todo el mundo, haciendo un daño tremendo en la conciencia de los niños, adolescentes y jóvenes”, aseguraba entonces el obispo de Córdoba.
Pero no es el único, por desgracia. Hace pocas semanas eran tres obispos madrileños, entre ellos el de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, los que cargaban con fiereza contra la Asamblea de Madrid por aprobar una avanzada ley integral de transexualidad. Ya antes, de hecho, el obispo de Alcalá de Henares había incluido menciones tránsfobas en sus diversas diatribas, como la que lanzó en diciembre de 2014, cuando incluyó a la “despatologización de la así llamada transexualidad” en la lista de supuestos objetivos de una perversa agenda LGTB.
La actitud del papa Francisco no ayuda…
Lo cierto es que el más importante ataque a las personas transexuales surgido del ámbito católico en los últimos años ha venido precisamente de la mano del papa Francisco y su reciente encíclica Laudato si’, como bien contamos en su momento. Más allá de gestos mediáticos aparentemente conciliadores, lo cierto es que la encíclica de Francisco sobre el medio ambiente contiene un claro mensaje tránsfobo. Es, en concreto, en su punto 155, donde el argentino aprovechaba para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad”. Según aseguraba el papa, “cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana.
No era el primer aviso de Francisco. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba el papa solo unos meses antes de su encíclica.
Mientras sigan los jerarcas campando a sus anchas pierden el tiempo. Lo máximo que les darán serán disgustos.
No puedo comprender el empecinamiento de la comunidad LGBT, en general, en pertenecer a una institución que va contra ellos y sus derechos.
Efectivamente, es absurdo querer participar en las actividades de una organización religiosa entre cuyos fines está la represión LGTB. En buena parte, este muchacho se lo tiene ganado.
Ahora bien: ¿por qué nos hacen pagar a todos los españoles esa institución, queramos o no? No me venga el masocatólico de turno diciendo que si la casilla del IRPF y tal. Porque los profesores de religión en centros públicos, los capellanes castrenses y de los centros penitenciarios no salen de esa casilla. Sin contar con las exenciones en IBI, IVA y sociedades.
Leo que se dice:
Si se dijera algo similar sobre el árbitro Jesús Tomillero, sería inaceptable. Pero como es cristiano entonces se puede decir semejante tontería.
Hace falta no saber en absoluto qué significa la fe religiosa para la identidad de alguien para hablar con tanta ligereza.
Como siempre, los lgtb cristianos católicos: despreciados por unos y por otros. No por lo mejor del activismo lgtb, cierto, pero sí por muchos lgtb.
Contesto yo aunque no soy al que has contestado.
A ver, el símil con el fútbol no tiene nada que ver. El fútbol no se manifiesta contra los derechos de las personas LGTB, aunque gran parte de sus aficionados o dirigentes sean homófobos no hacen campañas públicas desde esas instituciones para pedir que las personas LGTB no tengamos derecho a casarnos, a adoptar hijos, etc… Por tanto ese símil fubolístico no vale.
Por otro lado, yo respeto que cada cual tenga las creencias que quiera, pero sabes a que te enfrentas cuando te acercas y quieres formar parte de una institución que te rechaza, que va contra tus derechos y contra tu persona. Por eso entiendo lo que dice el compañero de «se lo tiene ganado», porque por hacer un símil más parecido a la realidad, ¿a que como persona LGTB nunca se te ocurriría acercarte a una institución nazi?
No soy católica, pero entiendo que la iglesia busca almas que le sigan y entiendo que estas no tienen sexo, por lo que es absurdo rechazar a alguien por su orientación y/o identidad sexual.