La residencia para jóvenes LGTB sin techo financiada con la herencia de Bea Arthur («Las chicas de oro») abrirá en febrero
Han pasado siete años desde que nos dejó, y por fin la que fue su voluntad póstuma, la apertura de un albergue para adolescentes LGTB sin techo, está a punto de hacerse realidad. La residencia Bea Arthur, gestionada por Ali Forney Center, una organización de Nueva York que ayuda a estos jóvenes, abrirá sus puertas en febrero.
Poco después de su muerte se supo que Bea Arthur legó 300.000 dólares a la organización con la que venía colaborando desde varios años antes. Ya en su momento, Carl Siciliano, director ejecutivo de Ali Forney Center, explicó que el dinero iría destinado a poner en marcha un centro en el que acoger a jóvenes LGTB expulsados de sus hogares. Siete años después, el centro, que dispondrá de 18 plazas en un edificio rehabilitado del East Village, en Manhattan, es ya casi una realidad. Debería haber abierto sus puertas este verano, pero problemas con las obras han retrasado su apertura a febrero de 2017. La nueva instalación servirá para paliar, aunque sea mínimamente, la grave crisis que sufre la ciudad de Nueva York, en la que se estima que hay unos 20.000 jóvenes sin hogar, de los cuales un 40% serían de hecho LGTB.
Una estrella inolvidable
Bea Arthur, además de estrella televisiva (cómo no recordarla en Las chicas de oro, serie mítica para los que ya tenemos una cierta edad…) fue una de las grandes damas del teatro musical. Entre otros galardones, recibió un premio Tony y dos Emmy. Estuvo casada dos veces y tuvo dos hijos adoptivos. Fue además una mujer comprometida con los derechos de mujeres, mayores y personas LGTB, así como con la defensa de los animales.
Una gran señora, a la que, como hicimos en su momento, nos permitimos homenajear a través de uno de sus momentos en la serie que le dio fama mundial…
Grande Bea, grandes Las chicas de oro. Siempre vivirán en nuestra memoria.
Es loable la actitud de Bea Arthur, chica de oro. En EEUU parece que esta clase de acciones son habituales, dada su falta de una seguridad social al estilo europeo. Prefiero nuestro sistema. Que no nos lo quiten.