Celebrada la primera unión civil de una pareja del mismo sexo en Italia
El pasado domingo 24 de julio tuvo lugar la primera unión civil de una pareja del mismo sexo en Italia. El alcalde de Castel San Pietro, Fausto Tinti, celebró la ceremonia de unión de la pareja formada por Deborah Piccinini y Elena Vanni, tan solo un día después de que entrara en vigor la ley aprobada el pasado mes de mayo. Ambas han expresado su felicidad y, tras la ceremonia, han afirmado: “Desde el punto de vista del derecho, todos somos iguales, estamos muy emocionadas y esperamos haber abierto un camino”.
El sábado 23 de julio entraba completamente en vigor la ley de uniones civiles que aprobó el Parlamento italiano el pasado 11 de mayo, tras un largo y accidentado proceso. Tan solo un día después, Deborah Piccinini y Elena Vanni, de 46 y 45 años respectivamente, se unían civilmente en el municipio de Castel San Pietro, con el alcalde, Fausto Tinti como celebrante. Lo hicieron acompañadas de un restringido número de allegados y amigos, entre los que se encontraban los padres e hijos de ambas, que eran superados ampliamente en número por los representantes de los medios de comunicación, dada la expectación despertada.
El alcalde citó la Constitución italiana y leyó el texto de la nueva ley de uniones civiles, concluyendo con las siguientes palabras: “Gracias Deborah y Elena por habernos ayudado a ser mejores personas. Os declaro unidas civilmente”. El público presente estalló en aplausos, mientras las dos contrayentes sellaban su unión con un beso. Luego, dirigieron a invitados y espectadores sus primeras palabras: “Estamos emocionadas, gracias por estar aquí, es hermoso compartir con todos vosotros estos momentos”. A todos ellos les regalaron una tarjeta en la que se leía: “Nuestras vidas son verdaderamente nuestras”.
Deborah y Elena se conocen desde hace quince años, y son pareja desde hace cinco. Viven y trabajan en Castel San Pietro, una pequeña ciudad medieval cercana a Bolonia. Tras pasar unos diez días en la playa de Puglia, tienen en proyecto celebrar la auténtica luna de miel en el mes de septiembre, haciendo un viaje a París.
Una unión civil muy lejos del matrimonio
La pareja constituida por Deborah y Elena, sin embargo, no disfrutará de los mismos derechos que un matrimonio. La fuerte oposición de los sectores más conservadores, alentados por la iglesia Católica, hizo que el proyecto de ley inicial se fuera degradando, para concluir siendo un texto legal bastante “descafeinado”.
La ley finalmente aprobada no contempla ni siquiera la stepchild adoption (la adopción de los hijos del otro miembro de la unión). Las parejas del mismo sexo con hijos, por tanto, seguirán estando obligadas a acudir a la justicia italiana caso por caso para hacer valer sus derechos. Y es que los jueces italianos, salvo excepciones, se están mostrando más sensibles que la clase política de ese país hacia la realidad familiar de las personas LGTB. La propia stepchild adoption, por ejemplo, ha sido ya reconocida por varios tribunales.
Un detalle menor para algunos pero especialmente simbólico, y que deja bien claro el afán de los legisladores homófobos por dejar su impronta en el proyecto, ha sido la supresión de la “obligación de fidelidad” que, del mismo modo que la ley italiana exige a las parejas casadas, el proyecto inicial exigía a las parejas del mismo sexo unidas civilmente. Por curioso que parezca, se trataba de un aspecto que había sido especialmente criticado por los contrarios al proyecto porque en su opinión hacía prácticamente indistinguible a esta institución de la del matrimonio. Eliminarlo ha traído como consecuancia, en cierto modo, oficializar que la relación afectiva que se le supone a dos personas del mismo sexo unidas civilmente es de peor calidad que la que se le supone a una pareja de distinto sexo casada.
De hecho, las uniones civiles italianas entre personas del mismo sexo son consideradas jurídicamente una “formación social específica”, término que nadie sabe muy bien qué significa, pero que fue introducido con objeto de configurarlas como una rareza que las diferencie, por ejemplo, del matrimonio.