La administración Obama anunciará esta semana el fin de la prohibición de servir en el Ejército a las personas trans
La administración Obama anunciará oficialmente esta misma semana el final a la prohibición de servir abiertamente en el Ejército de los Estados Unidos a las personas trans, según adelantaba el pasado viernes USA Today. La noticia llega cinco años después del final del “Don’t ask, don’t tell”, la ley que obligaba a los militares gais, lesbianas y bisexuales a mantener en secreto su orientación. Un retraso que muestra de nuevo que las personas trans constituyen el grupo más débil y vulnerable del colectivo LGTB.
La política de “Don’t ask, don’t tell” fue derogada por el Congreso de los Estados Unidos en diciembre de 2010, después de un complicado proceso de discusión, aunque no fue hasta septiembre de 2011 cuando la derogación entró en vigor. Quedaban fuera sin embargo las personas transexuales. De hecho, no fue hasta hace un año cuando el secretario de Defensa Ash Carter anunciaba que por fin se ponía en marcha el proceso para acabar con la discriminación tránsfoba. “En una época en la que la experiencia ha enseñado a nuestras tropas que la cualificación más importante es su disposición a cumplir son su trabajo, nuestros oficiales y personal alistado se enfrentan a regulaciones que les transmiten lo contrario. Es más, tenemos soldados, marineros, aviadores y marines transexuales, verdaderos patriotas americanos, que sé que están sufriendo un gran daño debido a una política obsoleta, confusa e inconsistente, que es contraria a los valores del servicio y del mérito individual“, aseguraba Carter.
El secretario de Defensa anunciaba entonces la creación de un grupo de trabajo, formado por civiles y militares y liderado por el subsecretario de Personal del Departamento de Defensa, Brad Carson, encargado de revisar las regulaciones militares y de evaluar las implicaciones jurídicas, sanitarias y administrativas del cambio. Entre ellas, cómo abordar el cambio en lo referido a uniformidad, alojamiento o uso de instalaciones, pero también, por ejemplo, hasta qué punto el Ejército estará obligado a sufragar el coste de eventuales procesos de reasignación de sexo de sus miembros transexuales, así como el entrenamiento y estándares físicos que se les exigirán durante el proceso de transición.
El proceso que se inició el año pasado debía culminar con el anuncio oficial del fin de la prohibición, aunque mientras tanto cualquier decisión sobre la expulsión de militares que ya formen parte del mismo debía ser evaluada por el propio Brad Carson, en lo que fue interpretado como una especie de “moratoria oficiosa”. Se desconoce cuantas personas transexuales sirven en la actualidad en el Ejército estadounidense, pero algunas estimaciones sitúan la cifra en unas 15.000, teniendo en cuenta tanto a militares en activo como reservistas.
El proceso por fin parece haber concluido. Según fuentes de USA Today, el anuncio se producirá oficialmente esta semana, antes de que concluya oficialmente el mes del Orgullo LGTB en la administración estadounidense (y que el Departamento de Defensa también celebra). El final de la prohibición estará vigente desde el primero de julio, aunque se abriría un periodo de transición de un año para que los diferentes cuerpos del Ejército hagan las modificaciones pertinentes.
A diferencia del final de «Don’t ask, don’t tell», que precisaba un cambio legislativo, el final de la prohibición de servir en el Ejército a las personas transexuales (teóricamente una causa de exclusión «médica») es una decisión administrativa. Ello no significa que no vaya a ser polémica, aunque la administración Obama se ha preocupado de trabajar internamente con los militares para minimizar la previsible oposición de muchos de ellos.
Otro elemento que habrá que tener en cuenta es la reacción de los republicanos, especialmente en un momento en que la oposición a los derechos de las personas trans parece haberse convertido en seña de identidad de su sector más reaccionario. No conviene olvidar que los republicanos controlan el Congreso, y bien podrían intentar promover iniciativas que obstaculicen el proceso.
En este sentido, habrá que ver cuáles son los detalles concretos. Mac Thornberry, representante republicano por Texas y presidente del Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, ya expresó en su momento su preocupación por los costes del proceso, así como por la cobertura sanitaria que el Ejército daría a sus miembros transexuales, y el pasado viernes, tras conocerse la noticia, expresó su desagrado porque «el secretario Carter haya puesto la agenda política de una administración saliente» por encima de las que a su juicio son verdaderas necesidades militares. Confiemos en que todo discurra por cauces razonables y se ponga por fin punto final a una discriminación intolerable.
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Flick
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