El activismo brasileño lanza un grito contra la creciente LGTBfobia a menos de un mes del comienzo de las Olimpiadas de Río
El próximo 5 de agosto tendrá lugar la apertura oficial de los Juegos de Río 2016. El estado de las infraestructuras, el descontento social, la corrupción política, el virus del Zika, la contaminación de las aguas… son solo algunos de los temas que viene recogiendo la prensa generalista a colación de las Olimpiadas durante las últimas semanas, sin olvidar las noticias puramente deportivas. Sin embargo, desde dosmanzanas queremos hacernos eco de la llamada de atención del activismo LGTB brasileño, hostigado por la intolerancia, la violencia e incluso la muerte. Prácticamente cada día en Brasil es asesinada una persona trans o un hombre homosexual. Entretanto, políticos y líderes religiosos (sobre todo evangélicos) alientan el odio y la discriminación, obviando la responsabilidad de sus mensajes y acciones…
La realidad de la comunidad LGTB en Brasil es muy preocupante, especialmente entre las facciones más vulnerables y con menos recursos. El país carioca es un ejemplo claro de que la conquista de ciertos derechos reconocidos (como la aprobación del matrimonio igualitario en 2013) no son un sinónimo instantáneo de la igualdad real. Incluso algunos líderes políticos, que mostraron en un principio su abierto apoyo a los derechos LGTB, han ido modulando su discurso para evitar la pérdida de apoyos; recordemos el caso de la candidata socialista Marina Silva.
Lo cierto es que la nación brasileña acumula más de 1600 asesinatos a personas LGTB en los últimos cuatro años y medio. Y esta es solo la punta del iceberg, ya que muchas agresiones o no se denuncian o no se contabilizan como crímenes de odio LGTBfóbico. Varios asesinatos homófobos ocurridos durante las últimas semanas ponen de manifiesto la necesitad de políticas específicas contra el odio y la violencia, como reclaman las asociaciones igualitarias y las organizaciones de derechos humanos.
La misma semana en la que se produjo la masacre homófoba de Orlando, los profesores gais Edivaldo Silva de Oliveira y Jeovan Bandeira eran brutalmente asesinados en Bahía. Los maestros, personas respetadas y queridas por su entorno, fueron encontrados en el maletero del coche de Silva en la carretera BA-120. El vehículo y los cuerpos estaban carbonizados. Solo en lo que va de año se han registrado ya 160 casos de muertes violentas de personas LGBT en Brasil, según denuncia el Grupo Gay de Bahía.
Pero detrás de cada víctima hay una historia. Una de las más recientes que se conoce es la de “Pandora”, la mujer trans asesinada en el centro de São Sebastião el pasado fin de semana. La víctima salía de un bar cuando recibió varias puñaladas por parte de un hombre desconocido. Por cierto, no ayuda mucho el tratamiento que algunos medios de comunicación generalistas de Brasil dan a la orientación sexual y a la identidad de género. Al documentar el caso de “Pandora” encontramos que varios medios se refieren a ella desde “hombre homosexual” hasta “travesti”, aunque la Red Trans de Brasil sí la reconoce como una víctima transexual.
Precaución a los turistas LGTB que acudan a las Olimpiadas
Ante este panorama, algunos medios LGTB internacionales recomiendan “prudencia” y “precaución” a los turistas y aficionados LGTB que viajen a Río de Janeiro para disfrutar de las Olimpiadas. Aunque se garantice la seguridad en las inmediaciones de los recintos deportivos y se incremente la presencia policial en Ipanema, Copacabana y en las zonas más turísticas, conviene evitar los barrios conflictivos y las áreas más desprotegidas, sobre todo yendo solos.
En todo caso, los Juegos de Río son una oportunidad para poner el foco en los problemas de las personas LGTB de Brasil (como se está haciendo con la violencia en general, con la utilización de los recursos públicos por parte de los gobernantes o con la crisis sanitaria y medioambiental). Al fin y al cabo, cuando pasen los Juegos Olímpicos, por desgracia, los brasileños LGTB tendrán que seguir haciendo frente al estigma, a los discursos de odio y a la violencia LGTBfóbica.
Evangélicos contra la igualdad en Brasil
Los representantes públicos evangélicos se han convertido en uno de los voceros más críticos con la igualdad de las personas LGTB en los últimos años en Brasil. Jean Wyllys, el primer diputado abiertamente gay del Parlamento brasileño, publicaba en su cuenta de Facebook (a raíz de la execrable matanza de Orlando) un post en el que denunciaba los “delirios homofóbicos” de políticos y líderes religiosos, a los que califica de “mentirosos” por trasladar “la idea de que gais, lesbianas y transexuales deseamos imponer una ‘ideología de género’ o la ‘cristianofobia’” y advertía que esos discursos “pueden conducir a la barbarie”.
Wyllys, que ha llegado a estar amenazado de muerte por su defensa de la igualdad y por su propia orientación homosexual (como publicaba dosmanzanas en 2011), acusa directamente a los diputados Marco Feliciano y Pastor Eurico, además del pastor Silas Malafaia, la psicóloga Marisa Lobo y a la pastora y cantante Ana Paula Valadão. También mencionaba a Jair Bolsonaro, que es católico pero defiende la agenda conservadora del Frente Parlamentario Evangélico en el Congreso. “El fundamentalismo religioso (islámico en este caso, pero también existente en otras religiones, tal como lo conocemos en Brasil) es fuente de odio contra las personas LGBT”, argumenta el diputado Wyllys.
El recalcitrante homófobo Marco Feliciano, también a través de su cuenta de Facebook, respondía a la acusación alegando que “es lamentable el grado de psicopatía de los seres humanos en este siglo. El Estado Islámico también es responsable de la muerte de más de 150 mil cristianos”. Feliciano, miembro del PSC (Partido Social Cristiano de Brasil), fue nombrado presidente de la comisión de Derechos Humanos en 2013 pese a contar entre sus antecedentes con declaraciones abiertamente racistas y homófobas.
Asimismo, Feliciano también es recordado por ser uno de los promotores de una iniciativa para reintroducir en Brasil las “terapias” reparadoras de la homosexualidad, que fue retirada cuando quedó claro que sería objeto de una contundente derrota en el pleno de la Cámara de Diputados si llegaba a votarse bajo la presión de las movilizaciones sociales que tenían lugar en ese momento, en las que participó de forma muy activa el colectivo LGTB.
Incluso otros destacados pastores evangélicos, como el profesor universitario Roberlei Panasiewic o el teólogo de la Asamblea de Dios José Gonçalves, se han distanciado de las posturas extremistas de Feliciano y lo han calificado de “fundamentalista”.
La influencia que los grupos evangélicos, en cualquier caso, es cada vez mayor en Brasil (solo hay que recordar que agrupan ya a un quinto de la población). En mayo de 2013, por ejemplo, los evangélicos convocaban a más de 100.000 personas en Río de Janeiro para protestar contra el matrimonio igualitario, reconocido en todo el país por decisión del Consejo Nacional de Justicia. Bien es cierto que pocos días después cientos de miles de personas celebraban con gran éxito la 17ª edición del Orgullo LGTB de São Paulo.
Hay que aprovechar los Juegos para dar visibilidad al colectivo, los derechos y realidad LGBTI en Brasil.