Explorando «la Era Grindr»: crítica de «Grinder El Musical» y entrevista al director Davo Marín
Creada por Joel Simkhai, la aplicación Grindr se lanzó al mercado estadounidense el 25 de marzo de 2009, ganando popularidad internacional poco a poco hasta el punto de que en el 2012 contaba con más de cuatro millones de usuarios en 192 países. Su funcionamiento era simple y su uso efectivo: bastaba (basta) con crearse un perfil con una foto y un par de líneas descriptivas (o no, si se prefiere el anonimato) para empezar a conectar con usuarios gais geográficamente cercanos, marcando un antes y un después en lo que al “radar gay” se refiere. En enero de 2011 Grindr ganó el premio al mejor sitio web de citas para móvil, surgiendo en septiembre de ese mismo año la versión castamente heterosexual (o, mejor dicho, no estrictamente gay), Tinder.
Dada la relevancia de Grindr entre la comunidad gay, varios han sido los productos culturales surgidos de la denominada “Era Grinder” (hace unas semanas, sin ir más lejos, os hablaba de los 99 microrrelatos eróticos contenidos en Una barba para dos [crítica], de Lawrence Schimel). Grinder El Musical no es, por tanto, el primer espectáculo teatral que cuenta con la popular aplicación como protagonista, pero sí el primero disfrutable dentro de nuestras fronteras, concretamente en el Teatre Eixample de Barcelona, donde permanecerá hasta el 3 de julio siempre y cuando el éxito cosechado no lleve al teatro a prorrogarlo. Y es que nos encontramos ante un divertidísimo musical en el que Miss Grinder (Irene Hernández) observa a los nada sutilmente denominados (¿para qué ser sutil en Grinder?) EMPOTRADOR (David Teixidó), CULO_TRAGÓN (Óscar Domínguez), GYMxGYM (Joan Vall), BUSCO-NOVIO (Alberto Espinosa) y DISCRETO (Álex Marteen), tiernos —sí, pese a todo— representantes de las principales corrientes encontradas en una aplicación donde los románticos escasean y todos se vuelven más lanzados y fríos de lo que lo serían en el “mundo real” gracias al siempre peligroso anonimato.
Con diálogos ingeniosos que alcanzan el escándalo y la vulgaridad sin traspasarlos en exceso (bueno, según se mire…); números musicales que, sin ser obras de arte en sí mismos, sí logran hipnotizarnos; grandes dosis de sexualidad desprejuiciada y un hilarante apoyo visual de viva actualidad, Grinder El Musical huye del camino fácil para ofrecer un entretenimiento perfectamente disfrutable para cualquier espectador liberal al margen de su sexualidad, si bien despertará especial empatía entre los usuarios de tan icónica aplicación, quienes se verán reflejados en las peculiares temáticas planteadas: el contraste entre los ansiosos y los que se hacen los interesantes, la revelación personal fruto del lenguaje utilizado, los peligros del sexo sin protección, las diferencias entre la red y la realidad, etc. Cierto es que la imagen que el espectáculo da de la homosexualidad masculina es excesivamente sexual, pero el show no hace sino reflejar la realidad que, para bien o para mal, presenta Grindr (para románticos empedernidos, casi mejor Tinder o la vida real). Bravo por la dramaturga Serena Altair, el compositor musical Álex Marteen (sí, DISCRETO), la coreógrafa Carme Milán, el director Davo Marín y por supuesto el fantástico reparto por entregarnos un vibrante espectáculo exento de prejuicios para el que a estas alturas la sociedad ya debería estar más que preparada.
Dada mi grata sorpresa, decidí hacer una entrevista a Davo Marín [fotografía de Nacho Juárez], fundador de RetorCía y director de Grinder El Musical para saber un poco más acerca de un espectáculo al que indudablemente queda mucho camino por delante.
¿Cómo y cuándo surgió la idea de dedicar una obra de teatro a Grindr?
La idea surgió en mayo del año pasado. Como usuario de la aplicación, me vi envuelto en conversaciones en las que me encontré a mi mismo diciendo cosas que nunca hubiera dicho de haber tenido a la persona delante. Es lo que tiene la pantalla, que te permite esa distancia, esa deshumanización y falta de empatía. Es muy fácil caer en el egoísmo extremo. Si a eso le añades el surrealismo que desprende una parrilla de fotografías donde cada uno expone sus necesidades emocionales y sexuales, tenemos un caramelo digno de subir al escenario.
¿Y por qué un musical?
Pese a que no soy un gran amante de los musicales, siempre me ha interesado el código del propio género. Desde el inicio ya lo planteé como una comedia acelerada, cruel y casi absurda. El hecho de poder musicalizar diálogos o pensamientos internos de los personajes me acercaba a esta fugacidad y rapidez de la propia aplicación. Por otro lado, RetorCía nunca había hecho un musical y los terrenos desconocidos nos atraen.
¿Qué pros y contras ves a “la era Grindr”? ¿Es la obra una crítica o una exaltación?
“La era Grindr” no deja de ser un reflejo de lo que tenemos hoy: “Lo quiero todo y lo quiero ya”. A priori esto no debería suponer un problema. Pero parece ser que sí. Las aplicaciones no son responsables de nuestras actitudes y nuestra manera de relacionarnos. Hemos dado con el sistema perfecto para hinchar nuestro ego, para ser crueles y mostrar lo que nos interesa de nosotros mismos. Es muy fácil mentir, y eso nos gusta. Grinder El Musical no deja de ser un espejo de todo eso. Exaltamos la libertad sexual, el placer sin tabúes y las diferencias, pero desde la crítica. ¿Hacia la aplicación? No, hacia nosotros mismos.
¿Huir de problemas de derechos es tan fácil como añadir una e? (de Grindr a Grinder)
No, va un poco más allá. La aplicación está registrada como tal, no como espectáculo, así que mientras no usemos su imagen y el mismo nombre… ancha es castilla.
Tanto el guion como la puesta en escena son bastante provocadoras, pero ¿hubo alguna línea que no os atrevierais a cruzar?
Al principio todas las líneas eran difíciles de cruzar. Ahí fue cuando Serena Altair (dramaturga) y yo, tuvimos que decidir qué cantidad de azúcar había que poner en las escenas. Y edulcorando, se trataba de otra cosa, pero no un reflejo del uso que se hace de la App. Ser “correcto” cuando continuamente se ven muestras de machismo, homofobia, serofobia, violencia, abuso de poder… sería absurdo.
¿Qué problemas os habéis encontrado a la hora de confeccionar y distribuir una obra así?
A la hora de crearla nos encerramos en la sala de ensayo y la verdad es que ni nos planteábamos nada al respecto: se trabajó con mucha libertad por parte de todo el equipo. Sí que es verdad que, una vez se inició la campaña de promoción y difusión, el contenido y la imagen se nos han censurado continuamente. Desde subirle el escote a la actriz, cambiar letras de canciones e incluso silenciar la palabra “marica”. Estas cosas no están bien vistas. En cambio, en la tele tenemos programas de televisión donde las chicas son el objeto sexual de machos triunfadores, noticias de mediodía con niños desangrándose, debates que se basan en el uso de la violencia… Somos muy hipócritas.
¿Fue difícil encontrar actores dispuestos a participar en ella? ¿Podrías hablarnos un poco del genial sexteto protagonista?
La verdad es que no hicimos casting. Los tres miembros de la compañía RetorCía somos profesores de interpretación. Una vez diseñados los personajes nos fue fácil encontrar a los actores idóneos. Hemos intentado huir del típico perfil de intérprete de musical. A nivel artístico, damos más valor a la capacidad de riesgo que se puede asumir sobre el escenario que a las aptitudes para actuar, cantar o bailar. Grinder El Musical no pretende ser un musical convencional, ni en la forma, ni la esencia. Los seis intérpretes tienen formación y experiencia muy diferente entre ellos. Estas diferencias son las que realmente me atraen como director.
¿Te preocupa la imagen de la homosexualidad que pueda dar una obra tan sexualizada?
Siempre lo he tenido muy claro. Hemos hecho Grinder El musical y no Gay El Musical. Pensar que todos los homosexuales somos como los personajes de esta obra sería como decir que todos los heterosexuales son como Jack y Rose en Titanic. En el patio de butacas puede, o no, haber empatía e identificación, pero creo que va más allá de con quién te metas en la cama. Es teatro, no un estudio sociológico.
Aun así, la obra aprovecha para concienciar acerca del sexo responsable, ¿tuvisteis esta idea en mente desde el principio como contraste a la perenne gamberrada?
Como compañía es un discurso que tenemos muy claro y defendemos. Luchamos contra el estigma y la única manera es visibilizar. Nuestra anterior producción, Discordants, explica la historia en la que ella es portadora del VIH y él no. En Grinder El Musical no era la idea, pero la salud sexual también es un tema que aflora en la App: buscar gente “sana”, el bareback o el serosorting. No lo juzgamos, simplemente lo exponemos. Es curioso: mucha gente se queda con estas escenas del musical. ¿Por qué será? ¿Quizás seguimos faltos de información?
¿Qué recepción notáis por parte de crítica y público?
Estamos gratamente sorprendidos por la respuesta del público y la crítica. La obra no deja indiferente y eso ya es un logro. Ni somos una compañía conocida ni ninguno de los intérpretes sale en la televisión. Ver tanto público reír en el patio de butacas y poniéndose de pie al final de la función no era algo que entrara nuestros planes.
¿Cuán limitado está el espectáculo al público gay?
¿Existe un público gay y un público heterosexual? Es cierto que no todo el mundo hace uso de esta aplicación, pero ¿cuántas veces hemos ido al teatro y hemos visto cosas que desconocemos? Que los protagonistas de la historia sean gais no conlleva que el público tenga que ser gay. Una vez más, nos topamos con el heteronormativismo. Hasta que no se dejen de marcar estas diferencias no habrá igualdad.
Seguro que muchos rincones de España piden a gritos este tipo de espectáculo, ¿habrá vida más allá de Barcelona?
No sólo en España, nos han hecho propuestas desde Latinoamérica. Estamos muy sorprendidos, pero aún es pronto para hablar de futuro. Ahora toca disfrutar de las funciones que nos quedan y una vez estemos más tranquilos nos pondremos a ello. De momento no podemos decir nada, pero parece ser que esto no se acaba aquí.
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Acerca del Author
JuanRoures
Escritor y activista, hablo de cine en 'La estación del fotograma perdido', de dudas lingüísticas en '¿Cómo se dice?' y de cultura LGTB en 'dosmanzanas' (sección: 'Apolo vive enfrente'). He publicado la novela 'Bajo el arcoíris' y dirigido el cortometraje 'Once bitten, twice daring', ambos de temática gay. También soy corrector ortotipográfico y de estilo. Trabajo en la UAM.
No me gusta grindr, me convierte en un objetivo en el radar para grupos neonazis infiltrados. En Londres, grindr está siendo utilizado por bandas de delincuentes para localizarnos y asaltarnos.
Prefiero quedar en lugar seguro y saber que la persona de enfrente también es lo mismo que yo.
Mi más sincera enhorabuena tanto a RetorCía como al escritor Roures. Vi hace poco el musical, del que escribo una crítica para la revista de mi Universidad (Complutense) y me resultó fascinante su frescura y la originalidad de la temática. Gracias a este blog, que incluyo entre los recursos web de mi crítica, he encontrado respuesta a muchas de las preguntas que me hacía y sobre las que debía reflexionar. Altamente recomendada! Un abrazo desde Madrid!
No me parece nada del otro mundo, simplemente aprovechar el tirón para hacer caja. Hay musicales mucho mejores a ese precio, aunque no sean marikas.