Un beso entre dos hombres, eliminado del montaje final de «La Leyenda de Tarzán» para evitar posibles críticas
Nuevo estreno cinematográfico precedido de polémica… bajo la sombra de la autocensura. La secuencia de un beso entre los actores Alexander Skarsgård y Christoph Waltz, dos de sus estrellas masculinas, fue recortada del montaje final de la película La leyenda de Tarzán, producción estadounidense dirigida por David Yates, ya que, según este, las «audiencias de prueba se quedaron perplejas».
En declaraciones a The Times, Yates ha contado que, como parte de un esfuerzo por no «[caer] en la trampa de lo que Tarzán representaba para algunas personas”, decidió rodar una escena en la que Tarzán (interpretado por el actor Alexander Skarsgård) y el despiadado soldado belga Rom (interpretado por Christoph Waltz) se besaban. Según Yates, el beso tenía lugar mientras Tarzán está inconsciente y Rom se siente atraído por el “salvajismo” de su enemigo.
Las pruebas de audiencia son un ejercicio habitual antes del estreno de muchas películas. En ellas, la productora responsable pone a prueba su trabajo ante diferentes grupos de espectadores para ver cómo reaccionan. Y, en función del resultado, deciden si hacen cambios en el montaje antes del estreno. En este caso, Yates prefirió autocensurar su trabajo antes de que el público pudiera criticar lo que podría ser considerado inclusión de una escena gay en su película, que se estrenará en las salas de cine españolas el próximo 22 de julio. «Lo quitamos porque parecía demasiado […] Era un extraño, realmente extraño momento, cuando Christoph lo besa. En su momento nos encantó. Pero las primeras audiencias de prueba se quedaron perplejas y al final sentimos que resultaba demasiado sofisticado y forzado”, explica Yates.
La polémica cinematográfica coincide en el tiempo con la desencadenada por la decimotercera entrega cinematográfica de la saga Star Trek, por la aparición como hombre gay del teniente Hikaru Sulu, piloto de la nave Enterprise. No deja de sorprender, en cualquier caso, que en pleno 2016 un director de cine pueda aún autocensurar una obra cinematográfica por el miedo a las críticas tras mostrar un beso entre dos hombres.