Tres obispos madrileños lanzan un nuevo mensaje de odio tras la aprobación de la ley regional contra la LGTBfobia
Los obispos de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla; de Getafe, Joaquín María López de Andújar, y el obispo titular de Mentesa (diócesis titular sin territorio asignado) y auxiliar de Getafe, José Rico, han vuelto a cargar de nuevo contra la Asamblea de Madrid, en esta ocasión por la histórica aprobación de la ley madrileña contra la LGTBfobia. Se trata de los mismos tres obispos que ya antes cargaron contra el órgano legislativo autonómico por aprobar una avanzada ley integral de transexualidad. Parece consolidarse en la Iglesia madrileña una especie de «triunvirato del odio» ferozmente opuesto a los derechos de las personas LGTB.
Los tres obispos han vuelto a publicar una nota conjunta en la que critican la aprobación de una norma que en esta ocasión recibió el apoyo de todo el espectro político madrileño: PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, y que contó con el apoyo decidido de los colectivos LGTB de la región. Impulsada por el Gobierno regional presidido por Cristina Cifuentes, el hecho de que el PP no disponga de mayoría absoluta en la Asamblea permitió de hecho que los grupos de la oposición enriquecieran el texto durante la tramitación parlamentaria de acuerdo a las reivindicaciones de los colectivos. La histórica votación quedó solo empañada por la ausencia de dos diputados del PP que no quisieron dar su apoyo a la ley, Luis Peral y David Pérez, este último alcalde de Alcorcón (que recientemente ha protagonizado otra polémica al anunciar su intención de demandar al colectivo Arcópoli).
Pues bien, la nueva ley no ha gustado nada a los tres obispos que ya en su momento protestaron en términos muy duros contra la ley integral de transexualidad madrileña. Lo han hecho siguiendo la misma línea: acusando a la Asamblea de Madrid de perpetrar «un ataque a la libertad religiosa y de conciencia» y haciendo un llamamiento a la desobediencia civil a la ley. Ha sido en una nota titulada «Tiempo de sanación [sic], no de lamentaciones», que puedes leer íntegramente aquí.
Enfurecidos por las sanciones a las «terapias reparadoras»
Por si no tienes estómago para leer en su integridad tal alegato de odio, te extraemos algunas de sus perlas. Según los tres obispos, la ley está «inspirada por una antropología no adecuada que niega la diferencia sexual varón-mujer y la unidad de la persona cuerpo-espíritu». «Esta ley se halla en contradicción con la moral natural (…) Más aún, pretende prohibir, incluso, rezar públicamente por las personas que suplican la oración para un cambio de orientación en su vida», añaden. Especialmente rabiosos se muestran los obispos por el hecho de que la ley obligue a los centros educativos madrileños a abordar en las aulas la diversidad sexual y de género, que consideran «un ataque y censura al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias creencias y convicciones».
Pero si hay un aspecto que parece haber molestado más a Reig Pla y compañía es el hecho de que la nueva ley madrileña incluya entre las infracciones muy graves la promoción y realización de terapias de aversión o conversión con la finalidad de modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona, con independencia de que la persona sometida a tales terapias haya mostrado su consentimiento. Algo que los tres obispos consideran «un atentado a la libertad de expresión, a la libertad de cátedra, a la libertad de los científicos y profesionales en la búsqueda de la verdad, y a la libertad de las personas para orientar su vida o para pedir ayuda, incluso religiosa, en aquello que crean necesitar».
Tras expresar su rabia por los contenidos de la ley, los obispos aseguran que «los partidos políticos del arco parlamentario, también los grandes sindicatos, la mayoría de los medios de comunicación y muchas de las grandes empresas quieren imponer ‘ideológicamente’ un ‘pensamiento único’ que anule la libertad y el coraje de buscar la verdad de la persona humana, en su unidad cuerpo-espíritu y en su diferencia sexual varón-mujer». «Cuando no se busca la Verdad, cuando no se respetan ni siquiera los argumentos de la biología inherente a la genealogía de la persona, se impone por ley la ideología – en este caso la ‘ideología de género’ – y se coacciona la libertad con sanciones y persecución: nada nuevo bajo el sol», añaden.
«Luchamos contra el mal»
Para terminar, los tres obispos madrileños vuelven a insistir a sus fieles en que «es necesario y urgente promover una acción conjunta de las familias y de las asociaciones católicas en orden a defender, con todos los medios legítimos y en todas las instancias que corresponda, la libertad religiosa y de conciencia, la libertad de los padres a educar a sus hijos según sus propias creencias y convicciones, la libertad de enseñanza y los demás derechos fundamentales que, creemos, se conculcan gravemente en esta Ley».
«Si nosotros callamos gritarán las piedras», aseguran Reig Pla, López de Andujar y Rico, citando el Evangelio de Lucas e invocando finalmente la necesidad de «luchar contra el mal». «Luchamos contra el mal ganando para Jesucristo cada corazón, acudiendo a la intercesión de la Santísima Virgen María e invocando a San Miguel Arcángel. Luchamos contra el mal llevando el bálsamo de la misericordia a los que sufren la herida de la confusión y del error: su médico es Cristo y el hospital de campaña donde llevarlos y sanarlos es la posada de la Iglesia. Luchamos contra el mal, llevando a nuestras vidas lo realizado el pasado tres de junio al consagrar nuestras diócesis al Sagrado Corazón de Jesús, fuente de la verdadera misericordia y de la verdadera paz», termina el siniestro texto.
¡Claro que sí! La moral natural consiste en un matrimonio formado por un carpintero cornudo con la adúltera de su mujer que es capaz de mantener relaciones zoofílicas con un aploma extraterrestre. ¡Vamos de lo más natural! http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2013/08/dios-la-paloma-del-espiritu-santo-y-sus.html
Lo que a mi me jode es que estos sicópatas se van a ir de rositas, cuando habría que montarles un juicio como los de Nurenberg por crímenes contra la humanidad, pero durante los últimos 2000 años.